Amaneciendo a una nueva etapa
Un análisis y balance de la coyuntura de los movimientos populares de Córdoba, su participación electoral y las estrategias necesarias para fortalecer su apuesta por una Argentina humana en tiempos de crisis.
Por Sergio Job* Ilustraciones: @fuskavisual
Este texto intenta realizar un análisis posible de la dinámica que está mostrando el campo popular cordobés (en una definición amplia de sus contornos) en el presente. Así, comienza intentando describir lo que viene sucediendo hacia dentro de los movimientos sociales o populares en general. Se señalan algunas experiencias políticas puntuales, como aquello que se expresa como disputas por gobiernos locales, para pasar luego a observar (tratando de poner más el énfasis en los descriptivo que en lo valorativo) qué sucede con algunas de esas u otras experiencias que han decidido la incorporación de sus fuerzas o algunos referentes al Estado cordobés (provincial o municipal). Decisión que los lleva a tener un relacionamiento particular con la alianza gobernante: sea de incorporación más o menos formal o de acuerdos parciales. También se señala la existencia de sectores del campo popular que integran el PJ provincial y los límites que la cultura política cordobesista les impone a los mismos.
Luego, intentando mantener el mismo prisma descriptivo más que valorativo, abordamos la situación del kirchnerismo local y la encerrona en que se encuentra, animándonos a proponer una salida a la misma. En los párrafos que sigen, se aborda muy escuetamente la situación de los organismos de DDHH en la provincia, por la importancia que los mismos tienen en la vida local, para pasar luego a una pequeña enumeración de otros actores importantes para la vida social y política popular, como son la universidad, el estudiantado y las diversísimas experiencias de Comunidad Organizada mediterráneas. La finalidad inicial de estas líneas era tener la mejor foto posible para pensar cuáles son las tareas y métodos correctos para lograr mayores y mejores diálogos de cara a una mayor unidad del campo popular, identificando límites, potencialidades, riesgos y oportunidades.
El campo popular cordobés lejos está de sumirse en la quietud y estos últimos meses han sido de un intenso movimiento de hormigas. Pequeño, imperceptible quizás, pero de un ir y venir constante, de cruces, diálogos, acuerdos, desconfianzas, esperanzas, dónde nadie está inmóvil. Ninguno está teniendo la claridad ni la fuerza suficiente para poder organizar el rumbo conjunto, y muy pocos creen realmente en la sinceridad con que algunos estamos proponiendo sentarnos a ponernos de acuerdo en cómo y hacia dónde, más allá del respeto de las particularidades y sectores, como estamos intentando desde Córdoba Comunidad.
Puede que las organizaciones sociales estén debilitadas cuantitativamente (algunas más que otras) pero la mayoría mantiene núcleos organizativos firmes en los pueblos y barrios en los que se encuentran. Tienen experiencia acumulada, capacidad de hacer con pocos recurso, una creatividad para construir soluciones y proponer políticas que pocos sectores muestran. Y lo más importante: en estas épocas de representatividad esmerilada o destruida de la política y los políticos, a pesar de la enorme y brutal campaña de desprestigio mediática que lanzó el poder desde hace ya varios años, los compañeros y compañeras les creen a sus dirigentes, nos saben honestos.
Habrá excepciones, seguramente, pero en general hay un capital muy sólido de confianza construida, que no es personal con el referente, sino un modo de lazo político producto de un modo de decidir y hacer que se ha construido desde fines de los noventa. Es un error pensar que son construcciones “personalistas”, en el sentido más clásico del término. Es una lógica muy distinta a la de los punteros más claśicos del pejotismo (aunque se pueda valorar y rescatar quehaceres asumidos propios de lo mejor de esa tradición). Lo nuestro es un modo de democracia de base funcionando permanentemente, que enlaza a sectores de nuestro pueblo con diversos y distintos dirigentes que encarnan ese método. Y esto es importante señalarlo, porque la resultante es una densa y cuantiosa capa de referentes legitimados (tanto de origen popular como profesionales), que no sufren mayor desprestigio dentro del mundo organizativo al que pertenece cada quien, a pesar de lo que los medios masivos digan.
Sin dudas, es hora que este modo de construir, que ha demostrado ser duradero y flexible, pueda dialogar, enlazar, enriquecer y ser protagonista, en el plano más puramente de la política popular e institucional Argentina. Reside en nuestras experiencias, la posibilidad de renovación e incorporación de sectores hoy marginados de la vida política nacional, y por ende, la capacidad de recuperar la iniciativa para abrir un nuevo ciclo de conquistas populares y realizaciones efectivas para nuestro pueblo.
Luego hay diversas estrategias y tácticas, y es ahí donde hoy está radicando nuestra principal debilidad. Una primera foto al sector puede dar como imagen: a) una gran fragmentación y dispersión que conforma un archipiélago de pequeños (pequeñísimos en varios casos) grupos; b) la mayoría de ellos sin objetivos estratégicos sustanciales y un tacticismo mecánico, exasperante, mediocre, mímico, corporativo, que se agota en sí mismo y es inefectivo para alguna transformación estructural; c) una sub-representación importante del sector en la política institucional cordobesa.
A esto debe añadirse otro hecho en que afinca nuestra esmerilada confianza en nosotros mismos: la responsabilidad que sabemos tenemos como distrito por el triunfo de las opciones políticas más reaccionarias y derechistas a nivel nacional, quienes ganaron montados siempre sobre el aluvión de votos cordobeses.
Por otro lado, si bien el mundo gremial merece un análisis más detallado, por la cantidad de matices, expresiones e inserciones, creemos que en línea general, el análisis que proponemos para los movimientos sociales vale también en gran parte, para el sindicalismo cordobés, a quienes convocamos, al menos sus sectores más dinámicos, a que se sumen a la construcción de una alternativa política desde sus lugares.
Para esto creemos que es necesario y urgente sumar a los múltiples diálogos que ya existen. A sentar las bases de un proceso de construcción conjunta, al menos entre quienes podamos/querramos generar: a) agendas (no podemos seguir con esta hiper-actividad de micro-actividades de sectores afines), b) construcción de un canal de disputa institucional común (electoral y no electoral), c) ojalá, y a eso apostamos: una fuerza política unitaria, con sustancia y método comunes.
Tropezamos con los límites y peros en cuanto intentan darse los primeros pasos, pero creemos que gran parte de esos problemas tienen que ver con la lectura errada que hace el PJ cordobés sobre la sociedad mediterránea, la que todos los espacios hacen propia, incluso (quizás sobre todo) el kirchnerismo local. Y que repiten como un mantra justificatorio y auto-complaciente: la sociedad cordobesa es de derecha y por ende, la tarea de una fuerza popular es andar por la ancha avenida del medio, intentando cuando mucho, tomar alguna que otra medida “popular”. Hacemos una salvedad importante: no es lo mismo conservadora que de derecha, y sobre todo, no es lo mismo gorila (anti-kirchnerista) que derechista, aunque por momentos se parezcan demasiado. El desafío es encontrar por dónde entrarle.
Nosotros no compartimos esa mirada fatalista, creemos que la sociedad cordobesa tiene ante sí una oferta electoral muy limitada. Y que existe un espacio importante (no mayoritario hoy) para propuestas que muestren una salida popular y federal real a la cotidianeidad que viven.
Eso es lo que creemos que hay que construir, y ese es el desafío que asumimos. Esta propuesta en este momento debe salir del enclaustramiento mediterráneo y opinar y enfrentar a las políticas en el plano nacional que están teniendo un efecto devastador en territorio cordobés.
Entendemos que la experiencia del gobierno nacional puede perdurar sólo si no se la enfrenta de modo frontal y contundente, defendiendo la humanidad, la solidaridad y la justicia social como pilares innegociables. Confiamos en la historia y fuerza de nuestro pueblo para revertir situaciones peores. Y que el péndulo de la historia nos tiene guardado una oportunidad para construir una Patria para todos y todas, en la que Córdoba no tiene por qué estar ajena, sino incluso puede estar llamada a ser protagonista una vez más.
Sólo si seguimos insistiendo en las recetas que han mostrado una y otra vez sus límites, es que vamos a seguir siendo el paraíso electoral de la derecha.
Proponemos una política no sectaria, que tienda puentes y anime experiencias nuevas, que dialogue con lo mejor de cada fuerza existente, recuperando lo construido desde abajo y las periferias, para ponerlo con transparencia y sinceridad al servicio de nuestro pueblo trabajador. Es el camino que creemos no sólo posible sino necesario.

La arena política cordobesa
Esta caracterización que realizamos no está basada sólo en sueños y buenas intenciones, por el contrario, además de la extensa, variada y dinámica red de comunidad organizada que existe en la provincia, desde hace un tiempo se observan resultados electorales comunales y municipales, que dejar patente que hay lugar a propuestas donde la solidaridad y la comunidad estén en el centro.
Quienes vienen haciendo punta en el desarrollo y acumulación de estas experiencias alternativas en lo institucional, es sin dudas el Movimiento Verde Cordobés, donde hoy confluyen diversos partidos comunales y municipales que tejieron análisis, propuestas y narrativas localísimas, con referentes honestos y cercanos, que incluso han logrado ganar y gestionar localidades en diversos puntos de la provincia (Villa Ciudad Parque y Cerro Azul). Junto a ellos, algunas autoridades (principalmente concejalas y secretarias comunales) de otras experiencias locales, han confluido en un espacio de diálogo, consulta, confianza y acompañamiento, denominado informalmente Liga de la Sierras. Todos ellos el año pasado, para las PASO presidenciales, conformaron (junto a otros movimientos sociales) la Junta Electoral Comunidad Organizada, que militó la campaña de Juan Grabois como presidente y cosechó excelentes resultados en sus respectivos pueblos, logrando entre otras cosas: las únicas 3 localidades en el país donde Grabois ganó las PASO.
El análisis fino mostraba que, en todas ellas, las fuerzas locales construidas habían podido trasladar al candidato a presidente una parte importante de su caudal electoral, logrando en algunos casos superar el 30% y en la mayoría de ellos rondando el 10% para el referente social. Resultados que no se condicen con una población absolutamente ganada por la derecha.
Dentro de este sector también es importante señalar la experiencia de Luciano Vrancic en San Marcos Sierras, que desde un origen diferente y con características propias, comparte parte del proceso y recorrido del sector antes mencionado.
Siguiendo con el análisis provincial, si observamos a los sectores o fuerzas populares que apuestan a una estrategia por dentro de Hacemos Unidos por Córdoba, vemos que en general se amoldan sin tensionar esa lectura de una Córdoba de derecha, haciendo “lo que pueden, dentro del margen que les dejan”. En base a ese análisis, rápidamente, el objetivo se vuelve ganar más lugar dentro de la estructura para así tener más peso en las decisiones, siempre dentro de áreas específicas, muy compartimentadas, que no permiten discutir la política en su conjunto.
Además, en la mayoría de los casos, abandonado el repertorio de lucha, a fuerza de repetición del mantra, aceptan y terminan por hacer suya la caracterización sobre la sociedad, por lo que tiene sentido asumir esa dinámica de disputa política interna. Y en ese caso, el ganar más lugar, sirve sólo a los fines corporativos del sector u organización a la que pertenecen.
Esto sucede también para las fuerzas territoriales al interior del PJ, varias de ellas sinceramente preocupadas por “su gente”, “su seccional”, “sus asociaciones”, pero que carecen de discusiones que pasen del tacticismo permanente, y se enredan entonces en infinitas disputas intestinas por nimiedades que pasan a serlo todo.
Hay matices, y hay también algunas experiencias en curso que deberíamos dejar que se desenvuelvan para observar el devenir para recién ahí poder construir análisis serios y fundados. Experiencias que por su origen e inserción popular y organizativa, quizás puedan romper el molde (la de Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores, con Ignacio Andrés, Director de Economía Circular en la Municipalidad de Córdoba y la del Movimiento Verde Cordobés, con Pablo Riveros como Director de Ordenamiento Territorial en la Provincia).
Por otro lado, quienes vienen intentando “tensionar” o empujar los límites de la agenda cordobesista, son los compañeros del Partido Socialista, sobre todo mediante su legislador Matías Chamorro. A los tres sectores los emparenta el tener fuerza organizada y proyectos propios y no cortar amarras con su base social.

Kirchnerismo mediterraneo
Quienes aceptan también la caracterización de la extrema derechización del pueblo cordobés es el kirchnerismo local. Un sector que como respuesta espejo al peronismo que compone HUxC (de un pragmatismo rayano en el oportunismo), suele sostener posiciones sobreideologizadas, y desde el resentimiento hacia un pueblo que no los acompaña. Suele referirse al mismo con un desprecio mayúsculo.
Esto los lleva a tener comportamientos sectarios y parecen erigirse en jueces de la moralidad ante las posturas políticas ajenas, sin dar cuenta del nivel de pragmatismo que su fuerza muestra a nivel nacional. Basta para eso mirar las últimas 3 candidaturas a presidente por el sector para no necesitar ahondar en argumentos. Así en extrañísimas piruetas éticas o ideológicas, argumentan que apoyar a Llaryora es de traidor, pero no así hacerlo con Scioli, Fernández o Massa. Misterios de la vida.
Las fuerzas kirchneristas locales, salvo excepciones (quizás la más creativa y vital sea la de Descamisados) tienen poca orgánica y mucho “libre pensador” (definiría un querido compañero que supo habitar sus filas). También tiene (o tenía) varias “figuras” que se construyeron desde la labor desempeñada en un puesto en el Estado Nacional. Algunos de manera sumamente comprometida y otros más preocupados por el sueldo que por la labor que conllevan.
Desde que en 2015 se perdieron las elecciones nacionales, un sector nada despreciable de estos funcionarios, fue pasando a modo de goteo a insertarse en el gobierno provincial o municipal cordobés. Todo esto, sumado al modo descrito en el párrafo anterior, la vuelve una fuerza con poca inserción popular, débil desde abajo y las periferias, poco flexible a la hora de hacer política y por ende muy estanca en sus figuras y propuesta.
Además, cargan sobre sí una campaña brutal de ataque y desprestigio sistemático durante años sobre Cristina. Campaña que en Córdoba ha sido particularmente intensa y despiadada.
Esa debilidad desde abajo, sumado a los resultados electorales marginales, hace que el kirchnerismo local tenga poca o nula capacidad de decisión sobre su jurisdicción. Esto refuerza que las decisiones, listas, recursos, cargos, proyectos, se definan desde el puerto, lo que a su vez genera mayor rechazo en los cordobeses. El punto cúlmine de esta dinámica se hizo patente cuando en 2015 la experiencia de base y asamblearia del “Plenario de la Militancia” quedó trunco por un llamado telefónico desde CABA, bajando el candidato que habían decidido.
Nosotros creemos que estaría siendo hora que este sector pudiera tomar nota de la situación de extrema debilidad en que se encuentra, y del rechazo generalizado que provoca el kirchnerismo (tan sólo con nombrarlo) en las tierras mediterráneas, y que pudiera reconvertirse aportando a otros tipos de proyectos, construidos desde abajo, desde Córdoba, sin la dedocracia porteña de por medio.
El mejor favor que el kirchnerismo cordobés en su conjunto (y en este arco sumo los diversos sellos que se amontonan en Unión por la Patria en la actualidad) le puede hacer al campo popular y nacional, es poder encolumnarse desde abajo en un proyecto cordobés que no sea hostil a la actual conducción del PJ nacional, donde su militancia pueda habitar y desarrollarse sin negar su origen y adscripción, pero donde la identidad del nuevo espacio no se estructure en la adhesión ideológica al kirchnerismo necesaria ni principalmente.
Aportar recursos, votos, militancia, vínculos y experiencias, a nuevas referencias que construyan una nueva narrativa alejada de los derechos que supimos conseguir y la mística kirchnerista. Insistir en lo que ya se viene haciendo desde hace 20 años sin ningún éxito, parece más un acto de capricho que una decisión política fundada.

Los derechos humanos
Cercanos a estos últimos, pero diferenciados, está el mundo de los Derechos Humanos, muy basto y con un amplio recorrido en la provincia. Si bien muchas veces ligado políticamente al kirchnerismo, también tiene sus vasos comunicantes con el peronismo provincial, el que incluso en sus momentos de mayor derechización, no renegó de las políticas de Memoria, Verdad, Justicia de abuelas, madres, hijos, familiares.
Si bien es un espacio variopinto, ha sabido mantener unidad para las acciones y reclamos concretos, y goza de cierto prestigio en la sociedad cordobesa. Es este sector el que muestra cada 24 de marzo de modo contundente (pero no sólo allí) que la sociedad cordobesa no es de derecha sin más. Que depende de qué y cómo dialoguemos, la respuesta que vamos a recibir, y que la respuesta no siempre es moderar el discurso para ocupar la avenida del centro.
El pasado 30 de noviembre, realizaron el Encuentro Provincial de Derechos Humanos, con una participación muy importante, buscando renovar energías y fuerzas luego de un año duro. Nosotros creemos que sería interesante y necesario que al menos algunas figuras de este sector se involucraran en la construcción de una fuerza política que interpele desde otro lado a nuestro pueblo. Memoria es recuperar y llevar adelante las banderas de quienes nos precedieron y murieron en la lucha por esa Patria con Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica.
Otro sector fundamental y que desmiente la idea de una Córdoba derechista es el que integra las numerosas y múltiples expresiones que presenta esta provincia de Comunidad Organizada, donde residen algunas de las experiencias más vitales de intervenciones alternativas que asumen la solidaridad y el compromiso en nuestra sociedad. Así, radios comunitarias y comunicación alternativa en general, murgas, ricas y variadas expresiones culturales, brigadas ambientales, bibliotecas populares, espacios de cuidado y un enorme etcétera, que necesitamos se involucren de lleno a construir una fuerza política alternativa, desde su lugar, sin hacer algo distinto que aportar su dinámica, creatividad y apoyo a expandir y consolidar un espacio como el que proponemos.
Lo mismo vale para el acumulado de experiencia, saberes (técnicos y populares) y recursos que existen en las universidades existentes en la provincia, que en muchos casos tienen una mirada progresista, democrática y (a veces) popular de las problemáticas de nuestra provincia y país. Dentro de ellas, las organizaciones estudiantiles, hoy enclaustradas en las paredes facultativas, tienen muchísimo para aportar si deciden salir del aislamiento y jugar un rol protagónico para aportar a la construcción de una fuerza política joven y renovada.
Hay también sectores de las iglesias que tienen alguna inserción popular y que construyen diariamente con su pueblo soluciones a las infinitas y dolorosas problemáticas de los más castigados por el sistema. Necesitamos que tanto universidades como iglesias se sacudan los pruritos y se involucren de modo más decidido, abierto, sin medias tintas, en una fuerza popular renovadora, que desde Córdoba construya una realidad distinta.
Esa nueva fuerza no va a poder ser sin la participación protagónica de los feminismos. No sólo de las mujeres, sino de los feminismos, de sus métodos, sus advertencias, sus aprendizajes, sus voces, sus políticas del cuidado. Se requiere de esa fuerza arrasadora que son las mujeres empoderadas conduciendo, cuestionando, construyendo, para revertir la situación en que se encuentra el campo popular cordobés. Son muchas las mujeres organizadas, muchas. Necesitamos de ellas para que nos conduzcan, para que sean las protagonistas de este tiempo que está naciendo.
Es desde esta lectura y esta convicción que hemos salido humildemente pero con ímpetu a interpelar, llamar, compartir, invitar a que nos encontremos, que podamos entre todos construir los diálogos y métodos necesarios para hacer posible esta fuerza política que proponemos para de una buena vez, independientemente del lugar donde hoy se encuentre cada espacio, empezar a construir la Córdoba que necesitamos y nos merecemos.
* Abogado, integrante del Refugio Libertad, referente de la Unión de Trabajadoras de la Tierra (UTR) y Córdoba Comunidad. Ex coordinador de la región centro del Centro de Acceso a la Justicia (CAJ).