La Córdoba malcomida
Córdoba es una potencia agroexportadora, sin siquiera tener puerto. Todo gracias a la mano de Dios de agua bendita. Mientras tanto, los precios de la comida subieron por arriba de los salarios y las jubilaciones. Ganancias que quedan en manos de golosos offshore. La necesidad y urgencia de cambiar nuestra relación con los alimentos.
Por Lea Ross | Ilustración: @nico_mezca
El orgullo cordobesista se mantiene firme por la publicación que realizó Clarín, donde declaró que Córdoba se convirtió en el principal “tractor” de la economía nacional, en detrimento de Santa Fe y Buenos Aires. Esto es porque en el mes de mayo, se solaparon los siguientes datos recientes:
- Encabeza las superficies y cosechas de soja y maíz;
- Lidera las ventas y generación de empleo en la fabricación de maquinarias agrícolas, debido a su tradición fierrera;
- Destaca la expansión de cabañas de crías, con remates de genética en altos precios, y de feedlots a base de la expansión de la maíz, cuya burlanda alimenta el ganado;
- Encabeza la producción de volumen lechera, por ser la provincia con más cantidad de vacas, expandidas principalmente en el este provincial;
- Maneja el 34% del comercio mundial de maní;
- Genera un 70% de producción nacional de bioetanol a base de maíz.
Dice Clarín que “los cordobeses han ido transformando sus valles con escenografía serrana en un conglomerado de rubros agropecuarios, con creciente industrialización y valor agregado”, sin percatarse que parte de quienes vivimos en Córdoba, consideramos esa descripción con una simple definición: desmonte.
Más allá de eso, como podemos descifrar, el maíz ha jugado un papel clave en este crecimiento, ya que en los últimos diez años, se triplicó el área maicera en la provincia y cuadruplicó su cosecha, en base a un incremento del rinde por hectárea del 50%.
El crecimiento del maíz generó una reconfiguración en el patronazgo rural cordobés, cuyos principales referentes son la Aceitera General Deheza (AGD) y Porta Hnos. La primera, con crecimiento de punta en el comercio exterior, que incluye sus propios puertos privados (por fuera de la provincia; Córdoba no tiene puertos), pegados en la comentada “Hidrovía”. Mientras que el segundo, se maneja con el negocio de los biocombustibles, trabajando pezuña a pezuña con algunas figuras del sector ganadero. Entre ellos, la empresa Óleos del Centro SA, cuyos directores están imputados por el robo de más de cuatro mil vacas en el norte del país.
La mano invisible de Dios
Pero a pesar del enorme orgullo que le generó a grandes sectores cordobesistas los números publicados por el gran diario argentino, la realidad es que hubo factor clave que llevó a Córdoba a llevarse la medalla dorada, y que por ende se trataría de una noticia pasajera. Hablamos de la variable climatológica.
Fueron las precipitaciones de marzo y abril pasado, cuyas gotitas salpicaron los campos maiceros tardíos, y que el 70% de los mismos se encontraban en territorio cordobés. Esto fue lo que llevó a la mayor cosecha del cereal de toda la historia provincial, con rindes de promedio récord de 9,09 toneladas por hectárea en abril, cuando hasta el mes anterior lo lideraba Santa Fe con 9,25 tn/ha.
En cierta manera, el fervor cordobesista que se emana de la pampa húmeda es en realidad parte de ese ser argentino, cuyo orgullo se contempla a partir de un evento de tintes teológicos. Parecido a un Lionel Messi que se le exige que por sí solo alcance la Copa del Mundo para la Selección de su país, como cual enviado de Maradona. Son aquí la santa cosecha que se eleva por la bendición de las lluvias, tal como lo expresa magistralmente ésta escena de la película Plata dulce (1982), de Fernando Ayala.
Aquel milagro argentino, disfrazada a su vez de cordobesista, fue el verdadero “momento mágico” que explica que la empresa de alimentos más grande del país sea Arcor.
No fue magía
Según la historiadora del CONICET, Verónica Baudino, el éxito de Arcor, una empresa nacida hace setenta años en Arroyito que se convirtió en una multinacional alimenticia, se debió principalmente por las características del suelo agropecuario del país, que llevó a que durante un siglo, el maíz local sea más barato que en otros países competitivos, como Estados Unidos. De ahí a que los caramelos Arcor se volvieron más baratos a nivel internacional, ya que más de la mitad de su composición es de glucosa, proveniente del mencionado cereal, que le permite ser un insumo barato; y por ende, más ventajosas a nivel competitivo.
En menor medida, Baudino menciona también su incidencia en la política monetaria, al ser uno de los impulsores en 1977 de la Fundación Mediterránea, cuyo referente estrella, el cordobés recibido en Harvard Domingo Felipe Cavallo, asumió al lustro siguiente a la presidencia del Banco Central argentino, para estatizar la deuda privada; y luego ocupar dos veces el Ministerio de Economía para lanzar la mencionada Convertibilidad, el Megacanje y el Corralito.
Todos estos “momentos mágicos”, permitiendo convertir a Arcor en un monstruo alimenticio, donde según el balance del primer trimestre (enero, febrero y marzo) de 2021, obtuvo ganancias por 3.857 millones de pesos, cuando en el mismo período del año pasado fue de $ 679 millones, es decir se multiplicó por cinco (+468%).
God Save The Queen
Incluso, podría pensarse que los dividendo que eso genera para la familia Pagani, una de las acaudaladas del país, podrían depositarla en cuentas offshore. El dueño de la compañia, Luis Alejandro Pagani, comparte con su esposa, María Eugenia Novoa, el paquete accionario de la empresa “Li Atlantic Investment LLC”, creada en noviembre de 2012.
Según los registros del Estado de Florida (Estados Unidos), uno de los distritos predilectos para registrar sociedades en secreto, la compañía continúa en actividad, mientras lo tiene a Sergio Limonti como su agente. Limonti también tiene su puesto en la filial de Arcor en Florida.
Por otra parte, los Panamá Papers destaparon sociedades donde la pareja Pagani-Novoa comparten otras dos firmas. Una es el “Roquel Properties LTD.”, registrada en las Islas Vírgenes Británicas y creada el 2 de abril de 2012. Como un chiste de pésimo gusto, justo en la fecha donde se cumplían 30 años del desembarco de las tropas argentinas en las islas Malvinas, en manos de la colonia británica. En esos tiempos, se aplicaba una serie de medidas restrictivas al retiro de dólares, conocida como “cepo”.
Los dueños de Arcor, escrachados en la base de datos de los Panamá Papers.
A su vez, los hermanos Luis y Alejandro Gustavo Pagani son socios y beneficiarios del “Quinam Investments LTD.”, creado justo un mes después del “Roquel”, el 2 de mayo de 2012. También registrada en las Islas Vírgenes Británicas.
Por otra parte, otros integrantes de la gran familia Arcor son Liliana María Pagani y Mario Enrique Pagani. Tanto accionistas como beneficiarios, registraron sus propias empresas llamadas “Karoby Consulting Limited” y “Lafico Group Limited”. Ambas empresas se armaron en la misma fecha que el “Quinam” y están registradas en el mismo archipiélago de la corona.
Todas las compañías mencionadas bajo la jurisdicción de las Islas Vírgenes Británicas llevan la firma de los Pagani registrados bajo un domicilio del país de Uruguay. Se trata de la dirección “Dr. Luis Bonavita 1294”. En esa misma dirección están registrados los nombres de Víctor Daniel Martín y Claudia Elena Bassano. El primero es considerado como la mano derecha de Luis Pagani, estuvo a cargo de la dirección ejecutiva de Arcor y ahora es uno de los integrantes del directorio. Mientras que con su pareja, Bassano, conformaron en 2008 una empresa llamada ISAV SA, registrada en el mismo domicilio donde ellos viven actualmente, en el Complejo Capitalinas de ciudad de Córdoba.
Martín y Bassano figuran como accionistas y beneficiarios de “Ragley Enterprises Inc.”, casualmente también conformada el 2 de mayo de 2012 y bajo la jurisdicción de la corona británica.
Todas estas compañías recurrieron como intermediario para su conformación una empresa uruguaya llamada “Hoslynd SA”. Se trata de la intermediaria en Uruguay que más empresas fantasmas ha creado en los Panamá Papers. Pertenece a una escribanía llamada “Hordeñana y Asociados Corredor de Bolsa SA”. Su dirección es Juncal 1205, en piso 13, de la ciudad de Montevideo. En esa dirección está registrado, y como a cargo de la asesoría, Gonzalo Hordeñana, financista uruguayo cuyos negocios ocultos también figuran en los Panamá Papers, para fraguar los billetes de la obra pública al exterior.
Semejante desfile offshore forma parte de la suspicacia y del maremoto especulativo, que caracteriza al sector que supone nos da el pan nuestro de cada día.
Saladas
Pero hoy en día, Arcor ya no es solo caramelos, tal como se lo muestra el hijo de Pepe Argento, en una de sus últimas publicidades.
Llamativo que Coqui no halla agarrado las típicas golosinas que encontraría en los stands de los cajeros, siendo un personaje que preserva una personalidad infantil. La clave pasa por la incertidumbre del negocio azucarero, donde se especula que los organismos internacionales, pretenderían en poco tiempo actualizar los margenes de salubridad sobre esos productos, que llevaran a la azúcar procesada en un destino restrictivo como la que tuvieron el alcohol y el tabaquismo.
Pero aún así, le resultaría dificil a la familia Argento pagar todos esos productos. El mes pasado, el Centro de Almaceneros de Córdoba expuso un informe, donde analizó 19 productos alimenticios que participan de la Canasta Básica Alimentaria, mostrando cómo evolucionaron sus precios entre abril de 2011 y abril de 2021. Entre ellos, aparece la mismísima polenta Arcor que agarró el hijo de Pepe, solo que en la tabla figura como “Harina Maíz Inst. x 750 grs.”. En números absolutos, vemos que algunos productos triplicaron a la variación que tuvo el salario mínimo vital y móvil, e incluso duplicando la jubilación mínima. Los alimentos que más padecieron la inflación son la batata, la carne vacuna, la yerba mate, el queso cremoso y el aceite de girasol.
Por otro lado, la Cámara también decidió transformar esos números en pesos en dólares, según las respectivas cotizaciones de esos tiempos.
Así “se observa que el promedio de aumentos en dólar oficial, de los 19 principales productos de la Canasta Básica Alimentaria, a lo largo de los últimos 10 años, fue de 3,32%; es decir, que las variaciones de precios de ésta moneda, fueron ínfimas, comparadas con el incremento promedio de pesos, que alcanzó -en el mismo período de tiempo- un 2.413%”.
Pass-through
Lo que el informe pretende decir es que el precio de esos productos no subieron tanto, sino que son lo salarios los que se estuvieron bajando. Un discurso muy parecido que instala la Sociedad Rural a la hora de justificar el aumento de precio de la carne.
Semejante planteo persiste en nuestra economía bimonetaria post-convertibilidad, ya que tuvo su repollo noventista. Para saldar la hecatombe hiperinflacionaria, que llevó a la retirada de Raúl Alfonsín, el presidente Carlos Menem y el “Mingo” Cavallo llevaron a la paridad del dólar con el peso, permitiendo al país a tener inflación cero, a costa de maximizar las ganancias de las empresas mediante la aguda flexibilidad de la regulación empresarial y la precarización laboral, que benefició entre otros a Arcor.
Como dice el periodista Martín Rodríguez en la Revista Panamá: “Si nos gusta pensar que la inflación en la Argentina es el síntoma también de nuestra puja distributiva, Menem hizo una década solucionando el dilema del huevo y la gallina: no habrá inflación… ergo, no habrá puja distributiva. (…) El fin de la inflación, el fin de esa Historia”.
Precisamente, Argentina padece un efecto llamado pass-through, que estipula que a medida que cambia la cotización del dólar, cambia el precio al consumidor, sin importar si es transables (commoditie) o no. Las razones de por qué ocurre eso, dependerá del modelo matemático a seguir. Podemos pensar que los alimentos están caros, porque los ingresos son bajos. O que en realidad, los ingresos son bajos porque fueron transferidos por quienes producen y venden esos alimentos.
Mugidos
El último y reciente informe del Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES), conformada por economistas cordobeses, muestra que desde julio de 2014 hasta marzo de este año, los alimentos en Córdoba tuvieron notables aumentos en los años donde hubo devaluaciones de tipo de cambio, que ocurrieron en 2014, 2016 y 2018-2019. Tanto los alimentos en general, como la carne en particular, estuvieron por encima del Índice de Precios al Consumidor en Córdoba. Semejante dato es notable, proviniendo de una ganadería que, se supone, quedó fortalecida como dice Clarín.
Una cuestión puntual que menciona éste último trabajo de OTES tiene que ver con que éstas estampidas inflacionarias afectan principalmente a las familias cordobesas que se encuentran bajo la línea de pobreza, ya que en base a la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2017-2018, la quinta parte de la población provincial que tienen los ingresos más bajos gastan un 34,5% de sus salarios para comprar comida. Mientras que el quintil más rico, solo lo cubre con un 15,7% de sus ingresos.
En la Canasta Básica Alimentaria, el rubro que tiene más prominencia es precisamente la carne; representara en más del 43% del valor total. Básicamente, son $10.646 que se requieren gastarse durante un mes en una carnicería para no ser indigente. En 12 meses, el precio de las pizarras de esos espacios comerciales tuvieron un incremento de un 81% en el precio de sus partes y derivados.
Según los números que maneja OTES, la industria alimenticia cordobesa tiene registrada más de 36.000 empelados en blanco en el tercer trimestre del año 2020. Eso representaría un 37% del empleo industrial en toda la provincia. Ahora bien, la tendencia de la década pasada, marcaba que la industria lechera era la que generaba más puestos de trabajo en Córdoba, pero durante la presidencia de Mauricio Macri, ha tenido una fuerte caída y una ligera recuperación en la transición con la gestión de Alberto Fernández. No tuvo la misma suerte la elaboración de panes, que no ha parado de descender. La producción de la carne por primera vez superó al sector lácteo en cuestiones laborales. Sin embargo, a pesar que la gestión macrista le habilitó una mayor participación en el comercio exterior, permitiendo exportar grandes cantidades de carne barata a China, eso no llevó a un impulso significativo de generación de puestos de trabajo, ni siquiera en los niveles alcanzados en 2013.
¿Y qué ocurre con los salarios de esos trabajadores? En términos reales, una caída de aproximadamente 20 puntos porcentuales entre diciembre 2014 y diciembre de 2019. En 2020 hubo una mejoría del 5% pero que no logra compensar la pérdida anterior. Tanto el rubro de procesamiento de carnes, como el de productos de panadería, tienen una remuneración promedio inferior al del total de la industria alimenticia y de la industria manufacturera en general.
Comer y alimentarse
Al pensador argentino Rodolfo Kusch le llamaba la atención que cada vez que entramos a un restorán, preferimos sentarnos en una mesa a espaldas de la puerta de entrada. ¿Lo notaron? Salvo que se trate de familiares, no tenemos la costumbre de aceptar que nos vean comer o que veamos comer a alguien. “Tanto en Buenos Aires, como en La Quiaca, en general, no nos agrada ver comer a nadie”, señala Kusch.
En ese sentido, nuestra relación occidentalizada con la comida lleva a que las grandes discusiones pasen por confundir el comer y no alimentarse. Comer es un acto fisiológico, urgente y primario. Alimentarse es predefinir la composición nutricional para una sociedad para esclarecer su propio devenir. Para eso, requiere discutir el alcance de esos alimentos, cómo lo lograrlo y con quiénes se pretenden trabajar.
Ante la inminente confusión entre comer y alimentarse, distintos sectores anunciaron el lanzamiento de la Mesa Agroalimentaria Argentina, con el afán de solucionar de manera urgente la adquisición de alimentos a precios acordes y de buena calidad. Resta simplemente leer sus palabras finales de su discurso inaugural:
“Debemos construir un plan nacional de abastecimiento que incluya un Plan Ganadero: hoy en Argentina producimos la misma cantidad de carne que hace 25 años; un Plan Fruti-hortícola: los y las argentinas consumimos menos de la mitad de fruta y verdura que indica la FAO; planificar cuencas lácteas y fortalecer agroindustrias locales. Necesitamos un Estado activo ágil y un gobierno con la decisión política de ir por este camino.
Y este camino tiene pasos concretos a dar, como la Ley de acceso a la Tierra; el financiamiento adecuado y acorde a la necesidad y realidad del sector; las normativas de habilitación de faena, elaboración y transporte integrado a nuestro sector; un impulso real y promoción a la agroecología como modelo productivo; y el Estado como gran comprador que debe abastecerse de nuestro sector para la implementación de políticas sociales y alimentarias. ¡Ahora es cuando!”