COLABORACIONESGIIHMA

“No hacemos papers, escribimos”: Dilemas y orientaciones sobre la investigación en el camp

Por Juan Ignacio Pisano y Emiliano Scaricaciottoli (GIIHMA)

“Yo no hago papers, escribo”

-Nicolás Rosa.

Podríamos decir que se trata de crear ficciones, modos de reformular el espacio común en el que vivimos. Ensayos, en definitiva, que se sostienen en una concepción del lenguaje: no mero instrumento de transparencia, sino el fundamento de toda opacidad. Porque ensayamos ficciones permanentemente para pensar de ese modo la distribución material y simbólica del reparto social de lugares y posibilidades que nos toca. El efecto de transparencia objetiva, ese supuesto tocar lo real, no es más que la ilusión mayor que el lenguaje inocula en quien se lo toma a la ligera como mero instrumento de comunicación. Esta división puede usarse para pensar los modos de producción textual, ya sea en un ámbito institucional académico, o en la autonomía y la autogestión (que es el camino que elegimos en el GIIHMA). Los estudios sobre heavy metal se encuentran tensionados entre esos dos polos. O se proclama: ¡he aquí la verdad, la encontré investigando! O, como la otra opción (la que nosotros adoptamos), se acepta lo abierto: la existencia del otrx. La postura que se elige tener ante el lenguaje puede revelarse en los modos de nombrar al propio trabajo. Somos conscientes de eso y actuamos en consecuencia: nuestro primer libro propone “enfoques” y el segundo “un mapa”. Estos enfoques y este mapa, entre muchos posibles. Mirar así al lenguaje tiene la ventaja de no anular a la posibilidad como tal en el gesto declamatorio de la posesión de la verdad. Por eso es también importante el nombre elegido para designar un lugar de enunciación. No deja de llamarme la atención, en ese sentido, que haya quienes sostienen ese lugar en sintagmas donde afirman enunciar “en” y “desde” el heavy metal argentino. ¿Alguien sabe dónde está ese territorio sagrado donde el metal argentino realmente vive (ya una radio pregonaba que en su dial el rock vivía y así terminó… devorada por sus palabras)? ¿Adónde uno puede ir y decir: “en” y “desde” aquí, yo experimento la verdad y la digo? Nosotros no lo sabemos. Nosotros optamos por la experimentación, por los agenciamientos con otrxs que nos interpelan. Optamos por hacer del lenguaje un territorio de ensayos, y errores (¿y si la vida no es más que eso, aquello que es capaz de error?, se preguntó el ultimísimo Foucault). Optamos, incluso, por recorrer los bordes del género, las formas no aceptadas por el canon paternalista de lo más grande del heavy nacional. Optamos por desconfiar de los discursos que huelen a demasiada verdad y que intentan acaparar un espacio que debe ser abierto al punto de no poder hallar su localización más que en el encuentro. Optamos por la posibilidad, no por la fascinación en y desde un objeto. Optamos, en definitiva, por escribir: por ensayar ficciones impenitentes.

El cuadro actual actancial de grupos, redes, colectivos y encuentros de estudios sobre heavy metal a escala continental se enfrenta al viejo dilema ético y político: el miserabilismo universitario. Pero un miserabilismo que se extiende, se propaga, se canaliza en la claudicación de todo debate. La lucha por la “vanguardia”, por la visibilidad a toda costa, por los subsidios, por los “cargos”… Esa lucha, al menos es nuestra lectura, no se traduce en un fenómeno clasista. Como metalerxs docentes que investigamos y publicamos debemos dar un salto cualitativo a las opciones del afamado “norte global”. Eso significa, representa y construye, por ejemplo, el Colectivo de Investigación y Acción desde el Metal de Habla Hispana (CIAMHH). Ese es nuestro rumbo. Ni subordinar nuestra escritura a las pretensiones cientificistas de la academia anglosajona, ni el variopinto circo de la atomización de grupos de investigación que una vez por año se acuerdan que hay que publicar, que hay que competir, que hay que llenar los currículum.

Celebramos las diferencias, pero siempre y cuando nos lleven a un debate serio y orientado. ¡Es la política, estúpidx! Es nuestra militancia, nuestras formas de intervención. Celebramos también lo que Producciones Pliegues viene haciendo en torno a la universidad en Chile (fundamentalmente los capítulos I a III, antes de demonizar la tarea docente como el patrón del movimiento estudiantil y derrapar) Paradojas del nihilismo. La academia. Consideramos que la expresión más repugnante de la elitización de la universidad recae en su desconexión absoluta con el medio en y por el cual produce. De producir, entonces, se trata. El agenciamiento de los grupos de investigación o de lxs “lobxs solitarixs” que tratan de prenderse a los residuos del “norte global” no provoca otro interrogante: ¿cuál es la orientación de los estudios sobre metal en nuestramérica? O están al servicio de la lucha de clases, del movimiento de mujeres y nuevas subjetividades, de la lucha territorial de nuestros pueblos ancestrales, de la autogestión en la música, en lo habitacional del circuito en el cual producimos arte (sí, la escritura, la nuestra es arte, no su subsidiaria) o, sencillamente, claudicamos ante la esperanza remota de ser reconocidos, legitimados por el mundo anglosajón. Es más, le cantamos “re-truco” al “norte global”, pues allí también están sus luchas esperando que dejen de masturbarse con los orígenes del black metal escandinavo-que despierte del largo sueño Nödtveidt y haga lo suyo con sus compatriotas, por favor- o con la “circulación” antropológica de lxs cuerpxs en el Slam. Hay algo más que transita nuestros mundos. Un fantasma, parafraseando a Marx, que en y desde el metal nos obliga a superar la divulgación mediocre, misógina y wikipediada de sitios como El Cuartel del Metal (que ahora, se arroga de ser un espacio para la divulgación científica de falsos profetas que se “hacen la Europa” con el curro del Metal pero que se cagan abiertamente en las luchas en tránsito de sus pueblos) o de compañerxs que corren detrás, insistimos, del rastro vikingo. Si no asumimos el riesgo de la escritura y de la lectura, de la mutua y responsable lectura de nuestra tarea intelectual, no hay más que papers, vendedorxs del rancio humo, de migajas de antaño que la universidad y los fanzines han dejado podridas en el estanque de la nostalgia en tiempos de la posverdad.

La única tarea que tenemos por delante es pegar con un solo puño, dar los debates-no como una “comunidad hipersensibilizada” e hipócrita-, dejarnos golpear por lo debates reales que nuestro metal-el que se produce en estas tierras- nos propone y expulsar a lxs que se calzan la túnica pontifical. Lxs Profesorxs (con mayúscula) del metal se hacen en las aulas y en las calles, no en los laboratorios de los comité evaluadores para “sudacas” y pobres diablxs.

Abandonemos los papers, escribamos.