Chantamanes del Pachakuti
Espiritualidad, nadaísmo, ciencia oculta, falsos caminos y otras charlas innecesarias en torno a un asado sin pan en medio del monte. La naturaleza teniendo una experiencia humana a pesar de la falta de esperanza científica.
“Nos interesa vivir nuestras vidas fuera de la zona de confort. Es la zona dónde ya conocemos nuestros automatismos y la utilizamos preferentemente con los más cercanos. En ella, nos sentimos seguros. Sin embargo, solamente aprendemos cuándo salimos de nuestra zona de confort. Ésta es la zona dónde nuestros dragones se encuentran y es el mismo lugar dónde el sueño tiene su origen. Los dragones representan nuestros problemas, miedos e incertidumbres. Representan a las personas sobre las que proyectamos nuestras dificultades en el curso de nuestras vidas y proyectos colectivos. Si conseguimos superar nuestros propios límites, aprenderemos a bailar con nuestros dragones y podremos empoderarnos más y más, aumentando nuestra fortaleza y destrezas para crear el bienestar individual, de la comunidad y de la Madre Tierra”.
Dragondreaming
Por Tomás Astelarra | Dibujo: Jorgito Cuello.
El Chicho Serna y la Bruja Suarez se enteraron que terminé mi escritorio-oficina-biblioteca-cuarto y decidieron hacerme la visita. Como si nos fuera grata su presencia, en la citronave destartalada de la Bruja se acomodan al fondo el nadaista Vicente (que dejó su tierra charrúaneptuniana y sus trapicheos de libros, ropa usada y cierta sustancias pa visitar el Valle) y el uruguayo acupunturista ex tupamaro. En quince minutos con dos machetes arrasan con el renoval de jarilla, prenden terrible fuego, cuelgan en el algarrobo un nutrido surtido de cortes de carne descongelándose (carneada propia), desenfundan sus tabaqueras y pipas y abren la damajuana. Jamás hubiera esperado ni tomate ni lechuga. Pero ni pan trajeron.
El Chicho viene alucinado de la experiencia de unos jipis del otro lado de la montaña que consiguieron hacerse cargo del poder comunal y están construyendo el mundo feliz de Huxley con proyectos de soberanía alimentaria, diversidades culturales y producción de canabis medicinal. Hasta mercados y un hotel de la economía popular tienen. El Chicho reniega de los militantes que aún se esconden en sus madigueras, regodeándose en las sombras de ciertos ombliguescos discursos intelectuales pasados de moda, sin darse cuenta que la luz está floreciendo en tiempos de pachakuti. “La dimensión espiritual de estos proyectos políticos es fundamental. La humildad de saber que somos parte de los planes de la pachamama protectora. Que como decía el viejo Max Neef: somos la naturaleza teniendo una experiencia humana”, aclara la Bruja Suarez.
-He visto cientos de organizaciones sumadas en la rapiña individualista y desesperada sobre el escaso capital común y colectivo que han podido acumular en estos años con tantos esfuerzos. Personajes que ostentan el poder desde las sombras con chismes de chicherías, negando la memoria ancestral en guerras ocultas herederas de las peores roscas de la juventud armada de los setentas. Todo sobre una máscara de horizontalidad donde pareciera que ir a una asamblea es como ir a misa para los católicos y votar cada dos años para los lamebotas clase media acomodada del progresismo estafador-reniega con voz calmada y pausa el uruguayo real.
El protouruguayo nadaista cita un manifiesto de Gonzalo Arango: “Al intentar este Movimiento Revolucionario, cumplimos esa misión de la vida que se renueva cíclicamente, y que es, en síntesis, luchar por liberar al espíritu de la resignación y defender de lo inestable la permanencia de ciertas adoraciones. En esta sociedad en que la mentira está convertida en orden, no hay nadie sobre quien triunfar, sino sobre uno mismo. Y luchar contra los otros significa enseñarles a triunfar sobre ellos mismos. ¿Hasta dónde llegaremos? El fin no importa, desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un Destino”.
-El tejido de la vida, como de las revoluciones (o evoluciones) políticas, es una diversidad de lazos donde cada ser es imprescindible. Todas tenemos punto en común. Es una infinita transmisión de imágenes que se enraiza comunicacionalmente como las frecuencias energéticas con la que los hongos distribuyen los mensajes entre el reino de las plantas. Que como dijo el viejo Guille el otro día en mi ronda, están, al igual que los animales, desde mucho antes que nosotras en este planeta. Ejercer el derecho y la lucha social sin percibir esa trama, es como entregar la cabeza a la guillotina de las vanidades positivistas que compra el dichoso capital financiero- susurra casi en un murmullo la Bruja mientras aspira una bocanada de incayuyo que se mezcla con el olor de la parrilla y un sahumo de romero que apoyó hace un rato en un cuenco viejo de arcilla que calienta una pila de bolsas de cal.
-Habría que traer un ejército de chamanes amazónicos con trabucos de rapé para despejar la corteza matemática de sus pensamientos positivistas y abrir la consciencia del sentipensar bonito. El signo igual es como la cruz cristiana de la ciencia moderna. Esa que destruye la reciprocidad y fomenta la bipolaridad del pensamiento único y mezquino, la contabilidad irracional que desconoce los millones de años que hemos estado en esta experiencia que apenas es semilla de un grano del universo – escribe esparciendo la ceniza del pucho con un lápiz de carpintero en la mesa de eucaliptu, el nadaísta Vicente.
-Sanar es la acción política más eficiente en tiempos de una histórica acumulación de estúpidos errores barridos bajo la alfombra y que hoy afloran en inconscientes colectivos derrotados, desconfiados, llenos de temores que se arrastran como espíritus constelatorios cuyo origen no divisamos. Una magia negra absurda donde la luz se debe tejer lentamente- sostiene el otro uruguayo atravesado por el reflejo de una vela que condensa humos y humores.
La damajuana ya se levanta fácilmente con la mano mientras Vicente abre una botellita de grapa y ofrenda a la tierra mientras patea violentamente un gato a punto de hacerse el vivo con un rastra de chorizos criollos. Un zorro llora a la distancia mientras se escucha el murmullo reggae de la banda del barrio jipi. La luna pronto estará para cosechar la planta madre. Se asoma sobre el apu Champaquí y observa de reojo tan picaresca convención de chantamanes. Coleccionistas de fracasos, como diría el Manu Rozental
Aclaración o advertencia: Como dijo Marx (Groucho), “si no le gustan estos principios tengo otros”. Estas charlas o relatos transcurren en El Valle, Polonia, es decir, Ningunaparte. Son ficción. Ciencia Ficción Jipi. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.
Festejando los 17 años de construcción comunitaria de Semillas del Sur.