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¿CÓMO SE EXPLICA LA VICTORIA DE MILEI EN LA REGIÓN?

Por Nicole Martin Ilustración Chechu Mansilla

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Hay muchas explicaciones que circulan en las redes, en los medios y en la mesa familiar sobre cómo fue que un outsider desconocido hace cinco años como Javier Milei ganó las elecciones de Argentina con más de 10 puntos de diferencia con su opositor.

En #EcosDeNuestramérica, reflexionamos en clave regional. ¿Cómo se explica la victoria de Javier Milei en relación a América Latina y el Caribe?

  1. Giro a la ultraderecha

Como primer punto, tenemos que comprender que este giro a la ULTRAderecha no es únicamente de Argentina, sino que abarca otros países en la región desde hace años.

Por ejemplo, en Chile el resultado de José Antonio Kast en las elecciones constituyentes es un síntoma de la reconfiguración de la oposición a Gobiernos de izquierdas que se inició en Brasil y también abarca a países como Colombia, que en sus elecciones regionales demostraron esta tendencia.

En Chile por ejemplo reconocemos que desde el levantamiento de 2019 hay un proceso de cambio, impulsado por la elección a presidente de Gabriel Boric. 

Sin embargo, en las últimas elecciones, el pueblo responde de forma completamente opuesta. 

Y es un espejo de lo que pasó en Argentina, con la elección de Alberto Fernández después de Mauricio Macri y el último manotazo con Javier Milei.

Cuando en Chile tuvimos el fallido proyecto de redacción de la nueva constitución, con la Asamblea Constituyente, rechazado en 2021, ahora es el Partido Republicano, una formación de extrema derecha, la que arrasó en las elecciones por el Consejo Constitucional y se hizo con la nueva propuesta de Carta Fundamental.

Un paralelismo con Milei, este partido liderado por José Antonio Kast es NUEVO, fue fundado apenas en 2019, y logró la mayor cantidad de votos conseguidos por un partido político desde el regreso a la democracia en 1990.

Otro paralelismo, la diferencia entre Haddad y Bolsonaro en las elecciones donde ganó por primera vez la ultraderecha en este período en LATAM, fue muy similar a la de nuestras últimas elecciones. El candidato ultraderechista venció en el recuento a su rival por 11 puntos.

De hecho, el fin de la derecha tradicional es un fenómeno donde Brasil fue pionero. Aunque después fue elegido Lula, con una diferencia mínima, tenemos que reconocer lo baja que fue la vara popular para Bolsonaro.

Bolsonaro venía de gestionar desde el negacionismo una pandemia que mató a 700.000 personas brasileras. Bolsonaro, con sus amenazas golpistas, su diplomacia aislacionista y su misoginia, fue derrotado en los comicios en 2022 pese a lograr más votos de los que cosechó en 2018, cuando aún era una esperanza de cambio para buena parte del electorado.

Ahora, ¿qué es la ULTRAderecha y cómo se diferencia de la derecha tradicional?

Esta fuerza de la extrema derecha exhibe su diferencia frente a la derecha tradicional principalmente en asuntos como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto y sus votantes se sienten atraídos por un discurso rendido a las ideas de patria y familia.

  1. Transiciones de un sólo mandato

Otro fenómeno que podemos observar es que los mandatos en Latinoamérica están siendo de un sólo período. Bolsonaro tuvo un sólo período, Lasso también, aunque en este caso no hay alternancia de tendencias, porque fueron de la derecha a la derecha. Todo indicaría que Boric va a tener un sólo período. Ya veremos Gustavo Petro en Colombia. En lo que respecta al caso colombiano, en los últimos veinte años solamente dos presidentes han sido reelegidos: Álvaro Uribe (2002-2010) y Juan Manuel Santos (2010-2018)

Hay que decir que Cuando a comienzos de la década de 1990, la mayoría de los países latinoamericanos estrenaron sus nuevas democracias, tras un periodo de dictaduras militares o guerras civiles, casi ninguna constitución nacional permitía la reelección consecutiva. Muchos países quitaron esta restricción, e incluso algunos como Venezuela, Bolivia y Nicaragua abrieron la puerta a la re-elección por tiempo indefinido.

“La habilitación de la reelección presidencial indefinida es contraria a los principios de una democracia representativa, y por ende, a las obligaciones establecidas en la Convención Americana y Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”, concluyó la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Sin embargo, hay que decir que no son sólo gobiernos de izquierda los que impulsan estas re-elecciones por tiempo indefinido. En El Salvador, un mes después de este comunicado de la CIDH, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, puso en marcha distintos mecanismos legales para poder presentarse a la reelección. Además, a través de su vicepresidente, Bukele está promoviendo una reforma constitucional que podría avalar ese cambio (también estudia alargar de cinco a seis años los mandatos presidenciales).

  1. Capitales y fake news

En 2018 estaba caminando por la calle Florida, en Buenos Aires, con mi pañuelo del aborto en la mochila y dos chicos me pararon en la calle y me preguntaron si votaría a Javier Milei para presidente. Yo no sabía quien era y les pregunté. Me dijeron que era el economista de los pelos locos en la televisión, de ideas de derecha.

Ese año, Milei fue el economista más consultado por programas de radio y TV en 2018: Le hicieron 235 entrevistas y tuvo 193.547 segundos de aire, según relevamiento de Ejes Comunicación.

Entonces, ya había pibes que habían llegado a Milei, probablemente por su campaña en redes sociales o mismo que estaban financiados para hacer este tipo de programas. No lo sabemos.

Creo que un punto que explica esta victoria es la inversión de capitales extranjeros en propuestas liberales como la de Milei. Que como vimos en la columna de #EcosDeNuestramérica de la investigación “mercenarios digitales” muchas veces se hacen con agencias, expertos y empresas que producen contenido político para redes en forma de memes, videos y, en muchos casos, información falsa.

Decimos capitales extranjeros porque son personajes financiados por varios países. Por ejemplo, el asesor de Milei, Fernando Cerimedo.

En el artículo “El argentino que desinforma en Chile y su vínculo con uno de los árbitros de la constitución” se profundiza sobre la historia del consultor argentino Fernando Cerimedo, que según la investigación del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), participó en operaciones de desinformación en la campaña de re-elección de Bolsonaro, del “Rechazo” en Chile y ahora de Javier Milei.

Si analizamos la campaña de Milei, Cerimedo aportó más de $6,7 millones “en especies”, es decir, con su asesoramiento para la campaña. Sus “especies” representan casi el 10% de los aportes privados.

Según analizó ElDiarioAR, otro 22% lo aportó un empresario, Sebastián Braun ($15 millones), de la familia dueña de la cadena de supermercados La Anónima y primo segundo del ex jefe de Gabinete de Mauricio Macri, Marcos Peña. Fue el principal aportante individual de LLA. 

Y aunque según los balances e informes presentados por La Libertad Avanza (LLA) ante la Cámara Nacional Electoral, Milei financió el 65% de su campaña para las elecciones primarias con aportes del Estado, también hubo estos aportes privados. 

Casi el 70% de los fondos privados fue aportado por tres empresas: Franquimar SA ($20 millones), Smart Commerce SA ($16 millones) y Dulkord Company SA ($12 millones). Ninguna de estas empresas tiene sitio web.

Dos de esas empresas, Dulkord SA (venta de equipos informáticos) y Smart Commerce SA (venta de equipos informáticos y logística), están relacionadas con las mismas dos personas. Ambas fueron fundadas en 2016 por dos accionistas, Héctor Miguel Falvino y Silvia Noemí Palacios.

Van algunas preguntas: ¿si estas empresas fueron fundadas en 2016, a mí me pararon en la calle en 2018, Milei es el economista más consultado en radio y televisión de ese año, es posible pensar que la campaña de Milei no comenzó en la pandemia, sino bastante antes?

Si indagamos en los aportantes de Milei, ¿llegaremos a capitales internacionales que podrían estar relacionados con otras campañas de ultraderecha en la región?

Por ahora no tenemos respuestas, pero tenemos cuatro años para investigar con mirada crítica este proceso y reconocer qué hilos mueven a los personajes de la ultraderecha latinoamericana.