La poesía, mi libertad
Una entrevista a Damián Virginilo, un escritor del barrio obrero, uno de los más vigilados y azotados por la violencia policial en la ciudad de Río Cuarto. A los 18 años fue detenido y condenado a 10 años de prisión por una causa armada. Desde ahí hasta su libertad comenzó a escribir transformando la tristeza, el dolor, la lucha y resistencia en lo que sería su primer trabajo literario “La falla del sistema”.
Por Santy Rodríguez
¿Cuándo empezaste a escribir?
Yo empiezo a ir al secundario en el año 2010 aproximadamente yo ya llevaba dos años detenido, cuando ya pasas a pabellón de condenados las profes te hacen firmar un papel para que puedas salir si querés estudiar, yo no quería saber nada con el estudio pero bueno las profes ayudaron bastante para que en mí cabeza cambiará esa idea. Igualmente es muy difícil estudiar ahí adentro, porque la cárcel hace todo lo posible para que no lo hagas y el colegio funciona ahí adentro, después por el ruido, por qué no convivís solo, hay celdas que viven hasta 12 personas, o depende celadores que estaban en el momento, porque las profes le avisan a ellos para que nos lleven hasta la celda donde se dictan las clases y a veces avisaban otras no, no era fácil estudiar ahí adentro. A pesar de todo eso decidí ir y la escritura empieza con un trabajo que hago en una clase de primer año y la consigna era escribir algo del barrio la profe cuando lo corrige lo que puso, porque nunca me habían dicho que había echo algo bien, me incentivo a seguir escribiendo. Al paso del tiempo la profe me regala un libro de Sandino, porque adentro había una biblioteca pero no había este tipo de libros como los de Sandino, el che, el código penal, asique la profe medio en escondida me lo trajo como otro que era de César González que me incentivo muchísimo a seguir escribiendo porque me identificaba más con lo que escribía.
¿Pudiste trasladar todo esto a la escritura?
Y como te decía el poder empezar el secundario, tener contacto con estos escritores me incentivo a escribir las vivencias que tenía en la cárcel, en modo de relato, versos, sin tener idea de lo que era la poesía. Después está misma profe me regala un cuaderno para escribir y ella se lo llevaba a un profe de la uni que es el Claudio Assad que me enviaba devoluciones y al mismo tiempo me aconsejaba de algunas cosas, así fue como empezar a escribir los primeros poemas.
¿Cómo era convivir todo esto con lo carcelario?
Y era bastante complicado al principio se me reían, se burlaban, por el mismo machismo con toda una crianza de no poder llorar, sufrir, decir lo que sentimos y adentro de la cárcel se potencia muchísimo más lo aprendido, a mí eso me costó luche para romper esa estructura que tenía culturalmente y más adentro que convivís con todos hombres que están midiéndose quien es más fuerte, entonces era bastante jodido. Yo escribía mucho de noche, no había mucha gente y había mucho silencio. Pero bueno fue romper con muchas cosas que también tiene que ver con conquistas que vienen dando el movimiento de mujeres y diversidades que yo lo viví también en mí casa con mí mamá, el ver cómo mí papá tenía problemas con el alcohol y lo transformaba llevándonos a vivir muchas situaciones de violencia y en un principio escribir era poder descargar todo eso.
¿Por qué llegas a la cárcel con un delito que no cometiste?
Es un policía que me agarra, que hoy en día están presos por corruptos, me agarran caminando por el centro con una amiga y me gritan que me suba al auto, un auto particular no era un patrullero, gritando que había sido yo y muchas otras cosas. Quedó detenido en la primera y al día siguiente me llevan a la comisaría del Alberdi, me hacen hablar con el jefe de policía y tenía todas armas de secuestro en el escritorio, era todo rarísimo porque no sabía cómo actuar ante toda esta situación, y el me dice que me agarrara un arma, son cosas que yo después de más grande entendí y que estaba todo armado para que me condenen. Estuve 11 meses en un pabellón de procesados y vi a un abogado dos veces solamente que me decía que me haga cargo para que me dieran menos años, yo vengo de una familia humilde, mis viejos no tenían para pagar un abogado y era uno que me daba el estado. En una de las audiencias el dignificado cuando el juez le pregunta que reconozca a los que cometieron el crimen y el hombre dice que no habíamos sido nosotros al frente del juez y el fiscal. Igual así mismo me condenaron a 10 años con 18 años. Te arrebatan tu familia, una gran parte de tu vida, todo. Y no soy el único hay muchísimos más que están con causas armadas adentro.
Sobrevivir también a un sistema armado para castigar y romperte…
Hay muchísima condena social y es difícil luchar contra eso, el mismo sistema carcelario está armado para despersonalizarte, trabajando todo el tiempo en el armado de un discurso de “tienen que cambiar” y te hacen olvidar hasta tu nombre, alguien que diga tu nombre es raro, la mayoría tienen un apodo y para el celador sos choro y eso es lo que hace el sistema carcelario, hacerte creer que estas para estar ahí, por eso hay muchísimos que salen y vuelven a entrar, trabajan muchísimo con lo psicológico y no es algo que pasa porque si, pasa porque hay todo un sistema armado que permite que pase. No hay reinserción social en la cárcel, porque lo que vivís y ves ahí adentro es inhumano ¿Cómo haces para salir de ahí adentro después de ver todo eso? Es inhumano.
¿Cómo fue el proceso de la creación del libro?
Fue como dos años después de salir de la cárcel, nos juntamos con un par de profes yo ya tenía un par de poemas y nos empezamos a juntar en el barrio y la plata la empezamos a juntar haciendo polladas para que se pueda hacer el libro. El proceso no lo hice solo, se involucró mucha gente y muchos pibes del barrio, haciendo fotos también con la Juli que la conocí adentro, estuvo bueno porque hubo mucha participación de los pibes. Y el día de la presentación estábamos todos, que la hicimos en un colegio donde la directora era la que me hizo el prólogo.
¿Cómo visualizas un sistema represivo de adentro y afuera?
Y la amenaza más grande de vivir en un barrio humilde es terminar ahí adentro, cómo si no hubiera otra salida, yo creo que sigue pasando lo mismo, la policía hasta el día de hoy sigue siendo la misma, los pabellones adentro está lleno de pibes jóvenes y la mayoría nunca habían ido al secundario, algunos ni sabían escribir, otros no saben leer, hay muchos afuera que hoy en día no terminan la escuela y lo primero que esta esperándote es la calle porque el estado no está para parar la mano, a solucionar porque los pibes dejan el colegio y porque sus necesidades básicas no se están contemplando.
¿Volviste a entrar?
Uf, justo esos también es toda una lucha porque no me dejan entrar, ya este es el segundo año consecutivo que me rechazan los pedidos. Una profe que da clases en un trabajo con chicos de sexto años querían que fuera para hacerme una entrevista sobre el libro, la profe hace el pedido, cuando ingresa un civil la profe hace el pedido eso va a Córdoba a la dirección general y de ahí mandan la respuesta, para el aguante poesía también me pusieron en una mesa con 3 escritores más y cuando presentaron la lista me tacharon a mí y no me dan ningún tipo de explicación de porque no puedo entrar, me dice que es porque estuve preso y es mentira porque hay un montón de pibes que salieron, son pastores y pueden ingresar con la iglesia a los pabellones. De derechos humanos el abogado hablo con el director y le dijo que la orden viene directo de dirección general de Córdoba, de la cárcel de San Francisco también me invitaron a presentar el libro, hasta el director de esa cárcel se prendió para hacerla y cuando hicieron el pedido también lo rechazaron, asique estoy sin poder ingresar. Pero por lo menos el libro esta en la biblioteca y en algunos pabellones.
“Y pronto me doy cuenta que el tiempo no ha parado a pesar de estar encerrado.
Esos muros viejos y cansados no me impedirán percibir lo que la bella naturaleza nos ha brindado.
Depende de mí tempo que lo disfrute del otro lado”
-Fragmento de primavera sin flores de Emiliano Martínez, publicado en “La falla del sistema. La poesía, mi libertad”. Emiliano fue amigo de Damián, detenido y condenado a sus 20 años comenzó a escribir, recuperó su libertad en el año 2012. El 27 de abril del 2014 falleció en la puerta de su casa de un disparo al corazón.