COLABORACIONESPensamiento Crítico

Sistematizando diálogos entre tempestades

En medio de esta cruel coyuntura los movimientos populares nos vemos expuestos a una balanza entre la acción y la reflexión. ¿Cómo afrontarmos esta nueva crisis?

Por: Sergio Job Ilustración: @fuskavisual

Hay una nueva etapa en el país. El tipo de gobierno nacional electo, es parte de esas mutaciones. Los militantes de los movimientos sociales lo venimos observando, señalando, interviniendo, desde hace tiempo. Nos sabemos una expresión social de esas transformaciones que suceden en las territorialidades, en las subjetividades, en las vidas y las violencias, en la economía. A veces, hemos sabido construir herramientas eficientes, transformadoras, liberadoras para una partecita de este pueblo trabajador que somos. Otras muchas nos hemos quedado sin la tenacidad, creatividad, valentía, radicalidad que los hechos ameritaban como respuesta. Pero estamos. Y somos legión.

Estos meses ha sido tiempo de pensar(nos) con otros y otras. Intercambios, reuniones, formaciones, mates, mensajes, redes. La incertidumbre generó la sana reacción de mirarse, y toda excusa para juntarse es bienvenida. Es que sabemos que es momento de barajar y dar de nuevo. Y tenemos claro también que no estamos en el 2001 que nos parió. Veinte años después somos mucho pueblo organizado. Bastante. A la par sabemos que “el sentido común” está en disputa, que hay un relativo empate hegemónico entre tercios de opiniones sobre casi cualquier tema económico, cultural, social, y por ende: político. Acostumbrados a pensar binariamente, los tercios nos cuestan. Y decir tercios es simplificar, vivimos una realidad mucho más compleja que eso, incluso cada sujeto puede pertenecer a diversos tercios en temas variados.

En varios de esos temas, las posiciones que resultan circunstancialmente mayoritarias son contrarias a las nuestras. Ese hecho no nos desvela de sobremanera, sabemos nadar contra corriente, hemos demostrado tener templanza y entendemos también que toda posición es inestable y mutable si logramos tocar ese nervio sensible que a veces logramos ubicar. No hay sentidos fijados de manera rígida. Incluso los dogmas en estos momentos, no son sino una exacerbación histriónica y momentánea frente a la incertidumbre, no son sentidos rectores inalterables y persistentes en el tiempo.

Hay que tener presente que no vivimos un período de sujetos cartesianos, racionalidades weberianas y coherencia interna. Son sujetos fisurados y dislocados en sociedades frenéticas y fragmentadas (in)comunicadas a través de redes y monopolios mediáticos. Advertencia metodológica: nosotros también somos parte de lo observado.

Hemos aprendido algunas cosas en el andar, y sabemos de las diversas texturas que presenta el amplio espectro de formas de dominación, gestión y gobierno. También de cómo desde lo intersticial: alojarse, empujar, abrir, patear, expandir. Vale esto para el desarrollo de una experiencia organizativa en un barrio hasta en el construir y desarrollar una política pública dentro de gobiernos, poderes o Estados relativa y mayoritariamente ajenos.

En este marco, los encuentros y diálogos que se sucedieron, los intercambios que abonamos, permitieron algunas conclusiones: a) la coyuntura nos invita y obliga a salir a convocar más ampliamente que nuestras organizaciones; b) tenemos un papel protagónico que jugar en la etapa, y es casi una responsabilidad histórica frente a nuestro pueblo asumirlas; c) es importante y necesario que construyamos mejores herramientas en la esfera política, para lograr expresar institucional y mediáticamente lo que somos y lo que queremos y podemos ser. Son pocas certezas, pero quizás suficientes, no es el ¿Qué Hacer?, pero es algo.

Para el primer punto creemos importante que cada quien según su lugar, características, vínculos y solidaridades, pero animándose a un anillo más allá que lo conocido, desde cada territorio, desde abajo, convoque abiertamente a espacios para pensar y actuar junto a otros y otras. Serán instancias más complejas y desordenadas que nuestras dinámicas internas, pero necesarias. Que nos obliguen a la escucha, la observación, la reflexión, que tensionen nuestros conceptos y miradas, que debamos empujar y acompañar el hacer junto a otros modos. Acá se propuso denominar esa instancia como Concejos Populares Solidarios, en tierras bonaerenses vimos que la compañerada habla de Multisectoriales, cada quién le llamará a su modo.

Y esto enlaza con en segundo punto, es decir, las tareas a desarrollar. Una y otra vez emergieron labores que pueden agruparse en estos 3 ejes: i) Organizar la Solidaridad, ii) Organizar la Resistencia, iii) Organizar la Palabra. Ese es el papel protagónico que estamos llamados a jugar. Contra más coordinado y en diálogo estén los diversos CPS o Multisectoriales, tanto mejor.

En el tercer punto necesitamos poder ir delineando, amasando, pacientemente pero desde ahora, el espacio que pueda expresarnos políticamente en Córdoba. Ir ordenando vocerías, conducciones, programa. Desde acá, desde nuestra realidad, problemas, debilidades y fortalezas. En un diálogo fraterno e intenso con las experiencias del país, pero cordobés. Que el barajar y dar de nuevo obligue a tejer también en otros lares lo que acá se teja, sin importar si en Buenos Aires están uno, dos o tres casilleros más allá o más acá. Debemos responder a las necesidades y realidades cordobesas, y ese es el protagonismo y el gran aporte que podemos hacer al proceso nacional.

Acá quiero detenerme. En estas tierras necesitamos partir de aceptar que venimos haciendo lo que podemos, lo que nos da, pero sincerar que eso ha sido absolutamente insuficiente. Los resultados electorales, pero también la realidad de nuestros territorios y los valores éticos que priman, nos muestran que todo lo hecho y construido hasta ahora, con muchísimo esfuerzo, debe ser profunda y revolucionariamente revisado. No hay genios, nadie tiene la receta, bajémonos del pony todos y desde el llano construyamos algo que nos sirva a todas y sobre todo, que sea faro de esperanza para el andar de nuestro pueblo trabajador.

También valoremos los recorridos, intentos, experiencias disponibles, para desde allí encontrar las herramientas que pueden rescatarse para fortalecer. No hay que empezar siempre de cero.

Estas líneas no pretenden ser más que un escueto recopilado e intento de sistematización de los diálogos de estos meses. Que tengamos la templanza, inteligencia y dignidad que el momento exige para estar a la altura. Guardo la esperanza que sí.