Amta Argentina Paz Quiroga en las Charlas del monte
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En estos tiempos de incertidumbre y confusion siempre es bueno escuchar la voz de las ñañas, las abuelas. Sobre todo cuando es presencia y abrazo, reciprocidad en la palabra, visita en nuestros propios territorios. Veni changuitx, acompañame, que vamos a visitar a la Amta. Argentina Paz Quiroga nació mujer, pobre, periférica, olvidada… una nadie, diría el maestro Eduardo Galeano. Sin embargo, a lo largo de su vida, rebelde con causa, fue forjando una historia de resistencias y consciencias que hoy florecen en palabras y enseñanzas, de las que algunas almas perdidas nos servimos para sostener la esperanza de esta semilla-serpiente en la simiente de la Madre Tierra.
Después de la militancia barrial, el exilio interno y la enfermedad terminal, fueron las abuelas escondidas en los cerros del apu Aconcagua las que de a poco fueron iluminando el camino de Argentina en la identidad Warpe, una cultura que las universidades y estados habían dado por muerta. Fue su misión constante y empeñada desperdigar ese rayo de Esperanza, de vuelta a la vida, por las comunidades y territorios del Cuyun y otros también. Porque para su cultura, la Madre Tierra, Peineteta, no tiene fronteras ni enemistades. No tiene tiempo ni espacio, como su mensaje.