Chetoslovaquia
Aunque no lo crean, Schiaretti anunció que Córdoba abandonará el consumo de gasoil. Todo sería reemplazado por el aceite de soja. ¿Proeza contra el cambio climático o confrontación electoral? Una disputa por los votos que ha comenzado, enmarañado entre discursos verdes y dobles, en un juego peligroso bajo la efervescencia de los nacionalismos reaccionarios.
Por Lea Ross
El neologismo Chetoslovaquia apareció en las redes sociales, luego de los resultados de las elecciones generales presidenciales de septiembre de 2019, donde el Frente de Todxs, encabezado por Alberto Fernández, ganó por encima del frente Juntos Por el Cambio, de Mauricio Macri, donde a más de una persona, le llamó la atención la franja amarilla que se desplegaba de manera directa en la región centro del país.
Lo que pareció una simple humorada, resultó ser una señal sobre una diagramación de políticas públicas electorales, que parecieran encarar determinadas geografías de nuestro país, en particular en los suelos de mayor riqueza nutricional, en un determinado contexto dado, donde el brote de nacionalismos segregacionistas se volvió moneda corriente en nuestro mundo.
Brexit a la argenta
Quién se atrevió a tirar la primera piedra fue el Embajador Occidental de Chetoslovaquia, Alfredo Cornejo, quien en marzo de 2021, planteó no solo el separatismo de la tierra de la cosecha del vino, sino también la del consumo del fernet: “Hay un movimiento en Mendoza y Córdoba, que son los dirigentes del sector privado que creen que la Argentina los contagia, que de nada vale hacer las cosas bien en las provincias, porque las condiciones macroeconómicas se imponen. En ese contexto, hay gente que plantea autonomizarse“, dijo el mendocino en una entrevista con Edi Zunino.
A esto se le suma la guerra electoral-judicial que inició el Embajador Oriental de Chetoslovaquia, Horacio Rodríguez Larreta, que en una actitud rebelde, se negó a aplicar el último decreto presidencial del presidente Fernández para restringir las clases educativas presenciales para evitar la propagación de coronavirus, como así tampoco un fallo de la justicia federal que le ordenó acatarlo.
Mientras tanto, en la región Centro, que es Córdoba, se presentó una inquietante, y quizás utópica, iniciativa presentada el martes pasado, que solo podría funcionar en tierras separatistas.
A todo motor
El plan es el siguiente: que Córdoba abandone totalmente el gasoil para reemplazarlo por el aceite de soja. Ese fue el anuncio que realizó el gobernador de Juan Schiaretti, como paliativo al cambio climático y con el afán de cambiar la matriz energética de la provincia. El programa se llama “Biodisel 100% de Autoconsumo”, que apunta al surgimiento de industrias cordobesas que produzcan biocombustible para reemplazar el consumo local de petrodisel, mediante créditos blandos y exenciones impositivos.
Sobre lo primero: se creará un fondo para la adquisición de plantas productoras por 500 millones de pesos. Sobre lo segundo: se basaran en las leyes nacionales y provinciales ya vigentes.
Córdoba ha tenido un impulso notable de la producción de bioetanol a base de maíz, pero no tanto en biodisel, negocio que está más concentrado en la provincia de Santa Fe. Sin mencionar que lejos de generar un mercado de competencia, el bioetanol cordobés generó un mayor concentrado empresarial, manejado por la Aceitera General Deheza y Porta Hnos. Con el biodisel, se espera compensar con ello, “no solo con soja, sino con cualquier oleaginosa o con grasa de animal”, aclaró el ministro de servicios públicos Fabián López.
La iniciativa fue presentada en un acto, donde se contó con la participación de un amplio espectro del agrobusiness, sector que por décadas invirtió poco y nada en el valor agregado. Estuvieron presentes en la ceremonia los intendentes de General Deheza, Franco Mora, y de Jesús María, Luis Picat, amigo personal de Luis Magliano, arrestado en Santiago del Estero por el robo de 4.600 vacas.
Fue resonante la declaración de Javier Rotondo, presidente de CARTEZ, que congrega a los productores agropecuarios del norte: “Ojala que el ‘modelo Córdoba’ logre que en ésta Argentina, tan coyuntural y compleja, prime el diálogo, la interacción público-privada, y el consenso; la defensa del trabajo, del capital y de la inversión privada, que es la única manera que en Argentina puede salir adelante. Y creo que acá en Córdoba tenemos sobrada muestras para poder mostrarlo y replicarlo”.
Finalmente, el gobernador Schiaretti dijo que “los cordobeses no somos de hacer comentarios, de vivir declamando. Y sobretodo, de andar peleando. Nosotros, trabajamos juntos y hacemos. Esa es la impronta de nuestra Córdoba y esto es lo que permite la autonomía de nuestra Córdoba para avanzar hacia adelante”. Y cerró con la insistencia de la prórroga de la Ley Nacional de Biocombustibles, su principal batalla electoral.
Más allá de creer o no que Córdoba abandone el consumo del gasoil, lo que Schiaretti espera con ésta iniciativa es el de recuperar el “voto sojero” para las elecciones legislativas de este año. No solo hablamos de quienes viven del cultivo de la soja, concentrada principalmente desde la pampa húmeda, sino también aquellos que han trasladado su ganado a la región norteña, buscando la manera de sacarse de encima especies nativas y territorios campesinos. La última elección que tuvo el sello de Unión Por Córdoba perdió ante la fórmula de Juntos Por el Cambio en las legislativas de 2017, que recibió el castigo chacarero luego de las inundaciones que padecieron los productores de la región sudeste, el aumento al impuesto inmobiliario rural y el frustrado intento por aprobar la “ley de desmontes”, en diciembre de 2016.
No venía del motor
El cambio climático es un significante, cuyos sentidos se mantienen en una disputa política y colonial. Así como en los países desarrollados, los gases de efecto invernadero provienen de la combustión fósil, sea de producción fabril o or la locomoción vial, no es equiparable a la situación que se vive en el territorio latinoamericano.
Así quedó expuesto en una actividad que organizó el propio Gobierno de Córdoba, en el año 2015, denominado “Primer Seminario de Mitigación y Adaptación de Cambio Climático”, y que tal vez por las propias exposiciones se decidió también que fuera el último.
Entre los exponentes, estuvo el biólogo Diego Pons, del INTA, quien había afirmado que en América Latina y el Caribe, las emanaciones de esos gases provienen en un 17% de las actividades agropecuarias, y que seis de cada diez provienen de la actividad ganadera, una cuarta parte del estiércol y una vigésima parte de los fertilizantes. “Hay una conversión de las coberturas naturales que pasan a ser de usos agrícolas-ganaderas. Esto sucede también en Argentina, que pasa de una cobertura forestal a una agrícola”, explicó el especialista, resaltando el rol que cumplen los cambios de uso de suelo (CUS).
Para entender ésto, hay que percatarse que hay tres gases que provocan el calentamiento global: el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4, cuyo efecto invernadero es 23 veces superior al que genera el CO2) y el óxido nitroso (N20, equivalente a 300 veces el CO2).
Pons asevera que un monocultivo de soja emite un 89% más de gases de efecto invernadero que la rotación de soja – trigo/soja segunda. Y a su vez, el “desierto verde” genera un 250% más de emanaciones que las de soja – maíz- trigo / soja2da.
Esto se debe a que la labranza de soja irrumpe en los ciclos equilibrados de emisión y recepción de dióxido de carbono por parte de los suelos, mientras que la soja ofrece poco aporte y rápida descomposición que, por acción microbiana, extirpa el carbono concentrado en el suelo para luego liberarse al aire. Parecido al N20, que lleva a la desnitrificación de los suelos por acción de anaerobiosis (proceso químico de microorganismos que prescinden de oxígeno). Mientras que el CH4, proviene de las emanaciones digestivas de la ganadería vacuna.
Así, mediante un relevamiento realizado por Cristian Feldkamp, ingeniero agrónomo de AACREA, a partir de números del World Resurces Institute (2010), se saca la conclusión que Argentina ocupa el puesto 22 a nivel mundial por cantidad de emisiones, pero sin CUS. A su vez, estaría en el puesto 49 si es por emisiones sin CUS per capita.
Sin embargo, la situación cambia completamente si nos fijamos en las emanaciones por cambio de uso de suelo: Argentina pasaría al puesto 6 a nivel mundial por emisiones que provienen por el sector agropecuario, mientras que ocuparía el puesto 2 en emisiones per capita del sector agropecuario. Precisamente, la responsabilidad empresarial provienen de estos mismos señores que firmaron el apoyo a la ley de biodisel de Schiaretti.
¡Imaginensen qué puesto estaría Chetoslovaquia, sabiendo que la pampa húmeda ocupa la mitad de su territorio!
Finalmente, un año después de ese seminario, el Estado Nacional comenzó a recolectar y procesar datos sobre las emanaciones de esos gases en el territorio nacional, cuyo resultado quedó expuesto en el último Informe Bienal de Actualización, para la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y cuyo gráfico es el siguiente y que se sigue utilizando hasta en la actualidad, para conocer la realidad nacional.
Así vemos que la ganadería es el sector a la cabeza de generar el efecto invernadero en nuestro país, por arriba del transporte. Si sumamos todas las actividades del agro, alcanzarían un 40% de todo el gráfico.
Nosotros firmamos. Total, acá no pasó nada.
Estadísticamente nazi
El citado discurso de Schiaretti duró 528 segundos. Y pronunció 30 veces las palabras “Córdoba” y “cordobeses”. O sea, son mencionados cada 17 segundos. En otros discursos menos “exportables”, la tasa se achicaría cada 30 segundos.
La exacerbación de ciertos discursos que maximizan determinados rasgos de quienes habitan en un territorio, como si fuesen cualidades genéticas inexistentes por fuera de las fronteras, llevan a un conductivismo imperial. Así ocurrió con la expansión de los nacionalismos europeos que brotaron en el siglo 19, que desencadenaron las dos guerras mundiales del siglo 20.
Hay una cierta continuación en el Occidente del siglo presente, con el atentado a las Torres Gemelas del 2001 que desencadenó la búsqueda de un “enemigo externo”, la crisis financiera del 2007 a un “enemigo interno” y una agudización de ambas con la pandemia actual. Los movimientos migratorios y su respuesta xenófoba han atravesado las barreras.
Y no es casual que Estados Unidos (cuyo nacionalismo tradicional llevó al ascenso inesperado de Donald Trump y su histriónico ocaso con la toma del Capitolio por parte de sus seguidores) y el Reino Unido (de marcada atomización europea por el aval del Brexit) sean los únicos países que compraron una sobreabundancia de vacunas contra el Covid-19 en comparación a su población, y no comparten ni un solo suministro.
De hecho, el último candidato de Córdoba que proponía convertir nuestra provincia en una república fue Jorge “El Mesías” Agüero, que también proponía la libre portación de armas, como lo expuso sus recordados afiches, desplegados en la capital cordobesa hace una década. Agüero fue condenado por falso testimonio, al asegurar que los jueces que condenaron a los genocidas de la dictadura recibían coimas.
Más que mesías, un profeta.
Votos aceitosos
La actual ley nacional de biocombustibles (Nº 26.093) se aprobó en tiempos donde Argentina venía teniendo una caída en la explotación de sus pozos petrolíferos, teniendo a YPF-Repsol a la cabeza. Eso llevó a la compra crudo al exterior, al sazón que el barril de petroleo cotizaba a 100 dólares. Por ende, el suministro de líquido agrícola especulaba una amortización en los precios de las pizarras en las estaciones de servicio. Sin embargo, el barril quedó lejos de los U$S 100, incluso cotizando en déficit en el 2020, por el cese del transporte por la cuarentena mundial.
Según unos números arrojados por Nicolás Arceo, ex vicepresidente de Administración y Finanzas de YPF, desde que se aprobó la ley en 2006 hasta el presente, el Estado tuvo una pérdida de ingresos de 7.400 millones de dólares, conformado por unos U$S 6.000 millones por el débito fiscal y por U$S 1.400 millones por el no pago a retenciones, al destinarse los biocombustibles al mercado interno.
Por ende, no sorprende que el déficit del saldo externo acumulado por los biocombustibles, sea responsable del biodisel, ya que el bioetanol puede procesarse tanto en el maíz como la caña de azúcar, que es un cultivo que no lo exportamos.
Por esa razón, el Gobierno Nacional teme extender los plazos de la actual ley, en el marco del peor peor panorama económico pos 2001 que se está viviendo. Durante la discusión en la Cámara de Diputadxs, el oficialismo nacional proponía una reforma basado en reducir el corte de suministros y que los líquidos provengan principalmente de las PyMES, inaplicable para Córdoba, sabiendo que su bioetanol está a cargo de grandes compañías. Ahora, se insiste en un proyecto oficialista para reducir los cortes. De hecho, desde el sector comandado por el diputado Máximo Kirchner, sostiene que la venta de los cultivos procesados se vendieron a precio internacional a las refinerías y se trasladaron a las surtidoras, y en consecuencia a la inflación.
Ante ello, Schiaretti lanzó su contrataque con su estrambótica medida reciente que, en el hipotético caso que se concrete, significaría una mayor desertificación, tanto de nutrientes en los suelos como de las divisas liquidadas, generando una situación mucho más de ahogo financiero para la Nación. Un costo dispuesto a aceptar por parte del Cordobesismo, disfrazado como paladín del progreso.
Esto no es Córdoba
“Aquí están todos los actores de la sociedad de Córdoba, el sector productivo y el sector académico”, sentenció Schiaretti, a pesar que resultó notorio la ausencia del sector trabajador o sindical, sin mencionar que entre la veintena de caballeros presentes, solo hubo dos mujeres (incluyendo la esposa del gobernador, que por ser diputada nacional no tenía ninguna relevancia su presencia, más que figurar para la pre-campaña). Pero también, dos eventos recientes polemizan con esa perspectiva, encapsulado en dos territorios: el departamento Punilla y la comuna de Dique Chico.
En la Audiencia Pública para discutir la Autovía alternativa a la Ruta Nacional 38, ya concretó dos semanas con más de 230 exposiciones. 83% expuso en contra de la obra vial y un 17% a favor. Ésta es la posición en porcentajes de cada día, en una jornada que se extendería por lo menos para mediados de mayo. Semejante tamaño de participación de rechazo -donde también participó el “sector académico”- expone una franja social que, desde la perspectiva gubernamental, no formaría parte de Córdoba.
Una novedad fue que la Secretaría de Ambiente decidió exponer los anexos del Estudio de Impacto Ambiental del proyecto vial y con resolución legible. Más allá de lo irrisorio de presentar esos documentos en medio de la discusión de la audiencia, podemos adelantar a continuación algunos curiosos hallazgos de esos papeles, en el siguiente video:
Y en el caso de Dique Chico, un pueblo fumigado que hace honor a su nombre, expone también el costado “adulto-céntrico” que tiene el insistente epíteto del Progreso. Porque hace poco, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) falló a favor de una medida cautelar que restringe la aplicación de agroquímicos en un radio de medio kilómetro de dos establecimientos educativos: la escuela Bernardo de Monteagudo y el jardín de infantes Mariano Moreno.
Todo en respuesta a una serie de apelaciones contra la decisión de la Cámara Contenciosa Administrativa, que aceptó esa medida cautelar. El TSJ tuvo que hacer una doble resolución para contestarle a los productores sojeros apelantes, pero también al mismísimo Gobierno de Córdoba.
Ambos aseguraron que se estaría violando la Ley Provincial de Agroquímicos (N° 9.164), que pauta las regulaciones para cada químico. Para el TSJ, esa ley “no es la norma de clausura en la materia, porque eso supondría atribuirle una jerarquía de la que carece. Por el contrario, ella está sujeta al principio de congruencia, en virtud del cual toda la legislación provincial, municipal y comunal referida a lo ambiental debe ser adecuada a los principios y normas fijados en la Ley nacional Nº 25.675 -General del Ambiente- (…) Esto implica que es la Ley N° 9.164 la que debe adaptarse al paradigma ambiental imperante y, por ende, sus disposiciones no pueden ser leídas de forma aislada”.
A su vez, el Tribunal sentenció que “la Provincia se equivoca cuando sostiene que la Cámara, al haber fijado el perímetro de 500 metros, se habría basado en su sola discrecionalidad. Por el contrario, los magistrados se han ajustado estrictamente al radio que establece la Ley N° 9.164 (art. 59) y solo se han limitado a ampliar la interdicción parcial que prescribe dicha disposición -respecto de las aplicaciones por vía terrestre- para hacerla extensiva a toda clase de productos de uso agropecuario. (…) En cambio, esta decisión tiene como fundamento los principios de prevención y precautorios que rigen en materia ambiental”.
El fallo no solo res relevante en el plano netamente ambiental, sino también en lo que concierne a los derechos de niñxs y adolescentes, ya que considera “pertinente hacer conocer la presente resolución a las autoridades” de la escuela y el jardín “para los fines pedagógico ambientales que consideraran relevantes”.
“En otras palabras: una vía o camino diferente para poner de manifiesto e informar a los alumnos que las generaciones presentes no deben -no debemos- adoptar determinaciones ambientales que los comprometan irreversiblemente a ellos en tanto generaciones futuras que aún no pueden incidir de forma activa y directa en controversias como las suscitadas en esta causa, según lo ordena la Constitución Nacional”, cierra el fallo, que tanto al gobernador como su gabinete le vendría bien leerlo. A menos que, como buenos chetoslovacos, no crean que los menores de edad no forman parte de su progreso.