De Muerte o Vida
El avance del gasto militar en Occidente está en marcha. El extractivismo y la lógica de sacrificio impuesta al sur global se está incrementando. El gobierno argentino abre puertas al saqueo. Frente a las alternativas: ¿quien sostiene, realmente, la Vida?
Por Rodrigo Zori Comba (*)
Mark Rutte es el actual secretario general de la OTAN. El 12 de diciembre de 2024, dijo lo siguiente en uno de sus discursos: “Podemos prevenir la próxima gran guerra y preservar nuestro estilo de vida. Esto requiere que todos seamos más rápidos y feroces. Es hora de adoptar una mentalidad de tiempo de guerra. Y acelerar nuestra producción de defensa y el gasto en defensa”.
“El gasto disminuyó después de la caída del Telón de Acero. El mundo era más seguro. Ya no lo es. Hace una década, los Aliados acordaron que era hora de invertir nuevamente en defensa. El punto de referencia se estableció en el 2%. Para 2023, los aliados de la OTAN acordaron invertir ‘al menos’ un 2%. Al menos… Puedo decirte que vamos a necesitar mucho más que un 2%”, cerró.
Así, durante este año, el 4 de marzo fue lanzado el plan “ReArm Europe” por parte de la Unión Europea, que busca movilizar hasta 800.000 millones de euros para la defensa de países europeos. Alemania, primera economía y motor principal del continente, aprobó reformas constitucionales que permiten excluir el gasto militar del límite de deuda, con un objetivo del 5% del PBI hacia 2032. La cumbre de la OTAN del 17 de junio acordó aumentar su gasto militar hasta el 5% del PBI para 2035.

La decisión marca un antes y un después: ya no se discute si invertir más en armas, sino cuánto más y cuán rápido. La industria bélica ha logrado subordinar los presupuestos estatales a su lógica, con respaldo político, mediático y financiero, con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La Argentina siempre presente, en este caso con la anfitriona Máxima.

Esta reorientación presupuestaria en Europa, Rusia, China y Estados Unidos (en este caso: 62% de su gasto nacional termina en defensa y seguridad) coincide con una creciente exclusión de millones de personas de sistemas de salud, educación y protección social, al tiempo que se intensifica la presión migratoria desde el sur global, sobre el cual se proyectan nuevas formas de colonialismo extractivo.

El 62% de los gastos discrecionales de los EE.UU. en 2023 fueron para las fuerzas militares. El gráfico pertenece al informe The Warfare State.

América Latina, y en particular Argentina, es vista como reserva estratégica de recursos naturales, humanos y territoriales. Con una superficie ocho veces mayor que Alemania y apenas la mitad de su población, Argentina es blanco de una avanzada extractivista reforzada por la política del actual gobierno de Javier Milei. Bajo discursos de “libertad de mercado”, se promueve la entrega de recursos a fondos internacionales, empresas tecnológicas (como las de Elon Musk) y actores ligados al negocio armamentista.
Mientras se multiplican las exportaciones de petróleo, gas, minerales y cereales, la población local sufre pobreza, inflación alimentaria, y una creciente dependencia de alimentos importados. El litio, recurso clave para la transición energética, también alimenta la industria bélica, a través de drones, baterías y tecnologías espaciales. Hasta el biodiesel, el motor del monocultivo de soja, es utilizado en los motores de la defensa global.
En 2023, el gasto militar mundial superó los 2,4 billones de dólares; Estados Unidos lideró el ranking con un presupuesto militarizado y prioridades invertidas (si la prioridad fuera la vida) ya que el Ministerio de Agricultura y Alimentación recibe el 1% del presupuesto nacional.
Según el medio Infobae, el gobierno argentino a través del FONDEF (Fondo Nacional de la Defensa), pretendería incrementar el gasto en defensa en un 614% y así acercarse a su deseado acuerdo como Socio Global de la OTAN.
La trampa de la reindustrialización
Algunas alternativas opositoras al gobierno argentino plantean la reindustrialización de la Argentina. Hasta se habla de la Argentina como potencia nuclear en ámbitos progresistas. Yo creo que es una trampa.
No porque deliberadamente quienes lo plantean nos quieran hacer caer en esa trampa. Sino que con tanto poder concentrado, y una Argentina en proceso de desindustrialización desde la Segunda Guerra Mundial para acá (con algunas pausas y recuperaciones peronistas), es muy difícil sostener la industria que queda y/o crear nuevas. Pero sobre todo, que cualquier industria que quede en pie le sirva realmente al pueblo argentino y zafe de estar al servicio de los “halcones galácticos” está muy complicado. Prohibido olvidar la voladura del Nord Stream 2 y la planta nuclear iraní.
La Argentina “debe” ser mera exportadora de materias primas. Las empresas mineras, hidrocarburíferas y el agronegocio pretenden optimizar el llevárselo todo. Eso debe quedar claro. Pero ahora se suma la carrera armamentista, la cual tiene mucho dinero a disposición para crecer y acelerar el saqueo (las cadenas de suministro).
Como sabemos, el aumento del precio de los combustibles hace que todo aumente. El petróleo argentino, cuyas exportaciones en crudo aumentaron de 30.000 bbl/d en 2017 a 128.000 bbl/d en 2023, representando aproximadamente el 18,7% de la producción total de ese año (que fue récord), se va principalmente a Estados Unidos. ¿Cuánto de esto terminará en la industria militar? Mientras que el consumo interno se distribuye principalmente entre los sectores de transporte (de personas es lo mínimo, y con el incremento de presupuesto para las Fuerzas Armadas será menos para civiles todavía), generación eléctrica, industria (algo queda acá) y agro (se exporta la gran mayoría; mucho termina siendo biodiesel), ¿cuánto será para la industria militar china, principal importador?

Por todo esto es que creo humildemente que la discusión de la reindustrialización “clásica” no es prioritaria, lo que no significa dejar de luchar para sostener la industria existente y vital para la vida del pueblo en general. Sin menospreciar ningún frente contra las políticas inhumanas, protofascistas y desindustrializadoras de este gobierno, y a sabiendas de que tenemos la mitad de la población bajo la línea de la pobreza, con un déficit nutricional gravísimo y generacional (viene de larga data este crimen), al punto de generar enfermedades y/o malformaciones, no solo en barrios populares sino quizás en todas las clases sociales, es que el alimento para sostener la vida debería ser la discusión central.
La Vida y el cambio que comienza por casa
Es que para salir de esta trampa, o por lo menos para tener el cuerpo, mente y corazón lo suficientemente preparados para analizar y transitar la realidad, debemos respirar oxígeno limpio, beber agua y alimentarnos de la forma más sana y nutritiva posible (en un ambiente sano, Artículo 41 de la Constitución Nacional).
La gran mayoría del pueblo argentino sufre las consecuencias de la inflación en los alimentos como principal problema. Desde los Andes al mar, en forma de embudo, como bien muestran los mapas de lo que queda de vías férreas (utilizadas para la exportación en gran parte), se siguen llevando todo, y está complicado frenarlo. Pero quedan todavía terruños limpios en nuestra pampa húmeda, entre algunos valles, laderas precordilleranas y sierras, espacios vitales, ecosistemas y tierras fértiles.
Por todo esto es que valorar las “gotitas de agua fresca” que bañan estos mini terruños en lo que queda de pampa húmeda sana; las manos llenas de tierra que, con humildad y esfuerzo concreto plantean desde esos valles y laderas fértiles libres de agrotóxicos, que debemos comer más y mejor todos y todas, y que el Buen Vivir debe ser el “como” es una cuestión de vida o muerte.
Son estos ecosistemas en resistencia lo que le queda de vida a nuestro país. Cuidarlos, fortalecerlos por el bien de quienes resisten y de quienes vendrán, pero además y mientras tanto, intentar generar la consciencia en los hermanos y hermanas de la urbanidad de que sin estos ecosistemas no hay comida sana que alcance, es crucial. Las grandes ciudades y sus habitantes no están comiendo ni van a comer agroindustria, ni minería ni hidrocarburos, y por lo que nos demuestra la historia, tampoco pagaremos el biodiesel, gas o la nafta más barata por más que la produzcamos, invirtamos en Vaca Muerta y/o hagamos una cañería (con la nuestra) para que se la lleven toda. De hecho, no solo aumenta todo, sino que se ha incrementado la importación de alimentos de forma exponencial. El Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino elaboró un informe que muestra un crecimiento interanual de 61% para el mes de noviembre de 2024, que supera al 53% de octubre y el 47% de septiembre.

Fuente: IDAA.
Los economistas ven desde sus Excel que, con el impuesto país, que la inflación, que el dólar, que la bolsa de Chicago, etc. Pero la realidad es que la Argentina está importando alimentos que se producen o producían en nuestro territorio. No los podemos producir y no tenemos el dinero para comprarlos. Un crimen premeditado, un genocidio organizado, un “ordenamiento territorial” global del 1% más rico donde Argentina es un área de sacrificio cuyos recursos naturales se van para sostener industrias y empresas trasnacionales que en muchos casos, van en detrimento de la humanidad.
Heroínas de la Vida
Simultáneamente están sucediendo “milagros”, que no alcanzan en su impacto real, pero están sucediendo, y si pudiéramos “sentarnos” todes en un mismo suelo, en ronda, mirarnos y ver que somos parte de la misma lucha, quizás y solo quizás, podamos transitar mejor los tiempos que corren y que vendrán.
Resumo diferentes frentes que se están dando y/o creo que deberían darse más pero sobre todo unirse, en dos grandes ejes:
1- Minimizar el impacto negativo e intentar acrecentar el impacto positivo de industrias extractivistas en los territorios que operan. Que contaminen lo menos posible y que dejen recursos económicos; infraestructura, etc. para que escuelas, hospitales y pequeñas producciones de alimentos a su alrededor estén en mejores condiciones. Mapear la cordillera y sus empresas hasta sus respectivas salidas a los puertos argentinos, de norte a sur y de oeste a este. Entre asambleas ambientalistas, políticos y juzgados consientes, productores y demás actores, debemos avanzar.
2- El Ordenamiento Territorial (el bueno, gran ejemplo es la Dirección de Ordenamiento Territorial de Córdoba), organizaciones indígenas, campesinas, sociales, políticas, ambientalistas, etc. Guardianando y ordenando territorios para respirar oxígeno, beber agua y comer sano aquí y ahora en un marco de Buen Vivir comunitario. Arraigo rural actual y para generaciones futuras en clave de Redistribución Poblacional.
El Territorio Argentino es inmenso para la cantidad de población que lo habita, el problema es la distribución poblacional, de tierras y recursos. La Redistribución Poblacional desde los Barrios Populares urbanos hacia las periferias, fortaleciendo comunidades rurales organizadas con una salida laboral planificada sobre la base de la producción de alimentos sanos para todo el pueblo argentino y porque no, para la exportación, debería ser posible. Desde ahí, reindustrializar la Argentina, desde los alimentos variados, nutritivos y subproductos. Creo que no solamente podemos alimentar bien a nuestro pueblo sino generar trabajo digno, justo, modernizado y cooperativo para nosotrxs, con sinergia latinoamericanista y para el Mundo. Y esto está, principalmente, en manos con tierra de lxs pequeños campesinos, sus organizaciones y la posibilidad de que se unan para sostener y proyectar mancomunadamente.
Con el cambio climático, que nos muestra su existencia de forma brutal, y la carrera armamentista al acecho, los ecosistemas limpios, los espacios productivos regenerativos y los suelos con nutrientes son vitales.
La organización y la unidad desde nuestros territorios, nuestros problemas, necesidades y soluciones para sostener y proyectar, deberían ser nuestras principales banderas para enfrentar lo que se viene.
(*) Fundador de la Asociación Civil Ser Humanos en 2004 en Córdoba y en 2005 en Leipzig (Alemania), con el objetivo de fortalecer comunidades rurales en un marco de Redistribución Poblacional para familias de barrios populares. Hoy es parte activa del proyecto cordobés Refugio Libertad y de diferentes organizaciones ambientales y de inmigrantes a nivel global.