Pensamiento Crítico

¿Quién le teme a la epistemología transfeminista?

Por Yunga
Ilustración: Teikoku Shônen aka Imperial Boy

El pasado viernes 31 de octubre comenzó en la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FaMAF) de la UNC un taller de extensión llamado Epistemología Transfeminista, coordinado por quien escribe, junto a una amiga química y una “famafiana” docente en Computación. Como es usual, el taller pasó por las vías de difusión institucional vía mail, provocando la furia de unx egresadx, que en la red social X exclamó: “Alguien me puede explicar por que una facultad de FISICA Y MATEMATICA necesita una mirada EPISTEMOLOGICA TRANSFEMINISTA??? @famaf_unc dejate de joder”y etiquetando a Alejandro Álvarez, Subsecretario de Políticas Universitarias de la Nación, quien a su vez dijo: “Hay que terminar con estas cosas, pero lo tiene que hacer la Universidad”.

Así que yo, (no tan) humildemente, respondo: ¿Por qué una facultad de física y matemática necesita de una mirada desde la epistemología transfeminista?

Empecemos por lo obvio: el mundo se muere… ¡Aceleradamente!

Voy a suponer que unx egresadx de FaMAF y un funcionario universitario no niegan el cambio climático, pues sin esa base común no hay nada que discutir. El debate se reduce entonces a preguntarnos si las políticas de género ayudan acaso a evitar la extinción de nuestra especie, o si acaso es una distracción burguesa (o en palabras más afines a quienes me dirijo: si las políticas de género son una consecuencia de “la casta progresista”, que encontró “un nicho” en el género).

Voy a empezar concediéndoles algo: como bien dice el ex ministro de economía anarcosindicalista Yanis Varoufakis, es cierto que muchas veces los partidos progresistas (el kirchenerismo, los demócratas y hasta las izquierdas socialistas) se han aferrado a la batalla cultural como una forma de mantenerse progresistas en un mundo cada vez más capitalista, donde la lucha de clases se ha disuelto en una infinidad de individualidades; y sin embargo, eso no significa que no haya todavía mucho por aprender de la mirada transfeminista.

Haciendo el necesario esfuerzo pedagógico de ponerme en el lugar del otro, voy a imaginar que la razón por la que un subsecretario de políticas universitarias odia (es decir, teme) a la epistemología transfeminista, es porque imaginan un sistema dictatorial (una especie de dictadura del transfeminado) donde si no hablás con la “e” te mandan a una Colonia de Trabajo Correccional o donde si sos un varón cis que no se mete los dedos en el culo te van a colgar en la plaza pública. Es decir: imaginan el mundo tal cual es ahora, pero con los valores invertidos.

Y está bien. No pasa nada. Todes alguna vez hemos pensado así. Es, de hecho, el chip que esta sociedad nos instala por defecto. Eso que llamamos sistema hétero-patriarcal, pero que quizás haya que cambiarle el nombre porque la verdad es que el problema principal no es la división de géneros ni la genitalidad ni la orientación sexual, sino la forma que tiene nuestro sistema de enfrentarse a lo desconocido. Y eso, querido y odiado Alejandro, es epistemología pura y dura.

Veamos por qué.

Hubo un tiempo en el que sólo la gente con grandes herencias podían dedicarse a la ciencia. El caso de Einstein, quien necesitó trabajar en una oficina de patentes hasta conseguir un puesto como científico es una excepción hasta bien entrado el siglo XX, cuando los Estados de Bienestar permitieron que cada vez más gente pueda vivir de su labor científica.

Lejos estamos todavía de una sociedad en la que la Ciencia sea realmente inclusiva. Prácticamente todes les estudiantes de mi camada podíamos dedicarnos a estudiar 24×7. Este sesgo de clase nos hacía vivir en una burbuja tecnócrata en la que nunca nos preguntábamos sobre el rol social de la ciencia en relación a las desigualdades sociales, más allá de una confianza ciega en eso que Michel Nieva llama Ciencia Ficción Capitalista: esto es, la creencia de que las lógicas capitalistas serán capaces de salvar, si no al mundo, al menos a la especie (aún a costa de la muerte de miles de millones de humanos y no humanos).

La epistemología transfeminista, entonces, busca poner al Cuidado en el centro de la escena científica (e incluso metafísica). Bien sabemos que si hay algo que define a los roles de género es el tema de las tareas de cuidado. De les hijes, sí, pero también les xadres, les discapacitades y hasta de les hambrientes, como bien vemos en las trabajadoras de la triple jornada que trabajan, maternan y cocinan para merenderos y comedores comunitarios.

Mientras los científicos del mundo están todavía en su amplia mayoría atrapados en la lógica de la competencia y el mérito, un pequeño pero creciente sector de la sociedad está dedicando sus días a reemplazar esas lógicas por unas más comunitarias y ecologistas (antes de que sea demasiado tarde).

Y es por eso, señor Subsecretario de Políticas Universitarias, que una facultad de física y matemática necesita de una mirada transfeminista, AMMOHRRR.