ELECCIONES 2023

Debate presidencial por round

Una crónica desde el monte de las dos horas de show televisivo que brindaron los candidatos a presidente Sergio Massa y Javier Milei. Ciencia ficción pero no de la jipi.

Por Tomás Astelarra ilustraciones: Fuska

Es curioso como estas elecciones 2023 han puesto de los nervios al más ferviente creyente de la poca o nula incidencia de un presidente y sus locuras en los destinos individuales o incluso colectivos de la patria o matria. Hasta aquel que se empecina en no ir a votar lo dice con bronca.

La vecina Ludovica ya había anticipado que en el año del conejo de agua venía medio jodido la mano si las cosas no estaban ordenadas. Era evidente que en Argentina no lo estaban. Las sorpresas estaban al orden del día y se avecinaban líderes que nada tuvieran que ver con el pasado. El economista Emanuel Álvarez Agis fue más explícito y cuando le preguntaron su pronóstico para Argentina en 2023 aclaró: “Si toda sale bien va a ser un año de mierda”.

Lo neogurús amiguis de la astrología moderna ya advirtieron en instragram o tik tok que entremedio de eclipses, lunas en escorpio y no se qué planeta retrogrado la cosa en octubre y noviembre venía medio chiflada y lo mejor era silbar bajito y no hacer olas. Dejar que muera lo viejo. “¿Me estás jodiendo?¿No vamos a militar contra un delirante que quiere sacar a los genocidas de la cárcel, alambrar el Atlántico, habilitar la venta de armas y órganos, volver a privatizarlo todo, renovar la dolarización del turco, destruir el estado y encima sin ser peronista”, estalló el chico P.

Y la verdá verdá que el asunto me tiene bastante nervioso, aunque intento fingir demencia, ya cansado de intentar sostener argumentos frente a personas que digas lo que digas responden: “Igual lo voy a votar”. O mucho peor: “Igual no voy a votar”.

La procesión va por dentro. Termino de regar las plantas, cumplo con mi tanda de cuatro carretillas de piedras, me hago un té de limón y coca para el hígado, le pongo un toque de hidromiel y un chorro de patxaran vasco, caliento unos fideos de arroz con ajo macho y cebolla colorada, y me predispongo al debate, sabiendo que, como dice Rebord, hay uno que no es un extraterrestre. El problema es el consenso, o debate, acerca de la definición de “extraterrestre”.

Primer Round: Economía

Milei se presenta como experto en Economía y presenta a Villarruel como experta en Defensa. Claro, Videla también era experto en Defensa y Martínez de Hoz en Economía. El tema no es ser experto, sino en que. El tema es definir Economía y Defensa. “Es imposible cambiar la realidad haciendo las mismas cosas”, dice Javi. Bueno, no sería un definición taoista acerca de la importancia del esfuerzo, la repetición o el error como aprendizaje y sobre todo una sobrevalorización de lo novedoso (como si su propuesta lo fuera). Porque repetir el error, no es taoísta.

Ahí nomás Javier cita el verso de la economía moderna de que las necesidades son infinitas, pero agregando una contraparte escalofriante: que los derechos hay que pagarlos. Una cruel definición del presente donde, para que el viejo amigo (Lewis) de su nuevo amigo (Macri) pueda comprarse un lago, les pibis wichis no puedan comprar comida. Como bien indicó Max Neef en 2008 la guita que los estados internacionales dieron a la banca financiera a modo de salvataje por la crisis del curro de las Suprime, servía para aguantar el hambre del mundo por 600 años. Pero Milei insiste en que la casta es ese grupo de políticos profesionales cuyo presupuesto no alcanza ni pa pagar las donaciones de alimentos a los comedores populares que el gobierno se acordó de mandar una semana antes de las elecciones.

Cuando Massa toma la palabra, ya todos sabemos cual es la estrategia. Al toque me acuerdo de Charles Bukoski cuando decía: “tengo más fe en mi plomero que en el ser eterno. Los plomeros hacen un buen trabajo. Dejan que la mierda fluya”. Si me acuerdo de Bukoski es más por el hecho que halla sido boxeador que por sus fabulosos escritos callejeros.

Sergio Tomás arranca a quemarropa con preguntas por si o por no. Si bien Javier dice: “no me vas a condicionar si digo si o no”, es obvio que el ser eterno del saber académico y debatidor le gana la partida y sin darse cuenta se gasta todos los minutos en responder los cuestionamientos de Massa, que lo arrincona contra las cuerdas de sus propias contradicciones. Lugar del ring del que Milei no podrá salir, desorientado, mientras repite una y otra vez golpes desesperados como “mentiroso”, o “corrupto”, incluso el “ventajita” de su nuevo amigo Mauricio.

Ya de entrada está nervioso. Y Sergio se lo aclara: “No te pongas agresivo”. Milei pierde otra tanda de minutos para explicar que pasión no es agresión. “Una remera que diga soy violento con pasión”, ya dice un meme en redes. “No sabes extrapolar un debate económico”, trata de refutar Javier en una aseveración que lo autoincrimina. Entonces Sergio Tomás le moja la oreja en una chicana que va a reiterar y es clave: “Tus argumentos están muy bien para ser estandapero en televisión pero hay que sentarse a gobernar. Es otra cosa”.

El Javi, que ya perdió todos su minutos, termina enrevesado en explicar que lo que dijo Massa es una “falacia ad populum” que haría que durante la asamblea del año trece, el candidato de la UP, hubiera estado a favor de la esclavitud. A Sergio Tomás le queda un minuto entero para desarrollar tranquilo una serie de propuestas económicas sin que lo interrumpan. Calle, potrero y rosca 1. Universidad y Empresa Privada: 0

Segunda Round: Relaciones con el Mundo.

En el mismo sentido aspiracionista de la vida capitalista donde nos desarrollamos últimamente Massa es evidentemente un hijo de la movilidad ascendente. Debajo de ese impecable traje y su rictus de conferencia en hoteles de lujo (con esa medallita que se cansa en decir que era de su abuela y Malena considera “muy grasa”, pero él es así) hay un cuerpo lleno de heridas por batallas callejeras en pos de llegar a donde justamente está por llegar: la presidencia.

Es curiosos que los dos candidatos hallan estudiado en la Universidad de Belgrano. Que además de ser una universidad privada bastante flojita y famosa por aprobar gente con guita, remite directamente el menemismo (ahí estudió Zulemita). Además justo en Economía (Milei) y Derecho (Massa), la UBA tiene algo así como un prestigio que incluye a la mayoría de los profesionales en esas dos áreas. La diferencia es que Javier, después de ser rechazado en una pasantía en el Banco Central (que ahora quiere quemar), se dedicaría a hacer carrera en la empresa privada dependiente del Estado (como la AFJP Máxima o Aeropuertos Argentina de Eurnekian) haciendo planillas de excell para evaluar “riesgos financieros”. Por su parte Sergio, tras un breve paso por la UCD y el liberalismo, terminaría en al farragoso mundo de la Anses o la legislatura de la provincia de Buenos Aires.

Su pasado conjunto, su lugar de estudios, su carera profesional, el tiempo que Milei fue parte del equipo del Frente Renovador, sus vínculos con Eurnekian, van a ser parte de las constantes chicanas en las que el candidato libertario no terminará de darse cuenta que en su afán infantil de discusión no hacía otra cosa que admitir que era parte de la casta. Le falto poco a Massa para ponerlo cual Tom Cruise a Milei como Jack Nicholson en A Few Good Men diciendo que ordenó el código rojo (un clásico de los ochentas).

Quedo siendo mucho más claro en el discurso y estrategia que Milei es Macri, que el hecho que Massa pueda ser Cristina. Massa evidentemente no tiene que defender coherencia. Ya la destruyó hace rato. Y eso hace la posibilidad de su presidencia tan enigmática como la de Milei. Solo que dentro de un trazado institucional y un pragmatismo político que nos deja un poco más tranquilos. Además, dime con quien andas y te diré quien eres. La ridiculez del dogmatismo ideológico de Milei llega a llevarlo a decirle en algún momento a Massa que debe haber estado contento con la caída del Muro de Merlín.

Milei, hasta hace poco, cumplía con un rol de novedad y castidad que parecía cumplir la sentencia del pugilista George Foreman que alguna vez dijo que “un héroe es alguien bueno que nunca va a cambiar”. Arrinconado contra las cuerdas, Javier intenta explicar una y otra vez que la cantidad de barbaridades que dijo en la campaña no solo no son tan así, sino que son mentiras de la campaña de miedo de Massa. Como por ejemplo que con él no se va a poder comercializar con Brasil o China.

-Es fácil es una cuestión de los privados. No se tiene que meter el estado-asegura citando no se sabe que manual de Economía.

-Pero los acuerdos los establecen los estados. El mundo se rige así- le aclara Massa.

– Que me importa. Pero esta mal, Es una falacia ad populum. Además, si no se lo vendes a los chinos se lo podes vender a otros. Hasta las empresas lo pueden triangular-le responde Milei en un confesión total de su desconocimiento de las reglas de juego del propio capitalismo que defiende. Hasta le permite a Massa denunciar las cuentas en el exterior de su familia y que siguiendo su lógica, el liberalismo transformaría a la Argentina en una “cueva fiscal”.

Los mismo sucede con los insultos al Papa, la cuestión de Malvinas y tantos otros temas. Es evidente que Milei no sabe como retroceder de sus dichos y solo alcanza, cada tanto, a acusarlo a Massa de mentiroso, o corrupto, o parte de la casta. “Vino a desmentirse de lo que dijo en toda la campaña”, le aclara Sergio Tomás. Más de una vez lo instará a ir a la Justicia si tiene alguna denuncia. Le aclarará que la cosa es entre ellos dos y no entre Macri y Cristina. Dejemos a los papis fuera de la pelea, parece decir el pibe de barrio al chetito clase media.

Tercer Round: Salud y Educación.

Si veníamos mal es obvio que esta no va a ayudar. Javier intenta zafar de su total incompetencia en el tema y sin poder decir que no le interesa la materia (porque básicamente él aboga por la ley de la selva y que mueran los que tienen que morir), alcanza a aclarar que son temas que dependen de las provincias (a las que no insiste en quitarle la coparticipación). En las redes y mensajes de wup circulan todo tipo de stickers con risas. Habla del ministerio de Capital Humano donde se juntarían salud, educación y trabajo, aduciendo el hecho de que los trabajadores estuvieran sano fue muy importante para el desarrollo del capitalismo en el siglo XIX, Lo mismo con la educación en el siglo XX.

“Cuando él habla de Capital Humano habla del conocimiento de nuestra gente”, aclara Massa como si no fuera evidente que el discurso de Milei se concentra en las cosas más que en las personas. Ahí nomás el candidato peronista hace toda una serie de promesas de inversión con 8 puntos del PBI en jardines maternales, alfabetización, matemática y robótica, mas universidades y escuelas rurales.

Por primera vez Milei usa el hecho de que Massa sea el representante del actual gobierno y tira un montón de cifras para nuevamente referirse a la gente que sufre el problema con algún tipo de asco. “Ni siquiera terminan la secundaria”, dice despectivamente cual Susanita en acto de beneficiencia. “Hay que resolver las alimentación. Porque si no pueden comer no pueden estudiar”, sigue hablando despectivamente en tercera persona y como si alimentación y educación fuera tareas incongruentes en simultáneo. No termina de responderle a Massa si va a arancelar o no la universidad. Alcanza a decir que “en el corto plazo no”.

“Eso que vos llamas movilidad social ascendente es robarle plata a la gente para dársela a otra”, dice. Es muy difícil no entender de que lado del mostrador está. Si es que entendés de que lado del mostrador estás vos.

“Entiendo que desde el excell no se entiende pero la gente en la calle lo sabe”, insiste Massa. “Acá se está definiendo quien tiene la templanza, el equilibrio mental, el contacto con la realidad para llevar adelante el gobierno”, insiste. Le pregunta por Thatcher y Milei hace una extraña metáfora futbolera que transforma a Cruyf en alemán y a Margaret en Mbappé. Cada vez se parece más a la Pato Bulrich en su balbuceo inentendible. Encima entre Cruyf, Thatcher y Mbappé, ya le calló mal a cualquier hincha de fútbol normal. Por suerte se van a la tanda.

Cuarto Round: Trabajo.

Massa arranca onda Martin Luther King Milei ta desfigurado. Massa plantea propuestas, Milei sigue planteando problemas. Cada vez se parece más a la Pato. Dice no se que cosa que generar divisas con exportaciones es exportar ahorros. Massa sigue tranca con sus propuestas, que incluyen, una vez más, la igualación del salario de las mujeres con el de los hombres.

Milei niega esa diferencia explicando que sucede cuando se toman promedios sin tomar en cuenta las tareas comparadas. Sea que se halla entendido o que su argumento sea cierto, lo evidente es que se puso del orto a la gran mayoría de las argentinas, que además de ser mayoría de votantes, son el principal movimiento social de las últimas décadas. “La diferencia entre un valiente y un cobarde, es que un cobarde se lo piensa dos veces antes de saltar a la jaula con un león. El valiente simplemente no sabe lo que es un león”, dice Bukoski.

El sumum del desconocimiento de las herramientas del estado de parte de Milei sucede cuando Massa le pregunta si sabe que era el Sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE). “Explicámelo vos”, responde Javier.

Quinto Round: Seguridad.

Este puede ser interesante. Milei arranca por primera vez diciendo que ya que existe el estado la seguridad es importante, despotricando contra el garantismo, pegándole al bueno de Zaffaroni, diciendo que “el que las hace las paga” y cita el sistema del alcalde de New York Rudolf Giuliani que, oh casualidad, hizo un prólogo de un libro de Massa, que al toque recoge el guante, solo que en vez de citar teorías habla de un chico que mataron en su cuadra, referencia su experiencias en Tigre y tira una serie de propuestas incluyendo el FBI rosarino.

Milei no la puede creer lo está re cagando. Se supone que es su tema. Entonces se le ocurre decir que su gestión en Tigre no fue tan buena porque “su mujer” perdió la elección. Otro poroto para las feministas. Después se enreda diciendo que hay que separar en el cárceles a menores de adultos, porque, básicamente, los adultos ya no tienen arreglo. Dice que va a cambiar todo el sistema jurídico en materia de seguridad porque sino “no se puede mandar a las fuerzas armada a combatir crímenes porque si no después el estado viene y los juzga por crímenes de lesa humanidad”.

Sergio Tomás le aclara que no es una cuestión de fuerzas sino de profesionalidad. Una vez más Milei se quedó sin tiempo tratando de defenderse y Massa se explaya tranquilo para hablar de la justicia volviendo al barrio para que las mujeres no tengan que convivir con sus agresores.

“Yo no quiero noquear a mi adversario. Quiero pegarle, alejarme y mirar cómo le duele. Yo quiero su corazón”, decía Joe Frazier.

Sexto Round: Derechos Humanos y Convivencia Democrática.

Ya fue. Massa arranca con los clásicos: Nunca Más y Memoria Verdad y Justicia (pensar que parecía medio trucho cuando presentaba con Cristina el helicóptero en la ESMA). Pero ahí nomás tira un centro para el ecologismo y promete prisión efectiva para delitos ambientales, además de citar como derecho humano la vivienda y el programa que ya encaró por sugerencia de Juancito Grabois. Además remarca el gobierno de unidad nacional.

Milei termina de confirmar que su libreto ya es el antikirchnerismo o antiperonismo, denuncia los paros a Alfonsín, la caída de De la Rúa, la “guerra civil” de la 125, la muerte de Nissman, las “catorce toneladas de piedras” de la reforma jubilatoria de Macri y acusa al gobierno de “delitos de lesa humanidad” por su actuación en la pandemia. Massa vuelve a insistir: “la cosa es entre vos y yo. Deja los papis afuera”. “Yo nunca le hice juicio a un periodista en 30 años de carrera, vos en 3 ya querellaste varios”, le advierte. “Quiero ser presidente para devolverle al país lo que le dio a mis abuelos inmigrantes, incorporar gente, enterrar la grieta, fomentar el federalismo. Algunos ni siquiera me votan convencidos sino para elegir un camino que no sea de violencia y daño”, cierra Massa.

“Les digo que veo yo. Uno que sabe culear y otro que no”, dice @Soy Garba. Comienza la fiesta de memes. “No nos podemos como país darnos el lujo de que alguien aprenda que es el estado como presidente”, dice Juan Manuel Urtubey, uno de les invitades de Massa junto a una variopinta comitiva que incluyó al liberal Carlos Maslato, la socialista Monica Fein, la cordobesista Natalia de La Sota o el radical Ricardo Alfonsín. Del otro lado parece que Milei le quitó la invitación a su nuevo amigo Mauricio y su gente porque no le consiguió suficientes fiscales ni dinero para la elección. Al punto que la Libertad Avanza tiene una denuncia de la justicia electoral porque faltan boletas para el próximo domingo.

Definitivamente, como dice el turco Asís, es la hora de la casta. Cuando la entrevistan a Victoria Villarruel me siento aliviado que no halla sido ella la contendiente de Massa en el debate. Si Milei sale presidente vamos a tener que apoyarlo y reza pa que no renuncie. Esa doña da realmente miedo. En la tele dicen que hubo.48 puntos de rating y que la gente googleaba cuando Massa así lo sugería. Los fans de Milei van a tomar el termino googlear como la principal crítica al discurso de Massa. Alguien me manda una encuesta en La Nación donde el 88,3% de las 552 personas que votaron dicen que Milei ganó el debate. Lo mismo sucede con una encuesta de canal 12 de Córdoba. En los canales filoperonchos la proporción es inversa, pero not tan escandalosa. “El hombre puede ser destruido, pero no derrotado”, decía el gran Ernest Heminghay,

En realidad el debate me hace recordar a Byung-Chul Han y su sociedad del cansancio. “Lo que importa ahora no es el argumento sino la performance”, dice el filósofo coreano. El problema no es Milei. Si no en que clase de sociedad vivimos. Que clase de democracia construimos en estos 40 años que tenemos que tener miedo a que un tipo así sea presidente. Hay cierta sensación de que hemos perdido la dichosa batalla cultural. Se extraña a Tato Bores. Vermú con papas fritas y good show.