Arde Papi
Por Lea Ross
Si la creatividad política no tiene creatividad económica, no deja de ser más que eso: creatividad. La compra de pesos por EE.UU., frente a la quema de dólares, es un salvavidas de vidrio, no de plomo. Lleva su tiempo para que se hunda. Pero mientras flote, oxigena los bolsillos.
La economía no impactó en el voto, porque no se tomó como chivo expiatorio al gobierno. No es lo mismo padecer la inflación con un empleo que con varios. Cuando se ejercen distintos trabajos para llegar a fin de mes, la baja autoestima hace razonar la incapacidad propia de no monetizar el tiempo propio. “Me siento culpable”, dice cualquiera cuando carga el combustible en aumento, aún cuando no tiene simpatía por Milei.
En tiempos de crisis de representatividad, el que define una elección es el indeciso, el que no sabe, el que no está en ningún núcleo duro, el que prefiere escuchar música antes que el casete de un candidato. En definitiva: el que no tiene voz en las encuestas falopa.
La Libertad Avanza vapuleó a Provincias Unidas. Se comió sus reinados. Llaryora y Pullaro se mostraron como los herederos de los caudillos federales. Pero tomaron el costado “caudillezco” más oscuro, como son los sospechosos gastos de campaña, sean callejeros como para los algoritmos, y repartiendo “bonos” en el último día hábil, que generó enormes colas a los más necesitados en los bancos. La política es tomar a la gente de bolud*.
Milei logró consolidar la “federalización” del voto que requirió para mantener su transversalidad política. Sabía que desde su cuna porteña, necesitó apurar el nido vacío. Quien vota no solo lo hace por alguien que gestione bien, sino también que haga valer la pena, que trascienda las cuestiones rutinarias o domésticas. Oponerse a un gobierno es insuficiente. Lo prometedor puede avanzar de lo micro a lo macro.
¿O vamos a negar que Schiaretti, mandamás cordobés, siendo derrotado por Roca, dueño de una estación de servicios en una zona norteña, es épico?
Épica, federal y desde abajo. Esa debería ser la Argentina que quiera superar al papi Milei. Pero sobretodo: aquella que realmente quiera evitar que todo esto se queme.
