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Contra la moderación: Reflexiones sobre una nueva cultura pesada en el metal

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Del 4 al 6 de septiembre, se llevaron adelante las Primeras jornadas de debate del GIIHMA (Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre el Heavy Metal Argentino), con una fuerte presencia latinoamericana y un tendal de tareas dentro del movimiento metalero que no se conforma con eufemismos nostálgicos.

Por Emiliano Scaricaciottoli

El 7 de octubre, Rita Segato dio una conferencia magistral en el MALBA titulada: “Feminismos: debates pendientes”. Ante una audiencia virtual desmadrada (para la anfitriona y la institución que la amparaba), construyó una clase de “mitologías” (una clase barthesiana) dentro de los feminismos contemporáneos. Sobre todo el argentino, inscripto, como parte del latinoamericano. Me quedé con un concepto muy importante que aplica a todos los movimientos que propongan algún tipo de “deconstrucción” militante, en este presente suspendido, en transición constante, de pandemias y crisis radical del capitalismo: “No son positivas las vanguardias o las hegemonías dentro de nuestro movimiento”. Toda la introducción de la conferencia merodeó en una preocupación capital (que supera al feminismo, que se ancla, insisto, en todo movimiento que desregule o intente desregular los arquetipos de su presente) contra la vanguardia. La vanguardia, que para Segato peca de moralinas, sacerdotizas del deseo, puritanismos punitivistas, regulacionismos celebrados por la máquina estatal y un tendal consignista standarizado y cooptado por marcos lingüísticos verticalistas (más normativistas que las instituciones que combaten), digo, esta vanguardia traducida en el movimiento metalero nuestroamericano no escapa de semejante caracterización.

El GIIHMA opera desde el 2013 con un programa de coyuntura atrincherado en las postrimerías del kirchnerismo y con una caracterización nodal respecto del giro derecha de nuestras sociedades: nos cargamos al hombro un programa fuertemente anti macrista y feminista. Dejamos atrás, postergamos, evocamos lateralmente, y porque la coyuntura lo demandó, esas otras banderas que nos caracterizaron para pensar al “metal nacional” y tajearlo: el carácter de clase, el indigenismo, los debates post diciembre de 2017 en los movimientos populares que enfrentaron al macrismo en Plaza de los Dos Congresos, etc. La caracterización fue correcta, la política, impecable. Pero soslayamos un dato clave: estos debates no están necesariamente en el puesto número uno de la agenda política de los otros grupo de investigación dentro del metal, o bien, del metal en otras latitudes de nuestro continente. Por eso, las Jornadas fueron un sopapo de realidad necesario para todo el movimiento metalero que se pretende parricida pero que ha superado (o así lo pretende) el infantilismo de ese posicionamiento político hacia el oro pretérito, la gloria del ayer. Decíamos, por Iorio y la runfla que lo celebra: “El parricidio se está efectuando”. El grave problema que tuvo el programa de Parricidas. Mapa rabioso del metal argentino contemporáneo (2018), la segunda producción del GIIHMA, fue no haber explicado con exactitud la vibración más baja y oportunista de lxs parricidas: me refiero a lxs cíclopes academicistas entusiasmadxs con la idea de “destruir y matar”. La vibración alta, la que supo usar el cuchillo en tiempo y forma, sigue observando el mapa (rabioso a la letra; desorientado a escala continental) críticamente. Ni como funcionarixs (becarixs y compañía) ni como ex funcionarixs (el PAMI que se acentúa todavía en los cordones de la producción dentro de nuestro movimiento: los que te piden que pagues para tocar, por ejemplo). Esta vibración del parricidio se visibilizó muy fuertemente en la antesala de estas Jornadas. Ya sea, en los conversatorios que llevamos adelante con el Seminario Permanente de Estudios sobre Heavy Metal de México o con el CIAMHH (Colectivo de Investigación y Acción desde el Metal de Habla Hispana), espacio del cual somos parte fundadora. En esta “previa” de cumpleaños, ya se habían expuesto las enormes distancias que los grupos de investigación dentro de nuestro movimiento metalero estábamos teniendo. Se agilizaron las contradicciones, y salud.

Sin ir más lejos, con Juan Pisano escribimos para La Luna con Gatillo una declaración tajante sobre espacios virtuales y congresos fantasmales que emergieron en el último tiempo a lo largo y a lo ancho del continente. Nos volvimos una tentación para el “Norte Global”. La publicación al inglés de Se nos ve de negro vestidos…, nuestra primera obra de 2016, también abonó al apuro desmedido y papelonero de algunos grupos de investigación o lobxs solitarixs que se vieron en la urgencia de “hacer algo”. Este apuro, esta urgencia, nunca es por la intervención política. Por la caracterización de coyuntura. No. Es por la necesidad de visibilización. Por la gracia de su prótesis: no producen nada, no escriben nada, no proponen nada. Copian y pegan con la esperanza de que el ASPO no se termine y la virtualidad los acerque a algún debate serio sobre el devenir del metal nuestroamericano. Porque los debates que se llevaron adelante en las Primeras Jornadas del GIIHMA (como las producciones de “doble poder” en los constructos autogestivos de la movida, las problemáticas de género, el lugar de los medios de comunicación alternativos, los agrupamientos continentales y su agenciamiento con los sujetos políticos más dinámicos de nuestro presente, por ejemplo) no son los que los filisteos del metal recogen. Por el contrario, usan nuestros títulos para su collage “vendible” al “Norte Global”, para ingresar a la meca de los estudios académicos. Oh, la academia…

El mayor peligro hoy para lxs metalerxs en torno a lo que el GIIHMA ha generado en estos ocho años de vida es la moderación y una tendencia vanguardista que nos aísle. La obra del GIIHMA debe servir para recoger el guante de las formidables ponencias y debates que se dieron al interior de las Jornadas y exponer, es decir, darle luz a las fracturas que tenemos dentro de nuestro movimiento. Sobre todo, aquellxs que hacemos de nuestra intervención un lugar para la escritura y la docencia. Observo que es este el momento de explicar que no somos todxs “lo mismo”. Que celebramos nuestras diferencias (en relación, otra vez, al Estado, los populismos, el indigenismo, el feminismo, la renovación etaria, etc) y que algunas de ellas implican un no retorno.

¿Cómo habría retorno o constelación posible con grupos miserables como el REEHM (Red de Estudios y Experiencias en y desde el Heavy Metal? Esta “Red” del rejunte de quienes quedaron afuera del GIIHMA o del CIAMHH y su hermanastrx peruanx (que luego de cancelar su congreso en la santísima Universidad Católica de Perú y de rogar un espacio dentro del CIAMHH se dedicó a la auto-conservación de su patrimonio metalero: ¡un museo!) se empeñaron -por segundo año consecutivo- en la tarea de robar descaradamente forma y fondo de nuestra agenda para evidenciar debates “urgentes”, pero eso sí: ojo, sin leer ni retomar ninguna tesis, ningún accionar, ningún programa previo a su existencia. Hicieron tabula rasa de todo lo escrito en su propia lengua, en su propio territorio, y se dedicaron a celebrar sus limitaciones. Una de sus figuras públicas más relevantes, no sé si la creadora de este engendro, recuerdo allá por 2014, cuando pasó por el GIIHMA, pedía asesoramiento para que le expliquemos qué era escribir un ensayo, al mismo tiempo que cobraba su bequita estatal y juntaba documentación para su doctorado. Su desvinculación del GIIHMA, sin más, tuvo que ver con su propia limitación. La señora hacía papers. Ciencia. Eso que está por sobre todos los soportes de escritura. Es más, muchxs de sus actuales referentes “socio-culturales” han crecido con el GIIHMA y la Feria del Libro Heavy, y ahora intentan resucitar su efecto de cientificidad camuflado de “pueblo” o de “pueblada”. Es sorprendentemente descarada la programación de su próximo encuentro. Doblemente descarada: primero, en 2019, copiaron todos los modelos de la Feria del Libro Heavy de Gito Minore y María Inés Martínez como si fuera la originalidad supina dentro de los estudios sobre metal (con la trillada y naftalinada mano cornuta en sus iconografías); ya habían tenido la desfachatez de participar de la Feria del Libro Heavy de 2018 y abandonar cobardemente el debate con el GIIHMA en cuanto a los posicionamientos de género que venimos teniendo y exponiendo en nuestras producciones escritas y en nuestros cursos. Como si nunca antes de su Χριστός hubieran existido los estudios sobre metal en nuestramérica.

En segundo lugar, este año y frente al éxito rotundo de las Jornadas virtuales del GIIHMA, propusieron otro encuentro pero calcando cada una de nuestras mesas y paneles (lxs invito a ver los títulos) y, por las dudas, invitando a lxs mismxs ponentes. La historia se repite, decía otro padre, primero como tragedia y luego como farsa. Pero si la farsa no se desnuda, si el circo no se desmantela, para múscixs, investigadorxs, docentes, productorxs de nuestro movimiento el GIIHMA y el REEHM son organizaciones que co-existen. No se puede coexistir con deslealtad, con oportunismo, con infantilismo. Sólo se puede coexistir cuando no hay un diálogo honesto. Publiquen, armen un partido, decía la Jefa, y ganen las elecciones. De lo contrario, no se puede coexistir: porque no existen. No discuten con nadie. Menos aun conteniendo en su entorno tumoral organizaciones del punitivismo más mediocre de nuestro país que encubren violentos en sus fiestas “clandestinas” (como les pasó en 2019) y personajes que aparecieron virtualmente en nuestras Jornadas-con la impunidad del avatar, nunca poniendo el cuerpo- para denostar a una compañera ponente con comentarios machistas y cobardes.

El GIIHMA debe posicionarse, aunque ello implique darle entidad a esta “Red” de embaucadorxs, por respeto a sus compañerxs de ruta, por respeto a la obra que dejamos. Porque nos importa pensar francamente una orientación para el metal argentino y nuestroamericano sin medallitas doctorales, sin el amparo de las “ciencia humanas” que tanto defienden lxs filisteos de la “Red”. No somos lo mismo. No representamos lo mismo. No hay comunión posible con ustedes, sencillamente, porque reflejan la decadencia de quienes ni llegaron al parricidio y siguen masturbándose (y vendiendo su goce como “novedad”) con las instituciones de occidente, con el canon anglosajón que se sacó “cero” en Geografía y repite la misma vulgata antropológica hace, al menos, quince años.

El GIIHMA y el CIAMHH están en condiciones de instrumentar un plan de acción que supere la súplica a las instituciones europeas para participar de sus congresos; que supere las barreras de los “campos epistémicos” y asuman un trabajo transdiscilinario para una acción política, para pegar con un solo puño; para desterrar a lxs oscurantistas, a lxs carroñerxs que se camuflan de “pueblo” pero se sienten libres sólo desde sus sillones universitarios. Allí, en definitiva, es donde impacta su no-obra. Su reposición de conceptos y marcos ajenos. Porque allí es donde inscribirán su currículum. Porque desde allí es donde se harán vanguardia de la elite letrada. Son una mala copia y lo lamento por aquellxs compañerxs de esta y otras tierras que aún lxs acompañan. Pero no se puede peregrinar con la estampita y el tridente al mismo tiempo. Hay que tomar partido.

En respeto a lxs compañeros que pasaron por las Primeras Jornadas de Debate del GIIHMA, en honor a su programa de acción, a su filosofía de investigación, para ustedes estas líneas. Los desafíos que nos depara este presente continuo se traducen en reformular y resemantizar las luchas en curso y no darle tregua al arco regulador, conservador, misógino y cobarde del “metal nacional”, ni acá ni en ningún rincón de nuestramérica. Intervenir en esa agudización de las contradicciones es también enfrentarnos a las formaciones discursivas oportunistas, autonomistas y condescendientes que aplican un bonapartismo sin techo para leer exotismo allí donde hay una guerra.

Para acceder a todas las mesas y paneles de nuestras Jornadas:

https://www.youtube.com/channel/UCSPFErhL83Mphb9PIvv368Q

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