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El Masotta de Gerardo García

Por Mariano Pacheco

Los múltiples rostros de un personaje polémico, de un lector autodidacta, de un escritor polisémico. En este ejemplar de la colección “Pensadores de América Latina” de la editorial de la Universidad Nacional de General Sarmiento, el psicoanalista cordobés Gerardo Máximo García nos presenta al introductor de Jacques Lacan en el Río de La Plata bajo el sugerente título de Oscar Masotta. El estremecimiento de lo nuevo.

“Justificamos cierto recurso a la cronología para señalar el recorrido de Oscar Masotta debido a los múltiples ámbitos por los que pasó: la política, el existencialismo, la crítica literaria, la historieta, el pop-art, el happening, el psicoanálisis” puede leerse de la mano de Gerardo García, quien logra captar ese recorrido con maestría en este breve ensayo. Período de tan sólo dos décadas que marcaron la historia cultural argentina, y que podríamos situar entre 1954 (sus primeras notas en la revista Contorno) y 1976 (publicación de los Ensayos lacanianos), tiempo antes de morir en el Estado español, el 13 de septiembre de 1979.  En el medio Masotta publica su primer libro, Sexo y traición en Roberto Arlt (1965), lleva adelante esa experiencia de cruce entre marxismo y arte de vanguardia con los happenings del Instituto Di Tella (1966) y –vía Enrique Pichón Rivière que le facilita y lo alienta a leerlo– el descubrimiento, lectura y enseña de la obra de Lacan. Tarea, ésta última, que arranca con los seminarios de 1969 (luego compilados bajo el título de Introducción a la lectura de Jacques Lacan), se continúa en 1974 con la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires (más tarde Escuela Freudiana de la Argentina) y culmina con la publicación de los ya mencionados Ensayos lacanianos en 1976 (la tarea de enseñanza persistirá incluso en esos años de exilio europeo).

El autor de este breve ensayo subraya la importancia, de no pensar esa narración ordenada por fechas en términos de una “evolución intelectual”. Cuestión destacada por el propio Masotta y subrayada por Gerardo García al citar este extracto del prólogo del libro Conciencia y estructura, de 1967:

“Mis posiciones generales básicas– con respecto a la lucha de clases, al papel del proletariado en la historia, a la necesidad de la revolución, son las mismas hoy que hace quince años atrás. Lo que ha cambiado tal vez es la manera de entender el rol del intelectual en el proceso histórico: cada vez comprendo más hasta qué punto ese rol tiene que ser ´teórico´, esto es, que si uno se ha dado a la tarea de pensar, no hay otra salida que tratar de hacerlo lo más profundamente, lo más correctamente posible”.

Masotta afirmaba que no hay transmisión sin transgresión y Gerardo García lo remarca en este breve libro que, como tantos otros de esta colección, logra dar cuenta de la grandeza del aporte de figuras destacadas de la historia cultural de Nuestra América. Grandeza que quizás se encuentra en la comprensión de que, asimismo, no hay transgresión sin transmisión que habilite a otros a ser parte de la revuelta de ideas.