LITERATURA Y FILOSOFÍA

JUJUY- VILLAZÓN- LA PAZ

Bolivia: crónicas menores (II)

Por Mariano Pacheco

I-

Unos pasos más allá y ya es Villazón, tierras del hermano Estado Plurinacional de Bolivia. Se llama así desde marzo de 2009, luego del proceso de reforma constitucional que se produce durante el primer gobierno de Evo Morales y Álvaro García Linera, tras intensas luchas de los movimientos sociales. Antes de salir mi padre me menciona, casi al pasar, que su padre –mi abuelo, de quien casi nunca escuché hablar y de quien ni siquiera sé su nombre– nació allí. Así que al llegar a Villazón no pude evitar sentir una profunda sensación de curiosidad por esos rastros de mis antepasados. Entre un territorio y otro, unas oficinas donde se presentan documentos, un pasaje de mochilas por esas máquinas extrañas que escanean lo que llevas adentro, algunos gendarmes (hombres y mujeres) y listo: caminando nomás ingresas al “país de las mamitas”, al decir de mi amigo y compañero de ruta Tomás Astelarra.

II-

El viaje en micro es tortuoso, pero por los intensos dolores de cabeza y el frío que golpea en la madrugada, más que por la cantidad de horas (que resultaron ser varias menos de las que numerosas personas me habían indicado que duraba el trayecto) o por el tipo de camino y de transporte: en nada se parece al que hice en 2007, en unos micros mucho más viejos y por caminos oscuros que metían miedo junto a los precipicios. Esta vez ya no pude decir –como entonces– por acá no pasó el peronismo, porque por más que la sigla que llevó a Evo y a Linera a conducir los destinos del país lleve inscripta la palabra socialismo, por más tradición indigenista y de izquierda que esté presente en las militancias bolivianas, está claro que en casi dos décadas de gobierno el MAS cumplió un rol modernizador similar al que en los años cuarenta del siglo pasado le cabió al principal movimiento nacional y popular de la Argentina. Al menos en ese aspecto (rutas, tipo de transporte), el cambio fue sustancial. Así y todo, atravesar el altiplano a la madrugada sin calefacción, y sin las benditas Sorojchi Pills que descubrí al llegar, fue toda una odisea, que me llevaron a relativizar aquello que en Buenos Aires solemos decir con liviandad y frecuencia: “me duele un poco la cabeza”.

III-

La Paz es una ciudad increíble… e increíblemente ruidosa: bocinazo para avisar al de adelante que ya puede avanzar; bocinazo de quien pasa un semáforo en “amarillo picante”; bocinazo para saludar; bocinazo desde la combi para avisar a los transeúntes que caminan que hay lugar…

Lo que no se escuchan son puteadas, ni frenadas audaces, ni se ven accidentes automovilísticos. ¿Cómo explicarlo? Hay una especie de gesto zen, de asunción de que así es la dinámica de la ciudad. Calles empinadas, largas filas de autos, algún colectivo que se cruza y miles de combis que se cruzan de un carril a otro y ni un accidente, ni un grito de un móvil a otro. ¡Increíble!

Subtes obviamente no hay, trenes locales tampoco y apenas se ven unos viejos colectivos que me recuerdan a los que yo tomaba para atravesar la zona sur en los años noventa. Algunos taxis también, que no te cobran por tiempo sino por viaje, tipo remis del conurbano. Y muchas, muchas combis, identificadas según su sindicato.

Por lo que pude entender, al preguntar por la calle, las combis no son privadas (de una empresa) sino que las manejan choferes emprendedores organizados en sindicatos. Parece que todo en Bolivia tiene su sindicato (o su movimiento social), pero en la urbe como La Paz– sobre todo sindicatos. Al parecer, todo Bolivia es un gran territorio de economías populares.

Y digo al parecer porque llegué al hermano país sin muchas más lecturas que las que ya tenía desde hace unos años atrás, alguna década larga, diría más bien. Apenas llegué a terminar de escribir mis apuntes para hablar en la primera mesa del primer día del V Coloquio Internacional Louis Althusser y partí, sin poder siquiera imprimir el texto.

Me hubiese gustado, como comenta que hacía a menudo Simone de Beauvoir en casi todos los tomos de sus memorias: investigar cuestiones de historia, de geografía, de costumbres del lugar a visitar, pero en estos tiempos de pluriempleo y precarización, de stress crónico y pobreza estructural que atravesamos en la Argentina, se llega todo el tiempo a todos lados con lo justo. Mirada atenta del turista inquieto, entonces, más que la del periodista o el militante informado.

Gajes del oficio de vivir (o de sobrevivir) en estos tiempos.