COLABORACIONESFEMINISMOSLITERATURA Y FILOSOFÍA

La autogestión es la clave

Por Santi Rodríguez

Ilustración por Fran Garcés

para Picara.ar

De los barrios populares y la producción de tortas, de los pliegos cosidos a mano, de la cooperativa con carretas de arena; la autogestión ha sembrado raíces de resistencia que nos permiten visualizar qué tipo de economía manejamos y queremos. Ahora, la autogestión ¿nos sirve para sobrevivir en un mundo caótico y quebrantado por las leyes de mercado? Si bien entendemos que desde las colectividades podemos extender formas de organización y tener la capacidad de proyectar luchas históricas, desde nuestros territorios y nuestras cuerpas, nos seguimos preguntando: ¿Qué es la autogestión? ¿Cómo nos autogestionamos? ¿Qué aguanta una cuerpa? ¿Quiénes manejan la gran torta económica? Y cómo, también, la repartimos equitativamente.

La Bicha Trava es una editorial independiente, trans, tumbera, ciruja y anarca. Szabine es quien lleva este proyecto adelante que, con patadas, discusiones, roscas, conflicto y formación nos enseña de qué forma se genera la autonomía, cómo se resiste y se lucha por generarla.

– ¿qué es “la bicha”?

– la bicha es una editorial y espacio artístico. Ahora lo empecé a nombrar así, porque entendí que el nombre le quedaba corto a lo que yo quería que fuese el proyecto. Antes era solo una editorial. Al principio arranqué por un interés personal, empecé a hacer libros para mi sola y editarlos para que sea más cómoda la lectura, hasta que empezó a pasar gente. Ahora estoy sola hasta que vaya mutando en todo lo que tenga que mutar, pero hoy en día considero que la bicha es un espacio artístico, que involucra el espacio editorial, pero también la edición de poesía, de escritos, posteos de active político. Espacio artístico es eso, que estamos en contacto con otres y que buscamos hacer con otres. 

 ¿cómo nace la bicha? 

– nace al principio como un interés individual y un poco colectivo de les ñoñes que éramos cuando tenía dieciséis años. Después, a lo largo de los años, muta más a lo colectivo cuando con un grupo de amigues nos dimos cuenta de que ningún grupo partidario nos representa para activar de esta forma. Necesitamos generar otras formas, otras dinámicas de existencia para poder resistir. Siempre creímos que la palabra, el espacio editorial era ideal para poder hacerlo. 

Al principio no era tan tajante para decir “editamos a travas, a marikas, a putos, a lesbianas” sino que era como cualquier cosa, editábamos libros que me interesaban, sin tanto recorte. Después nos dimos cuenta de qué carajo estamos hablando, ¿por qué vamos a editar a Cortázar o Borges cuando ya los edita Planeta?, claramente no queremos eso, no queremos ser Planeta y la idea de construir colectividades se trata de eso, no solo con el presente sino con la historia, que es lo que un poco las letras son. 

– tenemos una editorial porque nos gusta leer libros pero los libros que leemos todo el tiempo son libros de chongos. Tenemos este espacio, démosle uso desde ese lado, de reeditar o republicar voces de travas que no están en editoriales comunes. Eso es generar colectividades, con quienes quieren publicar o con quienes estén en otras editoriales, te vas conociendo, vas generando vínculos piolas, te pasas ediciones o saberes y son cosas que no están contempladas en generar colectividades en lo teórico del active político sino que es otra cosa que se va también para el lado desconocido y que eso está bueno también.

–  ¿cómo les llegan estos archivos a personas que no acceden a cierta información?      

– eso siempre fue un quilombo. Hay proyectos que a veces es difícil llevarlos desde la autogestión. La idea siempre fue que el espacio sea lo más accesible posible, con precio justo, y hablo en pasado porque son discusiones que tuvimos con otras compañeras, qué precios poner sin desvalorizar nuestro trabajo. Pero siempre se dan dinámicas de trueque, de cambio, generando siempre una accesibilidad para quien quiera leer un libro de la bicha lo pueda tener, de manera virtual o físico, vemos la forma y se hace. 

El nivel de llegada es un proyecto que siempre tuvimos en mente. Hace poco hice las bitácoras para la campaña de Ni Una Menos, para hacerle llegar a las compañeras presas. Siempre mando libros a compañeras travas que quieren leer, a compañeras de otros lados, pero proyectos formales nada. Siempre estuvo la intención de generar algo, como cuando editamos un libro de una autora conocida, Susy Shock y lo publicamos. Porque justamente la idea de la bicha es que cualquier persona que quiera, pueda tener un libro, romper con el prejuicio de la gente que siente que su voz no puede estar en un libro. Siempre está la tendencia a que hay cierta forma de escribir, cuando en realidad la idea de la bicha es que publiquemos las maneras que tenemos de decir las cosas que queramos decir. 

– ¿cómo es la llegada del contenido al espacio público?

– siempre fue un dilema. Cuando éramos más siempre teníamos discusiones de participar, de no participar, a dónde, por qué, los momentos y los lugares; son discusiones que hay que tener. No tengo una posición acabada de si participar o no de algunas actividades, porque nos parece re válido ir todo el tiempo y visibilizamos, pero es medio dual el tema de la visibilización. Por un lado, al ser una identidad trans que estoy atrás de este espacio no es que tengo mucha opción de no ser visible; siempre voy a ser visible con cualquier cosa que haga. Y ahí entran en juego las estrategias de cuidado hacia una y hacia otras compañeras, también de qué forma nos apañamos para cuidarnos entre nosotres y que no se nos venga la noche cuatro veces más.

Cuando íbamos a ferias “independientes” (porque aunque lo digan, no lo son) hacíamos siempre performances y nos encontramos con actitudes de esos espacios, de las que nunca se hicieron cargo. A una trava se la amedrenta; uno, por combativa, dos, por no estar a favor de las cuestiones políticas de ese espacio y tres, por trava, que es una cuestión terfa horrible de que no es lo mismo ser una persona CIS y entrar en conflicto, que ser una persona trans y entrar en conflicto. Entonces, si quiero que otras travas puedan trabajar conmigo o trabajar todes juntes es necesario desertar de esos espacios. Quiero hacer bardo por otro lado, quiero irme a las manos si hay que irse a las manos, quiero irme a las manos virtualmente o con escrachos, la que pinte. A una trava se la amedrenta; uno, por combativa, dos, por no estar a favor de las cuestiones políticas de ese espacio y tres, por trava.

– ¿cómo se genera esa independencia?

– yo creo que es estar en contacto con otra gente que habitamos otras prácticas políticas que no están de acuerdo con las prácticas políticas hegemónicas. Siempre hablo en plural porque la bicha nace gracias a otras editoriales que me dieron un abrazo y me agitaron para que se realizara, tomando talleres con Azul de Ciervo, con editoriales de Tierra del Fuego; de compañeras de Ven Te Veo o de Lumpen. Todo eso fue pintando a que nazca este espacio y que nazca todo el tiempo, no solo en el momento en que salió si no que todo el tiempo estamos naciendo, el ave fénix de necesitamos quemarnos, prendernos fuego nosotras mismas para ser otra cosa y tengo esa práctica gracias a que me enseñaron otres compañeres. Ser independiente creo que es eso, no tranzar y tratar de conservar esa autenticidad siempre, caminar la autonomía. Yo no soy autónoma, yo busco crear esa autonomía todo el tiempo con les compañeres. Tampoco es que soy la editorial independiente y ya, listo, si no que todo el tiempo preguntarme cosas y en las acciones cotidianas también. “Caminar preguntando” como dice el zapatismo.  

Necesitamos quemarnos, prendernos fuego nosotras mismas para ser otra cosa y tengo esa práctica gracias a que me enseñaron otres compañeres.

– ¿cómo llevas el camino de la autogestión?

– siempre lo que buscamos hacer es, en lo pequeño, buscar cooperativas. Hubo un tiempo en el que yo vivía en Córdoba y la idea fue entrar en contacto con cartoneras, generalmente cartoneras mujeres, trans, putos, marikas, tortas, que junten ese cartón, lo corten y comprarle ese cartón, pagar esa fuerza de trabajo a esa persona y contemplarlo en la venta del libro. Siempre cada mínima cosa la compramos en lugares que los maneje una torta, una trava, un puto, un chico trans, una marika; cada cosa tiene que estar vinculada a esos espacios. Pero hay cosas que nos exceden a nosotras, como el precio de la impresora que sale cincuenta lucas y punto, pero hay en otros lugares que apelan a la compra comunitaria, que creo que es una forma de pensar que bueno, el mercado existe; ahora ¿qué formas elegimos afrontar para que se haga justicia en contra de ese mercado?, son cosas que tenemos que generar todo el tiempo. Compré una impresora para usar sola, para usar con la editorial. Bueno, ojalá la editorial siga creciendo para que más gente pueda trabajar y poder comprar más herramientas de trabajo y así siempre pensar colectividades.

En general, alimentar colectividades es necesario para resistir e interpelar(nos) ante un sistema que expulsa y destruye el deseo de una sociedad más justa, donde se reparta equitativamente las distintas herramientas que existen a costa de la explotación de las clases populares. La autogestión es la clave, pero también es la salida para exiliarnos de la caja heterocapitalista que condiciona, jerarquiza y explota las distintas entidades que se mueven para agrietar las estructuras de poder, y se genera con construcción, fuerza y critica a nosotres mismes, como dice la Maite “la libertad es un musculo que se ejercita”.