De la deuda externa al saqueo ambiental cordobés
¿Qué intereses geopolíticos puede haber detrás de la apropiación de recursos naturales?
Por Lea Ross
Ganó Milei. ¿Pero cómo devolverá todos los dólares que le prestó Estados Unidos, que le permitieron calmar las finanzas en la previa electoral? La fiera financiera seguirá presente. Y en un país donde no ha logrado generar suficientes divisas para cancelar sus deudas, y sí quemarlos para mantener la cotización en baja, abre las preguntas sobre cuáles serán las exigencias y las condiciones que le impusieron la Casa Blanca a la Casa Rosada. La primera respuesta son las materias primas, que pueden ir desde los llamados “minerales raros”, que apuntán a la producción electrónica, hasta fuentes de energía como el petróleo, el gas o incluso territorios para la generación hidroeléctrica y eólica.
La provincia de Córdoba no tiene nada de eso para ofrecer. Pero como siempre: situaciones microscópicas permiten darnos una pista sobre cuáles serán los debates y conflictos que se avecinan, desde lo local a lo geopolítico.
El daltonismo especulativo
20 de octubre de 2025. Tribunales de Jesús María
“Elegimos esta sala pequeña, porque como somos pocos no queríamos ir a una sala amplia que haga rebotar el sonido”, explica el juez ante las dos partes. En su lado derecho, se encuentram distintos vecinos que están como querellantes junto con su abogado. Al otro extremo: un representante legal de la provincia de Córdoba, que dirá poco y nada en la audiencia, junto a un matrimonio de empresarios con su asesor legal. El varón de esa pareja pretendió construir un barrio privado en las sierras cordobesas prohibida por las leyes ambientales.
La audiencia fue convocada para lidiar uno de los conflictos ambientales más duraderos de la provincia cordobesa. En el año 2010, la empresa Ticupil SA recibió el permiso de la provincia para levantar 300 casas en el interior de la zona boscosa de Candonga, al norte de Sierras Chicas, en una zona de alta protección de bosque nativo, o “zona roja” como dicen las leyes. El rojo quiere decir que está prohibido desmontarlo. Allí fluye el Río Chavascate, que abastece de agua a los pueblos aledaños. Más de una década después, esa habilitación fue declarada ilegal y se espera un juicio penal contra la autoridad que firmó ese permiso: Raúl Costa, uno de los primeros secretarios ambientales del gobernador Juan Schiaretti. Pasaron varios años, pero Ticupil solo alcanzó a construir 23 viviendas, debido a los frenos judiciales que recibió a partir de las presentaciones realizadas por la Asamblea Vecinos del Chavascate, bajo la consigna “Candonga No Se Toca”.
“Yo no sabía que eso era zona roja”, comenta el empresario Alberto Spagnolo. Los querellantes le retrucan que la resolución provincial “dice explícitamente que eso era zona roja. Por eso se declaró como ilegal”.

“Está más que claro que Ticupil no existe más”, sentencia un funcionario judicial que sigue de cerca el caso, al aseverar que ya no se puede seguir comercializando por estar flojo de papeles.
“De todas maneras -comenta un frustrado Spagnolo-, yo agradezco que hayamos llegado a esta instancia. Porque es la primera vez en 15 años que logramos mantener un diálogo con ustedes. Resulta irónico que lo hayamos hecho en Jesús María, a pesar que vivimos cerca”.
“No había nada para debatir cuando algo es ilegal”, comenta fuera de la audiencia una de las presentes.
Estamos todos mercantilizados
“Somos un matrimonio que trabaja”, insiste la esposa del empresario inversor, Alberto Spagnolo, quien antes de ser impulsor desarrollista inmobiliario, venía del mundo de las finanzas. Spagnolo estuvo en el directorio del Banco Nación, durante la presidencia de Carlos Menem. Además, trabajó en la mesa de dinero Cohen SA, una de las principales firmas que aprovechó la salida del cepo en la presidencia de Mauricio Macri para llevarse los dólares al exterior, conocido como “fuga de capitales”. Probablemente, parte de esos billetes habían sido entregados por el Fondo Monetario Internacional, en su crédito más descomunal entregado a un país en mayo de 2018.
El barrio de Spagnolo se iba a llamarse Candonga Villa Serrana. Calculaban que para el año 2021, iban a recibir unos 15 millones de dólares por parte de quienes iban a comprar los terrenos. Una de las oportunidades desperdiciadas fue el reciente blanqueo de capitales que impulsó el actual presidente Javier Milei el año pasado, donde llegaron unos 20 mil millones; gran parte de ellos se quemaron para mantener el dólar planchado, y permitió fluir la comercialización de inmuebles y rodados. Sin embargo, las presentaciones judiciales vecinales evitaron que haya suficientes ladrillos para poder levantar todas las casas.

Tanto Spagnolo como su esposa, a contramano de la asamblea vecinal, comentaron en plena audiencia que han hecho un importante labor en el cuidado del ambiente: “Hemos hecho la mejor recuperación de la zona. Tenemos la mejor relación con el área de Turismo y Cultura de la provincia. Preservamos la capilla histórica de Candonga. Tenemos una huerta orgánica donde cultivamos sin agroquímicos. Solo tuvimos un caso de incendios. Y no veo que el resto se preocupe por la explosión de las canteras”.
La privatización de los ecosistemas está presente en el marco teórico de los empresarios que han invertido en los barrios privados de las sierras cordobesas. Ante los discursos contra los estados públicos por su ineficiencia en evitar la contaminación de los suelos y los ríos, aparece el espíritu emprendedor, capaz de poner en práctica el proteccionismo natural, que tanto venera quienes tienen el privilegio de hospedarse en ella. No siempre el negacionismo al cambio climático es la única cualidad que caracteriza la mercantilización de los bienes naturales.
Cordobesismo-Ceno
Miércoles 22 de octubre de 2025. Sede del sindicato de prensa, ciudad de Córdoba
“Ya que estamos todos, al gobierno le vendría bárbaro tirar una bomba acá”, comenta un presente de manera jocosa. Lo dice cuando apenas arranca la presentación oficial de la Red de Protección Territorial de la Reserva La Calera, una unión de organizaciones que deciden poner en práctica la defensa de un amplio ecosistema natural, que se encuentra en el interior de la gran mancha urbana cordobesa. En particular, en Sierras Chicas, zona donde hay fuertes inversiones de barrios privados, como es la que intentó hacer Ticupil SA.
La Reserva La Calera un ambiente donde habitan distintas especies de la fauna y flora autóctona, con jurisdicción nacional. El problema es que la Provincia anunció que iba a pavimentar la Ruta E-64, que conecta La Calera con Malagueño. Eso atravesaría al medio del área, a lo que suma la posibilidad de generar presiones de un lobby inmobiliario para lotear esas tierras al costado de ese camino.
Llegado desde Brasil, el locutor radial y docente Pablo Ramos aporta de que frente a las discusiones académicas sobre “antropoceno” o “capitalceno” -es decir, cuando la acción humana genera impactos ambientales a gran escala-. propone aplicar el neologismo de “Cordobesismo-ceno”, ya que tiene “un peso geológico al hablar que solo queda el 2 o 3% de bosque nativo” en toda la provincia.
“La reserva es un área enorme, desde el punto de vista urbanístico. Al estar rodeada de urbanizaciones, eso genera un conflicto permanente en los límites. Las amenazas vienen de los bordes, pero tiene su propia fortaleza y cada vez se va a consolidando más. Y este encuentro lo demuestra”, señala la arquitecta María Luz Cammisa. “Parece que un grupo minúsculo de personas pueden decidir por todos nosotros. Soberanía es la posibilidad de decidir y si no nos posicionamos, vamos a terminar cediendo ese lugar de soberanía”, señala el biólogo Emiliano Salguero, quien también activa en espacios de Derechos Humanos.

Dentro de la reserva, está el ex-centro clandestino de detención La Perla, que fue noticia recientemente por el hallazgo de enterramientos de personas desaparecidas: “Sabíamos que quienes lucharon por esa soberanía, muchos de ellos estaban allí… Perdón que me emocione, pero es una noticia alentadora y es un hecho histórico… Sabíamos que estaban allí, hacía cuarenta años que los veníamos buscando”, continúa Salguero.
Desde el Foro Ambiental Córdoba, el biólogo Federico Kopta plantea la sospecha de un posible canje de Provincia y Nación para ceder las tierras nacionales a la gobernación, a cambio de saldar deudas: “Solo se conoce por información de prensa del mes de abril. El gobierno [provincial] quiere cobrar la deuda previsional. No hay plata. Entonces, se entregan bienes. Según varios medios de comunicación, esos bienes serían la central nuclear de Embalse, [la empresa de fabricación de aviones] Fadea y tierras del ejército. Incluso, algunos citaron once mil hectáreas. O sea: éstas”.

Jorge Astrada es otro histórico que tuvo su participación en el empuje por la creación de la reserva: “No podemos permitir que pavimenten sobre los derechos humanos y al medio de la reserva. Porque perderíamos, por lo menos, la parte este y después vienen por todo”.

“Estas 13 mil hectáreas tienen un valor geopolítico estratégico”, sostiene el también biólogo ya jubilado Atilio Palacios. “Cuando fue secretaria de Ambiente del presidente Carlos Menem, María Julia Alsogaray proponía cambiar deuda externa por parques nacionales. No lo pudo hacer, porque no había jurisprudencia, ya que toda área protegida no puede monetarizarse, porque es intangible. Si nosotros cedemos a la posibilidad de canje de deuda interna con estas tierras, estamos generando un antecedente que, con la tamaña deuda externa que se nos infló a propósito, estaríamos regalando los parques nacionales con jurisprudencia a favor”.
La problemática de esa deuda externa se ha acrecentado con los acuerdos recientes con el FMI y la insólita situación de intercambio de monedas (swap) que realiza Estados Unidos para entregar dólares a cambio de pesos argentinos. Esto último, también funciona como préstamo, porque dentro de la letra se pauta la devolución de esos montos e incluso con tasas de interés. La falta de capacidad de pago para el país implicaría acelerar aún más esa “monetización” de los activos del país, que incluiría los propios territorios. Para una perspectiva anarcocapitalista, y al igual que el resultado electoral reciente: estamos mal pero vamos bien.
