La Ruta del Dinero de las Autovías II
Las constructoras que llevan a cabo las obras de las dos autovías más cuestionadas en Córdoba tienen negocios en común que estarían ligados en la salida de billetes al extranjero. No solo reconfirmaría la existencia de un cartel de obra pública, para consensuar la sobrefacturación de costos, sino que además el excedente se ocultaría en guaridas fiscales, dejando como saldo los pasivos ambientales.
Por Lea Ross | Ilustración: @nico_mezca
Por un lado, el juicio de la llamada Causa Vialidad trata de determinar, entre otras cosas, que si los fondos que ocultó el empresario constructor Lázaro Báez en distintas cuevas fiscales, desde Suiza hasta las Bahamas, fueron triangulados para beneficiar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por el otro lado, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) ha expuesto la existencia de una cuenta en Suiza, manejada por dos empresas offshore que están a nombre del empresario Nicolás Caputo, también del rubro de la construcción, y que además sacó provecho de la ley de blanqueo que promulgó el ex presidente Mauricio Macri, quien es “hermano del alma” del magnate. Tanto los Báez como los Caputo tienen en común la apropiación de dinero proveniente de arcas públicas para el enriquecimiento ilícito.
En junio pasado, La Luna con Gatillo reveló en su informe titulado La ruta del dinero de las autovías que la constructora Paolini Hnos., también ganadora de licitaciones de obras viales y que mantiene negocios con el sector megaminero, también estaría implicado en la fuga de capitales, debido a que sus dueños tienen una empresa fantasma en Panamá, creado por abogados involucrados, de manera internacional, en la malversación de fondos y ocultamiento patrimonial. Paolini Hnos. es la empresa que ganó la mitad de los tramos licitados de la llamada Autovía de Paravachasca en Córdoba, cuestionada por sus impactos ambientales.
Ahora, lo que revelaremos a continuación es que esas constructoras que, se suponen compiten entre sí en la disputa de los pliegos que reparte el Estado provincial, tiene un negocio común con sus pares que ganaron los tramos de la Autovía de Punilla. Esta obra vial, también esta cuestionada por los trabajos de deforestación, adulteración de cuencas hídricas, y destrucción de viviendas y espacios de valor arqueológico y espiritual para comunidades indígenas. Y cuando hablamos de “negocios en común”, nos referimos a posibles mecanismos que faciliten el transporte de dinero no declarado al extranjero. Esto no solo reconfirma la sospecha de la existencia de un cartel de empresarios, que empujan una sobrefacturación en el desarrollo de las obras, sino que además hacen acuerdos para llevarse los activos de manera oculta, dejando como saldo los pasivos ambientales.
Hermanos y negocios
La sorprendente trama que verán a continuación comienza con un pedido de replica al presente portal. Quien lo envío, es probable que se arrepienta de haberlo hecho.
Resulta que La Luna con Gatillo recibió un mensaje desde la gerencia de un holding empresarial llamado Grupo Phrónesis, del cual desde este medio de comunicación nunca se lo ha mencionado. Se trata de un conjunto de firmas, que están dentro del rubro agroindustrial, conformada por la cuyana Solfruta, elaboradora de vinos y aceites; la productora de galletitas NutriSantiago; la productora de alimentos derivados del arroz NutriCorrientes; y la proveedora de comida para asistencia escolar y social Teknfood. Además, comercializan las marcas Oliviovita y Solfrut, entre otras.
La inquietud que le trasladó Phrónesis a La Luna con Gatillo se refiere a lo publicado en el mes agosto en un informe titulado El saqueo vial. El artículo hacía referencia a que algunas de las empresas constructoras mencionadas en el famoso video de Cristina Fernández de Kirchner, en su defensa sobre la Causa Vialidad, están metidas en el negocio de la Autovía de Punilla, como es el caso de José Chediack SADIC, cuyo director tuvo intercambios de mensajes con el ex funcionario y condenado por corrupción José López.
En la nota, habíamos recordado que el dueño de esa constructora se había presentado en el 2018 en los tribunales de Comodoro Py por la causa de los cuadernos. La replica de Phrónesis es la siguiente: “José es el hermano de Juan, pero no tiene nada que ver ni con la constructora ni con los chats que difundió CFK. Y que aparezca su nombre en los medios le trae aparejado serios problemas de reputación”.
Cómo publicó La Luna con Gatillo, ahora corregido. No sería José, sino Juan.
La confusión se radica en que el nombre completo de la constructora es “José Juan Chediack SADIC”, creada hace décadas por Don José Juan, quien tuvo como hijos a José y Juan. Juan es el que decidió heredar la constructora y José a invertir en la pampa húmeda. En realidad, la corporación Chediack englobaba activos que iban desde inversiones agrícolas hasta el manejo de la pala mecánica.
Juan es el de la izquierda. José, el de la derecha.
Sin embargo, el hecho de que José no tenga nada que ver con la constructora ni con los mensajes que expuso CFK, no quiere decir que “no tenga nada que ver con el hermano”. De hecho, ambos están involucrados en el negocio de ocultamiento de fondos públicos, que La Luna con Gatillo venía investigando y que, ahora, esta replica permitió darnos otras pistas al respecto.
Incluso parece que José está acostumbrado a sacar provecho a llevarse los bolsos afuera, porque fue mencionado como uno de los 100 principales individuos que aprovechó las medidas flexibilizadoras del gobierno de Mauricio Macri para fugar más de 4,6 millones de dólares, según reveló una recordada nota de Horacio Verbitsky, para su portal El Cohete a la Luna.
Y voló voló
Ameriflight SA es una empresa registrada en la AFIP para realizar vuelos de pasajeros. Sin embargo, también cuenta con permisos para llevar cargamentos al exterior, utilizando vehículos aéreos de reducido porte. Según pudo averiguar el presente cronista, una de sus flotas es un jet Beechcraft C90GT, con características similares al de la siguiente imagen, extraídas de otra compañía.
En la última notificación para el Boletín Oficial, se señala que el último presidente de Ameriflight SA es Julio José Paolini, de la constructora Paolini Hnos., ganadora de la mitad de la Autovía de Paravachasca en Córdoba y dueño de una empresa offshore, según la base de datos de los Panamá Papers. El vicepresidente de Ameriflight es el preocupado José Chediack, CEO del Grupo Phrónesis, el que sacó plata afuera en la gestión de Macri, al que le teme que lo involucren con su hermano constructor y que ahora va a tener que preocuparse más todavía. El director titular es Jorge Hulton, quien trabaja en la comisión de asuntos legales de la Cámara Argentina de la Construcción, del cual tuvo como presidente a Juan Chediack, el hermano de José. Y los directores suplentes son Norberto Bacigaluppi -ligado a las concesiones de rutas-, Raúl López Oneto y Francisco Paolini, también activos de otras comisiones de la mencionada Cámara, donde se sospecha que se reúnen los constructores para ponerse de acuerdo en la repartija de las distintas obras que ofrecen los Estados.
Como pueden ver en el recorte de arriba, los directivos de Ameriflight pusieron como “domicilio especial” la calle porteña de Bernardo de Irigoyen 330, tercer piso. Resulta que es la misma que utilizó su presidente, Julio Paolini, al igual que su esposa, María Virginia Culela, para armar el 7 de noviembre de 2012 la firma Picard Global SA, en Panamá. Es lo que dicen los Panamá Papers, no así el Registro Público del país caribeño, donde los accionistas de esa empresa son ex empleados de la consultora Mossack Fonseca, cuyos voluminosos documentos se filtraron para exponer en el 2016 el gran destape financiero a nivel periodístico.
Para establecer contacto con Panamá, el matrimonio Paolini recurrió como ayuda a una mesa de abogados en Montevideo, a cargo de Juan Pedro Damiani, en ese entonces presidente del Club Atlético Peñarol y pieza clave de la malversación de fondos en el escándalo de la FIFA, al haber sido miembro del Comité de Ética del máximo organismo mundial de fútbol.
Ameriflight SA fue creada en el 2006, pero cuyos directores originales cedieron sus puestos, en el 2010, a dos dueños de una distribuidora de motores diésel. El 14 de noviembre de 2012, a tan solo una insignificante semana después de que se creara la empresa offshore Picard Global SA, renunciaron esos proveedores de automotores y fueron reemplazados en la presidencia por Juan Chediack, de la constructora José Chediack SADIC; en la vicepresidencia por Julio Paolini, de Paolini Hnos., y en la dirección titular por José Chediack, el hermano de Juan que no le gusta que lo aparenten con su hermano. Y por supuesto, pusieron como nueva dirección la del departamento de los Paolini, el mismo que usaron siete días antes para registrar la empresa fantasma en Panamá.
Todo esto quiere decir que las constructoras José Chediack SADIC y Paolini Hnos., importantes ganadores de las autovías de Punilla y de Paravachasca, tienen como negocio en común una empresa de transporte de carga aérea y adquirida una semana después de que se armara una empresa en una guarida fiscal y registrándolo todo en el mismo domicilio.
Curiosamente, Chediack y Paolini -sea el nombre de las constructoras o de las familias dueñas- también tienen en común realizar acuerdos con grandes empresas mineras, con modalidad a cielo abierto. Ambos trabajaron para la minera La Alumbrera para la construcción de un dique de “agua fresca” y que fue utilizada para el proceso de separación de rocas y minerales. Paolini lo hizo mediante la firma Minerar SA, que también hizo obras en Cerro Vanguardia, en Santa Cruz, y se encargó de la carga y transporte del proyecto jujeño de la minera Aguilar, anteriormente de Glencore, accionista de La Alumbrera. Mientras que Chediack hizo trabajos en el frustrado proyecto binacional Pascua-Lama, de la Barrick Gold.
Desde Phrónesis, el holding de José Chediack, insisten en que su CEO no tiene nada que ver con la constructora de su hermano. Pero ante la consulta de La Luna con Gatillo sobre la cuestión de Ameriflight prefirieron no responder.
El origen de los fondos
Tal como lo advirtió La Luna con Gatillo, si revisamos las ofertas presentadas por las constructoras para la Autovía de Punilla, hay una sobrefacturación de alrededor del 40%, mientras que el de Paravachasca se mantiene en una cifra menor. La distribución de ganadores de las firmas -Chediack, Roggio y SACDE para Punilla; Paolini, Astori, Boetto y Buttigliengo para Paravachasca- hace sospechar que se trato de un consenso previo entre los competidores para luego repartir lo que estaría sobrado.
En el total de ocho secciones que conforman las dos trazas vemos que despliegan una cierta armonía que la torna probabilísticamente difícil de realizar ante un panorama de incertidumbre de competencia libre. En las primeras y terceras secciones de las dos autovías, las licitaciones fueron disputadas con menor cantidad de constructoras, mientras que en las segundas y cuartas secciones respectivas se ofrecieron números que logran una sustancial tendencia cuasi paralela, sin cambios abruptos al respecto, cuya única excepción es la cuarta oferta de la sección segunda de Punilla, que fue presentada por Paolini Hnos., como un modo de quebrar ese patrón, presentado una oferta demasiado abultada. Contradictoriamente, fue la gran ganadora al presentar las ofertas más baratas en dos secciones de Paravachasca.