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Horrible y fascinante

Una crónica-análisis de la condena a Cristina Fernández de Kirchner, desde la provincia que más la odia.

Por Lea Ross | Fotos: Fauna Activismo Fotográfico (@faunaactivismo)

En septiembre de 2003, cuatro meses después que el kirchnerismo entrara a la Casa Rosada, la politóloga Gretchen Helmke formuló una teoría llamada “la lógica de la defección estratégica”. A partir de un análisis estadístico sobre distintas resoluciones de la Corte Suprema de Justicia de la Argentina, concluyó que “las decisiones de los jueces contrarias al gobierno se acumulan al final del mandato de éste, cuando aumenta su debilidad”. Mientras más débil es un gobierno, más proclive es el máximo tribunal para firmar en su contra. También se aplicaría lo contrario: a mayor fortalecimiento gubernamental, mayor apoyo judicial. La clave estaría en el temor de los cortesanos en sus cómodos puestos frente a un cambio radical de color político, lo que implicaría apostar en favor de la futura gestión ejecutiva. Al igual que un inversor financiero recibe los consejos de sus brokers, son los operadores judiciales los que se encargan de influir a los magistrados para orientar sus lapiceras.

El fallo que firmaron los tres cortesanos para ratificar la condena a Cristina Fernández de Kirchner, y así impedir que nunca más vuelva a ser candidata, ocurrió dos días antes de que el INDEC anunciara que la inflación de mayo fue de 1,5%, la más baja en cinco años. La desinflación tiene su sostén por los dólares prestados del endeudamiento externo, en particular del FMI, para mantener la ficción una macroeconomía estable.

Esto ocurre después de la salida de dólares del país en el verano pasado, donde por ejemplo unos 1.250 millones se lo entregaron al Grupo Clarín para comprar Telefónica Argentina, incrementando más su poderío en el mercado de las telecomunicaciones no solo del país, sino también del continente. Sobre el fallo contra CFK, el investigador sobre estos temas Martín Becerra sentenció: “Ganó Magnetto”.

El anuncio televisivo de la dos veces presidenta de que iba a candidatearse generó un escenario de incertidumbres donde termina siendo ella quien acomoda el tablero. De ahí que la decisión de los doctores Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti para fallar en su contra quedara más que expuesta, amparados en el pronóstico de que La Libertad Avanza tenga una buena performance en las distintas provincias del país para las elecciones legislativas de octubre.

Córdoba sería nuevamente el distrito donde mayor apoyo recibiría la actual gestión. Ante ello, la resistencia comechingona tiene su brete.

Salimos en C5N

Es el día miércoles 11 de junio. Ya son más de las 6 de la tarde y el clima se torna fresco. Las principales centrales sindicales se acomodan para marchar hasta el Patio Olmos. Es la segunda convocatoria en rechazo a la llamada proscripción a CFK. “La patria no se vende” es la principal consigna desgastada.

Solo se marcha sobre la mitad de la calle. Si bien el “protocolo Bullrich” solo se aplica para las fuerzas federales, la Policía de Córdoba cuenta con el “protocolo Schiaretti”, que prohíbe cubrir la calzada completa. Los gremios obedecen, aún cuando muchos se sienten apretados. Ponen en sus parlantes canciones de los Redondos y León Gieco. A la cabeza, hay gremialistas y referentes de Derechos Humanos. La juventud queda relegada en el fondo.

“Nos solidarizamos con los estudiantes que han tomado las facultades en la UBA. También con los que luchan en el Hospital Garrahan”, gritan desde los micrófonos, sin mencionar ninguna lucha latente en nuestra provincia. “Silencio compañeros, que ahora salimos en C5N”, avisan en el mismo lugar.

Con una extensión de una cuadra completa, la movilización se acomoda frente al shopping para librar los pocos discursos preparados. Bea Silvera, de la organización La Poderosa, es la primera en hablar, en nombre los comedores: “No somos la Córdoba ‘facha’. Acá está el pueblo. Nos nos vamos a quedar en nuestras casas. Que las calles nos sigan encontrando”. Por el lado de una de las centrales de los trabajadores, Leticia Medina describe que el panorama “nos ofrece una nueva oportunidad. Debemos defender la democracia, dejando a un lado las mezquindades y construir una nueva mayoría”. Desde la Mesa de Trabajo por los DD.HH., Silvia Salomone asevera que “estamos atomizados. Necesitamos abrazarnos y escucharnos”.

Al concluir el acto, un sector más joven empuja para que la movilización cubra la otra mitad de la calle. Logra convencer y concretar la ocupación. Los uniformados policiales a la cabeza preparan sus escudos y palos, solo por las dudas. El tamaño de la marcha es demasiado inmenso para ellos. No tanto su paciencia. Unos minutos después, cuando ya no hay rastros de banderas sindicales, un monigote le pide a las juventudes que se retiren en las calles para liberar el tránsito y así evitar la represión.

La marcha peronista es el leitmotiv de la concentración callejera. Las voces son de distintas edades, al igual que quienes sostienes imágenes de Cristina. Una doña mantiene una de esas fotos, donde incluye la fecha de “2019” y con el logo malogrado de “Frente de Todos”. Curioso: el cántico “Vamos a volver” estuvo totalmente ausente.

Quienes cobran una jubilación también aprovechan para expresar su rechazo a Llaryora y a Schiaretti. El cordobesismo se niega a dar postura. Ante las consultas, responde que lo de Cristina es un problema de la provincia de Buenos Aires. Algún que otro militante del peronismo local asiste a la movilización, pero que posiblemente no lo publicará en sus redes sociales. En su libro Los muchachos cordobeses, el politólogo local Federico Zapata afirma que la clave del éxito del delasotismo y del schiarettismo en el poder fue que no pretendieron que el pueblo cordobés se acercara al peronismo, sino que sea el peronismo el que se acercara al pueblo cordobés, aunque eso implique eliminar su liturgia y mística. Es decir: la marcha peronista nunca se canta cuando el acto es encabezado por un gobernador. Los jóvenes peronistas que transitan por estas calles no prefieren escuchar esa sugerencia pragmática.

Una de terror

La convocatoria cordobesa ha sido nutrida. Pero la cantidad no determina la calidad. La nueva etapa que entra la política argentina todavía no pone en jaque ciertas cualidades de las resistencias como el adultocentrismo (todavía la juventud sigue siendo relegada en un segundo plano, a menos que se trate de una movilización universitaria), la partidocracia (naturalizar a que sean los partidos políticos los que indiquen qué hay que hacer) o considerar que los canales mediáticos porteños son la fuente de la verdad. Astucia, rebeldía y osadía es lo que se esperaría alcanzar para no confundir épica con catarsis.

Lo primero sería empezar por ver desde lo doméstico, de lo que pasa alrededor y no tanto de lo que dictan los algoritmos. Gritar en toda marcha, pero a la vez no hacerse el sordo con aquel que votó por Milei. Escuchar el dolor ajeno, más que rechazar la crueldad. Aún cuando eso implique polemizar con los poderosos locales.

Esa añoranza se vive en un escenario mórbido, donde lo viejo muere y lo nuevo está todavía por verse. La oscuridad se mezcla con la curiosidad. Son un cóctel a punto de ser saboreado. Como dice un meme, extraído de una escena de una película de terror, esto es horrible, absolutamente horrible, y fascinante.