Gracias a vos, Javo
Una crónica “mata-progres” sobre la última presencia de Javier Milei como presidente a Córdoba, la provincia predilecta para sus visitas. Testimonios de quienes sí la ven y clarifican ante tantos ingenieros y tanto caos.
Por Lea Ross
Angelina fue empleada de limpieza de un hospital público. Un día, cuando ordenaba los papeles del nosocomio, detectó que se había facturado el cambio de un foco de luz a 300 mil pesos. ¡300 mil pesos por una bombilla! “Se la pasaron robando de una manera impresionante”, comenta mientras porta una remera de La Libertad Avaza. Ella espera la llegada del Presidente en la intersección de las calles Ituzaingó y San Lorenzo, mientras su teléfono todavía no le informan si Milei arribó al aeropuerto. Junto a su pareja, que se conocen bastante tiempo pero sin llegar a casarse, militan en el partido violeta, a la vez que tienen que mantener cierto orden para cuando se realice el “tour del agradecimiento” en la ciudad de Córdoba: “Conocí a Milei en un video de TikTok, donde hablaba de economía en un programa de farándula. Decía cosas muy ciertas. Fue ahí que empecé a seguirlo”.
En el inicio de horario de las 18hs., la concentración es escueta. Muy lentamente llegan los cuerpos de distintas edades. No será multitudinaria. Pero eso no importa para los ingenieros del caos. No son tiempos donde la cantidad hace la calidad.
El compañero de Angelina comenta que su padre había trabajado cuarenta años en FIAT: “Lo único que pudo lograr es conseguirse una casa. Y encima murió pobre”. Para él, la época de la labor fabril ha quedado atrás. Contempla que hay cosas que quedaron obsoletas y hoy las juventudes buscan la vuelta de conseguir lo nuevo, como lo intenta su hijo: “Él se recibió de ingeniero en la Universidad Tecnológica. Ahora trabaja para una empresa canadiense. Sus oficinas están en [las torres] Capitalinas. Dice que lo pone nervioso, porque hablan todo en inglés y encima siente que lo que aprendió se estaría quedando corto. Yo siempre le digo que se tranquilice, que por algo lo eligieron”.

Antonio, una persona de tercera edad, atrae la atención con un enorme cartón, donde tiene un largo texto de agradecimiento, con letras en imprenta y mayúscula, y algunos errores ortográficos.. Las primeras palabras son “Mi cmdte”.
-¿Qué dice ahí?-, le pregunto.
-”Mi comandante: Gracias por lo que hace por el país”.
-¿Por qué le dice comandante a Milei?
-Porque yo serví en el ejército. Fui soldado y soy un soldado que sirve a la patria.
Mal que le pase a los discursos nacionales, Javier Milei sería el presidente que más apoyo ha tenido a la comunidad militar del presente siglo. En base a la teoría de Rosendo Fraga, que apunta a los votos que emanan de la base militar de la Antártida como fortuita muestra estadística, los llamados “milicos” bancaron al peronismo/menemismo y, luego del 2001, se diluyeron en distintos candidatos. Eso terminó con la aparición de Cambiemos, que acumuló casi ocho por cada diez votos. Y ahora, con La Libertad Avanza, cuyo máximo referente le genera acidez usar la escarapela, sería sostenido por nueve de cada diez. Un apoyo fortalecido con el sonido de los F-16 que, a pesar de la vehemencia de resaltar su supuesta obsolescencia o ineficacia de alcance de vuelo hacia las islas Malvinas, sí sirvieron para generar un espectáculo que haga que la sociedad civil tenga empatía por las tres fuerzas. Después de todo, en la época kirchnerista, en el año 2013, la Fábrica Militar de Aviones (FADEA) había inaugurado con bombos y platillos el armado de una avioneta para fumigar con agroquímicos. Política de estado para la defensa, bien gracias.

Otro joven ingeniero, que en este caso está presente a la espera a Milei, es Marcos. Se considera simpatizante, pero no un adherente orgánico. Compró uno de los libros del presidente, a la espera que se lo pueda firmar y regalárselo a un amigo, que es más fan que él. A Marcos le gusta mucho los números. Por eso aprovecho para preguntarle cómo contempla los análisis cuantitativos que hace Milei:
-El problema que tiene para mí es el balance comercial. O sea, la diferencia entre exportaciones e importaciones.
-¿Para vos no es el déficit fiscal?
-No, para nada. Hay discusión si hay o no déficit fiscal. Para mí, no la hay. Pero ese no es el problema. El problema es que todavía no hay un saldo positivo en la compra y venta de bienes y servicios. Y eso se debe a que todavía no han llegado suficientes divisas.
-¿La falta de inversiones, no?
-Sí, pero también por este problema que tenemos los argentinos de comprar dólares todo el tiempo. Eso ya es un problema del país, que incluso no creo que lo resuelva el liberalismo.
-¿Ah, no? ¿Te considerás nacionalista?
-Tampoco. Soy más bien pragmático.

Para cuando se publique esta crónica, las autoridades del Banco Central anunciaron un nuevo esquema cambiario. En lugar de permitir la libre cotización del dólar, sin intervención del Estado, adentro de bandas-límites que se mueven de un punto porcentual por mes, ahora a partir de 2026 será por lo que mida la inflación mensual. Por un lado, permite reconocer que el país padece atraso cambiario y que estará dispuesta a acumular dólares de reserva, como se lo demanda el FMI. Por el otro: habilita que haya más devaluación y, por ende, más riesgo que aumenten los precios en los productos. Marcos ya lo venía advirtiendo: “Es que devaluación va seguir habiendo. No hay dudas de eso. Por lo que te estoy diciendo: porque faltan dólares”.
Dos amigas van de un lado a otro con una caja repleta de llaveros con la cara de Milei a cinco mil pesos. Comentan que se dedican a realizar tejidos y ponerlos en venta. “El club de las desquiciadas” es el grupo de WhatsApp que armaron para coordinar entre sus pares tejedoras. En otro sector, un grupo que se vino desde Villa Carlos Paz se entusiasman para hablar con la prensa. Los más juveniles quieren difundir el lanzamiento de un canal de stream.
Ana Carolina, por su parte, afirma que gracias a Javier y Milei su emprendimiento logró tener éxito. Ella vende productos tipo Avon: “Al bajar la inflación, bajaron los precios de los catálogos. Ahí aumentaron las ventas, las consultas y los pedidos. Con eso, pude ahorrar, invertir y comprar el Post Net de Mercado Pago”. Asevera que con eso, ella puso a prueba el modelo económico de Milei “y funciona”.

El vehículo negro que transporta a Milei se hace presente. La gente está eufórica. Las niñas y los niños lo claman: “¡Milei! ¡Milei!”. El criterio de La Libertad de Avanza de realizar las mini-caravanas en calles muy angostas le periten a quienes portan las cámaras oficiales a recurrir el gran angular para achatar la profundidad de campo y generar una sensación de visual de multitudes. El costo terrenal que implica eso son los “manotazos” de algunos que aprovechan para sacar billeteras y celulares. El movilero del canal La Nación Más padeció un frustrado ultraje de su teléfono, que fue transmitido en vivo. Los policías actúan en base a lo que reclaman los militantes con el dedo acusador. Poco aportan los francotiradores que están ubicados en una terraza, frente al Buen Pastor, habituados a cargar sus rifles que cuelgan de sus cuellos. Milei se retira en su auto, mientras una hilera de gendarmes, también armados hasta los dientes, mantienen el corte de la calle donde el rodado dará la vuelta. Él trata de firmar la mayor cantidad de objetos que le ofrecen. Incluso, el libro que le pudo acercar Marcos.

El triángulo de la memoria
El fugaz acto del presidente, con un brevísimo comentario con un típico megáfono que funcionó a cuestas, ocurrió frente al shopping del Buen Pastor, la ex-cárcel de mujeres, donde en el año 1975 se concretó una épica fuga por parte de reas que habían sido detenidas por razones políticas. En el interior de ese museo, mientras se escucha el Panic Show, se realiza una pequeña feria de venta de ropa usada e importada. El cartel de entrada expone las banderas de Brasil y Japón. “Precios desde $ 1.000” dice la pizarra. La fiesta de las importaciones no solo afecta a las fábricas; no olvidemos que se importa hasta el cartón, que implicó a que algunos cartoneros tengan que triplicar su fuerza productiva.
El Paseo de Buen Pastor había sido inaugurado el año 2007, con un espectáculo que incluyó aguas danzantes, donde participaron el gobernador José Manuel de la Sota, hoy caído en un revisionismo histórico para acomodo de la complacencia progresista, y quien fue su temporal némesis por acomodo electoral Cristina Fernández de Kirchner, flamante presidenta. La polémica inauguración de ese espacio, donde realiza una alquimia de exposiciones artísticas y espacios comerciales a precios elevados, se integró a un modelo céntrico de desarrollo urbano donde el consumo es el garante de la ilusión del ascenso social. Ese mismo espacio es que habilita la expansión del comercio de productos sin obra local a precios baratos, a costa de quienes viven de las manualidades de las telas, como algunas vendedoras que estaban presentes en el acto liberal-libertario.
Así, en ese punto geográfico, se concreta un triángulo. En un vértice: Milei arriba del rodado rodeado de sus militantes. El segundo vértice: la entrada a la venta de ropa barata importada. Y el tercer vértice: las fotografías de algunas de las mujeres que lograron fugarse pero que luego fueron recapturadas y que permanecen desaparecidas. Esas siluetas están acompañadas con la palabra “Memoria”.
