Pensamiento Crítico

Fascismos al acecho: el Capitalismo está cambiando de receta

Por Lic. Ps. Alfredo Perdomo (Montevideo-Uruguay)

El Capitalismo está cambiando, estamos viviendo tiempos jodidos y se están dando agujeros negros destructivos en forma siniestra en el mundo. No es nada nuevo. En especial Guattari siempre ha hablado de que cada tanto vuelven los arcaísmos y fascismos, en formas novedosas y no tanto. La desaparición de un proyecto colectivo consistente y potente (con sus fallas y peligros obviamente) como el denominado “Mundo Comunista” ha hecho que desde los 90 hasta aquí los proyectos neoliberales se vayan implantando con mayor fuerza. Los gobiernos de centro-izquierda que han gobernado en buena parte de América y Europa generaron una agenda de derechos bastante revolucionaria, intentaron efectuar algo de justicia social con resultados muy dispares (sobre todo en Latinoamérica donde el hambre y la pobreza no son comparables al mundo europeo ni al norteamericano –y es una obviedad pero es bueno recordarlo, que Asia y sobre todo África están mucho peor). Pero estos gobiernos de tibios cortes reformistas en su mayoría no cuestionaron en gran forma al Capitalismo Mundial Integrado que siguió vivito y coleando.

En nuestro continente se posicionaron en el poder en buena parte de las dos primeras décadas del siglo XXI, gobiernos de variado cuño izquierdista. Los que han generado reformas de índole más revolucionaria han padecido desde juicios políticos de oscura legitimidad hasta golpes de estado y expulsiones. Los demás padecen el desgaste propio de gobiernos que no apuntaron a cambiar tanto las reglas de juego y son sustituídos por gobiernos de cuño más derechista, neoliberal y conservador. Algunos se han mantenido con postura totalitarias muy lejanas a una izquierda (al menos la que piensa quien escribe). El Capitalismo está cambiando de receta, ahora está mapeando el oscuro rizoma de la ola conservadurista y poniéndose a tono. Con discursos anti-globalización, patriarcales, religiosos (sobre todo evangelistas), racistas y hasta anti-comunistas o anti-izquierdistas, nuevos líderes y gobiernos derechistas surgen en el mundo. Parece un retroceso. Pero hay que tener en cuenta que siempre estuvieron en el socius estos discursos, estas catexis reaccionarias. Ahora toman mayor empuje.  

Esta subjetividad colectiva, el cuerpo lleno del Capitalismo Mundial Integrado actúa y también genera sus propias producciones y reproducciones, en fin… todo lo necesario para seguir funcionando. El reciclaje necesario. El nuevo embrujo, la nueva brujería, la nueva máquina milagrosa funcionando. El polo paranoico del socius está tomando con virulencia viejos valores-fuerza. Parece la vuelta a los años 70, tras lo que fueron los fervorosos años 60, sobre todo sus últimos años. El aparato de estado más represivo fue puesto nuevamente al servicio para reinstaurar un poco de orden. Algo así parece estar sucediendo nuevamente tras un poco de avances sociales y en derechos dentro del marco capitalista. Es hora de que aparezcan los viejos dinosaurios.

El modelo WASP (hombre blanco, anglo-sajón y protestante, asociado a los blancos que defienden los valores tradicionales, euro y norte-centristas, patriarcales y machistas) está en crisis hace tiempo ya, y por eso mismo lucha por la permanencia. Hoy día, y hace tiempo ya, obviamente no está sólo en los humanos de etnia blanca, sino en cualquiera que adopte estos valores predominantes del WASP (puede ser afro, chino, judío, etc.). En un mundo cada vez más esquizofrénico, todo parece ser posible, desde las libertades más inimaginables hasta el ostracismo más extremo. La escisión parece tener una lucha cada vez entre posiciones más extremas. O se avanza en una sociedad cada vez más diversa y más justa, o se vuelve a una sociedad más militarizada, represiva y racista. Lo que vivimos en el Brasil de Bolsonaro y estamos viviendo en la Argentina de Milei es una muestra. Incluso con el mal manejo que tuvo el gobierno de Bolsonaro durante la pandemia, casi gana nuevamente las elecciones recientemente, dejando la fantochada del intento de golpe de Estado “a la Trump” que al parecer le costará la prisión a su líder. Nuevamente la cuestión del misterio vuelve a establecer las preguntas que Baruch Spinoza y Wilhem Reich se hicieron. Las masas desean la esclavitud, desean el fascismo.

Bifo Berardi, en La sublevación, afirma que la subjetividad conjuntiva privilegia la sensibilidad. Nos dice: “La sensibilidad es la capacidad de los seres humanos de comunicar cualquier cosa que no se pueda decir con palabras. Es la disponibilidad de los cuerpos a las caricias, a la compasión entendida como percepción compartida. El organismo colectivo es capaz de conjunción y, por tanto, capaz de afectividad, comprensión sensual y solidaridad social”. 

La subjetividad conectiva, por otra parte, dice el autor que “es la interoperatividad funcional de organismos reducidos a segmentos lingüísticos compatibles. La difusión de la modalidad conectiva en la vida social produce las condiciones de un cambio antropológico del cual no distinguimos aún plenamente los contornos. Este cambio implica una mutación del organismo consciente: para que el organismo consciente pueda hacerse compatible con el ambiente conectivo es necesaria una reformulación del sistema cognitivo”… “La tecnología recombinante de la Red global provoca una aceleración de los flujos informativos y una potenciación de las capacidades de concatenación conectiva. Pero al mismo tiempo esto parece producir un embotamiento de las facultades conjuntivas de la cognición humana. La facultad conjuntiva esencial, que es la sensibilidad y la expansión de la modalidad conectiva en la psicoesfera, produce efectos de tipo patógeno sobre la esfera de la sensibilidad”.

Esta subjetividad conectiva llega al colmo incluso a nivel de proyecto colectivo ideológico, con mucha pujanza en estos tiempos posmodernos y neoliberales: el transhumanismo. Nos dice brillantemente Bifo sobre este en Autómata y caos: “Una ideología transhumanista cuya premisa psicoepistémica es la vergüenza y el asco de ser humanos, de tener cuerpos humanos y mentes corpóreas”. “Siguiendo la línea cartesiana, los transhumanistas tienen un enfoque dualista del problema mente-cuerpo, y piensan que la mente humana puede existir, independientemente del cuerpo, en una computadora”. Nuevas máquinas técnicas para ejercer la masacre sobre el cuerpo, el nuevo Juicio de Dios, la racionalidad algorítmica desafectivizada y desencarnada. O, mejor dicho, encarnada en bello cuerpo de siliconas. 

Señala Bifo, entre otros, a Harari en su Homo Deus, donde afirma que la inteligencia no necesita de la conciencia; es más: esta es un estorbo para el desarrollo de una “superinteligencia”. Nos dice Bifo: “Aquí Harari toca un punto esencial (en el que están incluidos los núcleos conceptuales del nazismo y del transhumanismo a la vez): la eficacia de la acción inteligente es exaltada y acelerada por la evacuación de la conciencia. El proyecto transhumanista se basa en la premisa de que la tecnología hará posible una simulación perfecta de la vida inteligente, pero esto es cierto solo si la vida inteligente se desvincula de la conciencia, que es residuo y exceso, lentitud e inexactitud”. 

La inteligencia artificial va en camino de la búsqueda de la subjetividad del autómata algorítmico conectivo. Por suerte, concluimos con Bifo: “El proyecto transhumanista es imperfecto porque el caos toma la delantera sobre el autómata, y porque la conciencia nunca es aniquilada, aunque pueda resurgir en forma de caos psíquico”. La vida siempre puede más, y aunque los estratos se endurezcan demasiado, el cuerpo sin órganos siempre los removerá y transformará de maneras insospechadas. Aunque nos quieran hacer repetir el calco, siempre lo podemos romper con nuevos mapas.

Movimientos moleculares micropolíticos y macropolíticos son los que necesitamos para socavar este transhumanismo algorítmico del autómata que está conjugado a la máquina abstracta capitalista del WASP. La máquina abstracta WASP funciona tercamente, como agujero negro atrae nuestros deseos, cuando las promesas revolucionarias de un mundo mejor decaen o son “traicionadas”, y/o cuando el confort consumista capitalístico está en riesgo desde la perspectiva del cordero temeroso. 

Esa máquina abstracta WASP es la que está en disputa contra la que podría llamarse (de paso sería un lindo homenaje a Guattari): Revolución Molecular (que coloca todos los devenires transformadores y devenires minoritarios, en líneas generales  anticapitalistas en sus diferentes versiones más los feminismos, la diversidad sexual, los trabajadores, los desocupados, etc.). Ambas máquinas abstractas funcionan y generan también sus diversas mezclas en lo local, pues como nos enseñaron Félix y Gilles, estas cuestiones nunca son puras, están en conjunción y en diversos gradientes nómade-sedentarios y sedentario-nómades según el orden de las singularidades. La vida es obstinada, y siempre re-aparece, e insiste en ponernos en los caminos de la liberación.