Put4s feministas en el Encuentro Plurinacional
Una crónica hacia 37mo. Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades en Jujuy. En particular: sobre los debates referidos al trabajo sexual y sus agrietados dilemas y curiosidades.
Por Yunga
Fotos: Casa Roja AMMAR (Ig).
Viernes 1 a.m.
Cuando vuelvo del baño a mi asiento veo que, salvo por un par de chicas que todavía estabamos leyendo, todes duermen. El colectivo en el que viajo fue gestionado por militantes de la agrupación estudiantil universitaria La Bisagra y los pasajes estaban a un módico precio de 65 mil pesos ida y vuelta (Córdoba-Jujuy). Hasta hace unos minutos un grupo de chicas en el fondo jugaban a decir palabras al mismo tiempo buscando coincidir, pero ahora también duermen. La verdad es que me vendría bien dormir, arranqué el día temprano en una cama ajena y ahora se vienen 48 horas intensas, pero no puedo dejar de leer Puta Feminista, la autobiografía de Georgina Orellano (secretaria general de AMMAR Bs. As., sindicato de trabajadorxs sexuales). Para colmo estoy justo en una parte en la que la comitiva de AMMAR llega al Encuentro de Mujeres del 2015:
“Las columnas de las organizaciones llegaban al predio de Mar del Plata como podían y en el tumulto sobresalían las pelucas rosas de las Socorristas en Red por el Derecho al Aborto. Con ellas venía Lohana Berkins, que al vernos simuló una escena de conflicto entre travas y putas. Armó un escándalo, un recurso que traemos de la calle.
—¡Miren! ¡¡¡Ahí están las proxenetas que se quedan con las esquinas!!! —gritaba Lohana, llamando la atención de la multitud.
Cuando la columna llegó hasta nosotras, extendió los brazos para saludarnos y nos reímos juntxs frente a la mirada del resto, que quizás suponían que nos agarraríamos de los pelos.
—¿Qué esperan? ¿Qué nos caguemos a palos? Si en la calle las putas y las travestis siempre estamos juntas, ¡por favor! —gritaba Lohana ganándose las risas de las putas y dejando boquiabiertas a las que observaban de lejos”.
En la soledad insomne me emociono hasta las lágrimas. Llevo varias semanas leyendo todo lo que encuentro sobre trabajo sexual (bajo un impulso de ñoña que me pide aprovechar al máximo el taller del Encuentro) y en esas lecturas me enteré de que muchas militantes travestis históricas luchan (o lucharon) por la abolición del trabajo sexual. En Prostitución/trabajo sexual: hablan las protagonistas, una de las que argumentan a favor del abolicionismo es Lohana Berkis (aquella que dijo: “Cuando una travesti entra a la universidad, le cambia la vida a esa travesti. Muchas travestis en la Universidad le cambian la vida a la sociedad”). El hermoso encuentro relatado por Georgina me dejó ver una dimensión emocional del conflicto que no había podido apreciar entre tanto texto académico/argumentativo. Un ensayo de puente en la Grieta que hoy impide que haya en Argentina una ley para reconocer el trabajo sexual como trabajo.
Me quedo leyendo todavía una hora más, hasta terminar el libro. Por momentos me cuesta creer que dentro de unas horas voy a conocer a su hermosa autora.
Viernes 12:30 p.m.
En la escuela reservada por La Bisagra nos cambiamos de ropa y dejamos las bolsas de dormir y un par de cosas más para no andar cargando. Nosotras (una novia, una amiga y yo) tenemos reservado un departamento junto a un grupo de docentas universitarias afiliadas al gremio en el que trabajo, pero queda a 7 km del centro así que arrancamos hacia la zona de los talleres, que empiezan a las 15:00.
Con Desi (novia) tuve mi primer encuentro presencial con un varón: un pequeño gran paso en mi formación como puta. Iremos juntas al taller de trabajo sexual. Caminamos junto a nuestra amiga Meri fumando un porrito por las calles de San Salvador, cruzando cada tanto a pequeños y grandes grupos de mujeres. Meri entra a una escuela en la que se dicta el taller sobre identidad marrón y con Desi descubrimos que nos hemos equivocado y que el eje 8 no está en la escuela 8, sino en la 1, a 15 cuadras.
Viernes 15:20 hs.
Cuando llegamos a la Escuela de Minas “Dr. Horacio Carrillo” hay unas 40 personas sentadas en tres círculos concéntricos. El taller 64 es en el medio de un gimnasio en el que las voces retumban mucho. Ante la queja repetida de que no se escucha hacemos más chica la ronda, pero aún así algunas voces se pierden con el eco. Las presentaciones van llegando a la mitad de la ronda y ahí descubro que menos de la mitad de les presentes son trabajadorxs sexuales. Hay psicólogas y trabajadoras sociales que trabajan con putas, pero sobretodo estudiantes y académicas curiosas/aliadas. Agradezco su voluntad de aprender y manifestar su apoyo, como dice una, pero lo agradecería más si evitaran divagar tanto en el “yo” en sus presentaciones.
De las 20 personas que sí somos TS, la mitad pertenecen a AMMAR Bs. As. y están sentadas en el sector de la ronda que mira hacia la puerta. Las presentaciones van claramente dirigidas hacia ellas. Cuando la ronda de presentación va terminando, una chica que lleva puesta una remera de Las Compañeras de Sandra (asociación civil que nace tras el asesinato de Sandra Cabrera, secretaria general de AMMAR Rosario, y que según leo en las remeras ahora también tiene sede en Bs. As.), nos pregunta de dónde somos y nos presenta a une pibi que está junte a elles, también de Córdoba. Después nos pregunta si queremos el pañuelo rojo que dice Trabajo sexual es trabajo, negarlo es violencia y yo, que hace meses que lo anhelo (y después de años sintiendo que no era “lo suficientemente puta” para usarlo) respondo: RE SÍ. Emocionada, me ato un pañuelo en la muñeca por primera vez en mi vida y por un momento me siento una adolescente atándose el pañuelo verde en una vigilia.
Cuando termina la ronda de presentaciones, las militantes de AMMAR (que quizás presenciaron la escena del pañuelo) miran hacia donde estamos sentadas y nos invitan a presentarnos. Desi se presenta como TS y yo, que inconscientemente todavía me sigo haciendo un test de puta que da negativo, digo hacer TS virtual hace 5 años y (exagero) este año empecé a hacer presenciales. Después (quizás innecesariamente) agrego que trabajo en un gremio docente y que me interesa la posibilidad de pensar vínculos intersindicales, que mi fantasía es encontrar la forma de abrir whiskerías… aunque no sé si es esa la palabra, agrego rápido, temiendo que esté muy asociada a las redes de trata.
Viernes 16:00 hs.
Cuando termino de presentarme toma la palabra Yokhari, la hermosa travesti sindicalista de AMMAR que coordinará el taller. Nos lee los temas propuestos y la dinámica (levantar la mano para anotarse en la lista de oradorxs). Yo tomo coraje y aunque no veo a nadie tomando notas, saco mi cuaderno. La primera en pedir la palabra es Georgina, que con provocación dice que “nosotras a las psicólogas y trabajadoras sociales las odiamos (silencio, risas incómodas) porque son ellas (¿o quizás dijo ustedes?) las que entran con la yuta en los allanamientos y escriben los informes que reciben los fiscales, diciendo que nosotras somos víctimas y dándonos combos de McDonalds como si eso compensara la clausura de nuestros lugares de trabajo”.
La siguiente en hablar es otra de las Compañeras de Sandra. Se presenta como TS hace muchos años y dice que si antes el proxenetismo avalado por el Estado consistía en tener que pagar a la yuta, hoy esa plata se lo llevan los que te alquilan un lugar al triple de lo que cuesta por ser TS. Luego una psicóloga dice algo “sobre el rol de la objeción de consciencia en los consultorios para TS” y yo lo anoto así tal cual, pero ahora no puedo recordar nada más (quizás porque yo también tengo mis razones para odiar un poquito a las académicas aquí presentes, incluyéndome). Yokhari nos cuenta que en Constitución las TS migrantes como ella no pueden andar con plata encima porque si la yuta te agarra con 30 mil pesos y no podés demostrarte de dónde la sacaste, te la roban.
“Las políticas de género son pasajeras si no atraviesan la empatía de les trabajadores -dice Georgina-. No queremos que el gobierno nos de una máquina de cocer, queremos cobrar como la funcionaria que gestiona esas máquinas”. Bello. Respecto a la violencia simbólica en los cuestionarios dirigidos hacia TS nos cuenta que a la pregunta “¿Qué toman antes de ir a trabajar?” en el múltiple choice estaba “cocaína” como posible respuesta, pero no café ni mate. “¿Qué toman ustedes antes de ir a trabajar? De última un porrito para soportar al cliente, pero ni eso estaba”, bromea. La Compañera de Sandra que nos regaló los pañuelos insiste en el problema de la acusación de proxenetismo (basado en la Ley Anti-trata) dirigida hacia las TS que tienen un contrato a su nombre: “Mis únicos fiolos son mis hijos. Trabajo para alimentarlos y estoy orgullosas de que sean mis fiolitos”.
La siguiente anotada en la lista para hablar soy yo. Con cierta timidez y torpeza retomo mi interés por encontrar instituciones (asociaciones civiles o hasta universidades) que ofrezcan un espacio para realizar TS, buscando evitar la acusación de proxenetismo. Con innecesaria modestia transformo mi intervención en una pregunta al aire: “¿Conocen casos así?”.
El silencio confuso e incómodo es interrumpido por otra Compañera de Sandra que con mucha razón ignora mi pregunta y habla sobre la obligación de las trabajadoras sociales de respetar las voluntad de les TS (o algo así, porque la verdad es que todavía tiemblo de vergüenza cuando tomo esas notas). Con la diligencia que caracteriza a las buenas moderadoras, Yokhari me responde después que no, que no se conocen casos así como los que pregunto, librándome así de la incomodidad de haber dejado una pregunta colgada en el aire.
La siguiente en participar es una persona de cara tatuada y pelo corto que pregunta en qué país se basó el modelo de ley que promueve AMMAR y cuáles son las formas de acompañar la ley. Después una universitaria cuenta que la echaron de un taller abolicionista y tiene la osadía de decirle a Georgina que sería importante que ellas fueran a discutir a los talleres abolos. Menciona “el curro de los intitutos anti-trata”. Sin esperar su turno (o quizás no hay nadie más anotade), Georgina le responde con amor que no viajaron 24 horas para venir a discutir con abolos. Quien toma la palabra ahora es (¿la fundadora?) de AMMAR-Internet. Nos cuenta sobre @confinalfeliz_radio; sobre la falsa creencia de que ser TS virtual es “subir una foto de pies y comprar una casa en la Patagonia”, cuando en realidad conlleva muchas horas de trabajo; sobre la atomización que produce el trabajo virtual, haciendo más difícil la organización sindical; sobre la inversión en tecnología necesaria para poder producir y vender material; y sobre los problemas que trajo la Ley Olimpia, creada para evitar la difusión de imágenes sexuales sin consentimiento, pero que, al igual que pasa con la Ley Anti-trata, es utilizada para atacar a les TS que se organizan para (por ejemplo) crear una plataforma local que reemplace a OnlyFans: “Además, como el 86% de las TS son madres, el miedo a que te denuncien es mayor”. Finalmente, invita a participar en una reunión virtual de AMMAR-Internet y propone ser solidaries con las onlyfaneras que quizás por una falta de politización todavía no se reconocen como TS: “Hasta los gatos VIP de Puerto Madero son compañeras perjudicadas por la falta de derechos”.
Ya sin lista de oradores Georgina vuelve a tomar la palabra y habla sobre la importancia de los informes de las trabajadoras sociales que permiten a las TS acceder, por ejemplo, a un plan Acompañar. O de les abogades, que funcionan como testigos externos para defender la identidad sindicalista en los casos en los que se acusa a la TS de no dar consentimiento: “Es urgente ampliar la defensa al ‘pasamanos’. Vender bolsitas de cocaína no es ser parte de una organización narco”. Respecto a la pregunta sobre qué país inspiró la ley que trabajaron desde AMMAR, Georgina dice que la ley es de inspiración latinoamericana y cuenta que en Bolivia hubo hace unos años una movida para dar documentos a una gran porción de la población, y que mucha gente tuvo la oportunidad de anotarse como trabajadorxs sexuales, como pasó acá durante la pandemia, pero que acá duró pocas horas porque las abolicionistas se organizaron para quitar esa opción del ReNaTEP (Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular). Después Georgina nos cuenta que a la persona de tatuajes en la cara y pelo corto (que ya se fue) no la habían dejado pasar, acusándola de varón cis, y se quejó de la hipocrecía de poner “No Binaries” en el nombre del Encuentro, pero en las prácticas seguir siendo biologicistas. Respecto a la pregunta sobre cómo acompañar la ley, Georgina dice que la urgencia es el hambre de las TS. Organizarse en ollas populares, sindicalizarse.
Viernes 18:00 hs.
Se levanta la sesión. Con Desi caminamos rosqueando hasta la plaza desde donde saldrá la marcha contra los travesticidios. Ambas coincidimos en que la fuerte presencia de AMMAR genera un taller mucho menos horizontal que otros, pero que mucho tiene que ver el hecho de que la mayoría de les asistentes sean curioses buscando aprender. Aún así, estamos extasiadas. Si la comparo con mi única otra experiencia en talleres de TS (La Plata, 2019), es notable el avance en el nivel de organización sindical. Si todavía no me he acercado a AMMAR Córdoba es porque me han dicho que están peleadas con la Red de Reconocimiento por el Trabajo Sexual, pero, ¿y qué? Si algo he aprendido en estas semanas de lecturas (y que este taller me confirma) es que la grieta Regulación vs. Prohibición es secundaria al lado de la urgencia de organizarse. Podemos tener ideas distintas sobre qué destino imaginamos para el trabajo sexual, pero lo urgente es encontrarse y, sobretodo, conocerse.